
En la época navideña ya es costumbre dejar como recuerdo la típica foto junto a los personajes que desde siglos han creado ilusión y felicidad en millones de niños alrededor del mundo, pero no siempre son sonrisas las que quedan…
Los amigos imaginarios son compañeros inseparables que conocen todas las travesuras, secretos y deseos de los niños.
Ellos nunca los traicionan y siempre están dispuestos a escucharlos, consolarlos, y acompañarlos, sin que les importe el momento o el lugar adonde deban acudir.
Tener amigos imaginarios en la infancia es un hecho que a veces sorprende a las familias.
No pocos padres consideran que si su hijo se crea un amigo imaginario es porque le está sucediendo algo malo o haciéndole falta compañía.
Esta incertidumbre de si están actuando bien o si la crianza que le están dando a su pequeño es deficiente, los conduce a infinidad de preguntas que, la mayoría de las veces, solo aumenta el dilema.
En la búsqueda de respuestas los mismos progenitores se preguntan si será solo su hijo el que tiene amigos imaginarios, o si se trata de una tendencia de los niños de hoy.
Para aclarar estas y otras dudas, te respondemos.
Los amigos imaginarios son personajes no reales que viven en la mente de los niños y que aparecen y desaparecen según la necesidad de cada menor.
No necesariamente, por lo general es algo normal. Estos personajes suelen surgir en la mente de los niños entre los 2 y los 8 años de edad y desaparecen con el tiempo.
No obstante, si sospechas que la llegada de los amigos imaginarios en tu hijo se encuentra fuera de lo común siempre te recomendamos consultar ayuda especializada. Acude a un psicólogo infantil porque es él quien te dirá si se trata de algo pasajero o de un síntoma de desorden.
Sí, los amigos imaginarios son fantasías que se inventan los menores y siempre y cuando exista fantasía existe creatividad.
Los amigos imaginarios lo mismo son muñecos que cobran vida, personajes enteramente irreales, animales ficticios… ellos pueden tener características “físicas” increíbles y hacer lo que nadie más puede.
Nada, absolutamente nada. Los amigos imaginarios no deben preocupar a los adultos, todo lo contrario, puede ser bueno para el niño tener un “compañero” con el que jugar y hablar. Si le resultara desagradable, o le hiciera daño su presencia no se lo inventaría.
Los padres deben actuar con naturalidad y hablar acerca y con el amigo imaginario, como mismo lo hace el niño. No es bueno que lo ignoren, lo rechacen o le peleen a su hijo cada vez que lo “trae” a la vida real.
Tampoco hay que decirle al menor que ese amigo no existe en verdad y que son mentiras que se está inventando.
Los amigos imaginarios pueden formar parte de la infancia y como parte del proceso de crecimiento al fin, deben ser aceptados por las familias.
Solo hay que tomar medidas cuando el niño quiera, por ejemplo, culpar a su amigo imaginario de una travesura que él mismo hizo y, por tanto, evadir todo tipo de responsabilidades.
Como ya te hemos comentado cada familia, por intuición, puede sospechar que un amigo imaginario se sale de lo común, es en ese caso cuando debe buscar ayuda especializada.
No obstante, se debe conversar con el niño o consultar a un psicólogo cuando:
Alrededor de la mitad de los niños del mundo, en algún momento de sus vidas (y ya sea por períodos prolongados o en ocasiones puntuales) ha tenido un amigo imaginario.
Algunos se crean un amigo imaginario que los acompaña en todo momento, otros, se inventan uno para jugar, un tercer grupo lo hace en un instante y luego se olvida de él.