6 errores que cometemos al acostar al niño: ¿cómo lo solucionamos?

En ocasiones, los padres cometemos errores a la hora de acostar a nuestros hijos, sin mala intención, claro. Pero esto hace que ellos tengan mayores dificultades para conciliar el sueño.
6 errores que cometemos al acostar al niño: ¿cómo lo solucionamos?
Mara Amor López

Escrito y verificado por la psicóloga Mara Amor López.

Última actualización: 04 febrero, 2022

Seguro que a más de uno, en algún momento, le ha costado que su pequeño se vaya a la cama sin rechistar y que, además, no se levante. Muchas veces, los padres agravamos la situación y no nos damos cuenta. En las siguientes líneas vamos a ver algunos errores que cometemos al acostar al niño y cómo podemos solucionarlos.

De esta manera, podremos saber si, sin darnos cuenta, nosotros mismo hemos estado entorpeciendo el sueño del pequeño. Para eso, basta con analizar los errores y tratar de corregirlos para que la situación mejore cuando vayamos a acostar al niño.

Errores que cometemos al acostar al niño

En muchas ocasiones, los padres, sin darnos cuenta, estamos complicando el momento de irse a la cama de nuestros hijos. Por supuesto que estos errores los cometemos sin darnos cuenta y con la mejor de las intenciones, pero no está de más saber en qué estamos errando para poder poner solución y que la hora de dormir no se convierta en una batalla campal.

No tener una rutina nocturna

La mayoría de los adultos tenemos nuestras rutinas al final del día que nos ayudan a relajarnos: ducha, cena, lectura de un libro y a dormir, por ejemplo. De la misma manera, un niño pequeño necesita una rutina para poder relajarse y, si no la tiene, le costará calmarse, lo que acabará afectando a la conciliación de su sueño.

Bebé durmiendo con un peluche para evitar algunos de los errores que cometemos al acostar al niño.

La solución es crear un ritual al final del día. No importa la edad que tenga el pequeño; un ritual predecible le ayudará a relajarse de su día y sentirse más seguro.

  • Ritual para un bebé: baño, ponerle el pijama, arrullarlo un poco, alimentarlo (biberón o lactancia materna) y a su cuna a dormir. Si tiene más de 24 meses, podemos dejarle un peluche para que le reconforte cuando se despierte por la noche, pero siempre asegurándonos de que no hay ninguna pieza que pueda provocar la asfixia a nuestro hijo.
  • Ritual para un niño más grande: baño, cena, leer un cuento, cantar una canción o rezar y a dormir.

Excesivos estímulos en la cuna

Otro de los errores que cometemos al acostar al niño es que en su cuna o en la cama haya demasiados estímulos. Si le ponemos una lámpara de colores, el móvil con música y todos los cacharros que se nos ocurran, creeremos que estamos ayudándolo a dormir, pero no es así. Lo que conseguimos es que el pequeño esté distraído con todo eso y se mantenga despierto.

La solución es disminuir los ruidos y lograr que la habitación se encuentre a oscuras. Puede que nuestro hijo necesite la ayuda de una luz quitamiedos, pero debemos intentar que esta sea tenue y no consiga distraer al pequeño.

Si hay mucho ruido en el exterior, podemos ponerle ruido blanco (el de las interferencias de la televisión) para disminuir los sonidos externos. El ruido blanco, al ser constante y monótono, consigue inducir el sueño de los bebés sin llegar a distraerlo.

Para niños más grandes, hay que descartar las pantallas, los móviles, las tablets, la televisión, el ordenador… Todos estos estímulos, llegada la noche, lo único que hacen es activar el cerebro, ya que este interpreta que esa luminosidad es por la luz del día, lo que le provoca dificultades para dormir.

Sacarlo de la cuna cuando empieza a llorar

Cuando, por la noche, el bebé llora o se queja, puede que sintamos la necesidad de arroparlo o correr a alimentarlo, pero quizás solo sea parte de su sueño y no necesite nada de esto. Si a la mínima lo cogemos, le estaremos quitando la oportunidad de relajarse por sí solo y volverse a dormir. Si este llanto es persistente y pasado un rato no se calma, entonces sí podemos cogerlo.

La solución es esperar un ratito antes de ir a ver lo que le pasa. Al igual que los adultos, los bebés y niños también tienen pequeños despertares durante la noche.

Cuando el pequeño empieza a llorar o a quejarse, debemos permitirle unos minutos para que intente dormirse solo; ellos no nacen sabiendo calmarse solitos, así que tenemos que darles esa oportunidad.

Acostarlo con el biberón

Algunos padres recurrimos al biberón para que ayudar a nuestro hijo a relajarse y a dormirse, pero esto tiene unos riesgos:

  • Va a crear una dependencia del biberón, por lo que luego no conseguirá dormirse si no es con este.
  • Dificultará el proceso de quitarle el biberón para empezar a beber con vaso.
  • Aumenta el riesgo de que le salgan caries.

La solución es que el biberón debemos darlo a la hora de comer, no de dormir. Con el ritual que hemos establecido, el bebé aprenderá a calmarse solo, sin la ayuda del biberón, ya que este hábito podría ser difícil de quitar más adelante.

Más errores que cometemos al acostar al niño

Niño usando una tablet antes de dormir, uno de los errores que cometemos al acostar al niño.

Permitir que se acueste demasiado tarde

Muchos padres trabajamos, llegamos tarde a casa y acostamos al niño más tarde para poder jugar un rato con él. El problema es que, si el pequeño se va a dormir tan tarde, va a estar muy cansado, molesto y no querrá dormirse.

La solución es poner horarios fijos de ir a la cama y respetarlos todos. Podemos establecer un horario para ir a la cama y respetarlo siempre. Si lo acostamos cuando empieza a rascarse los ojitos y a abrírsele la boca, le será más fácil aprender a dormirse solo.

Acostarlo en distintos lugares

A veces, permitimos que el niño se meta en nuestra cama algún día de la semana, sobre todo si está malito. El problema de esto es que le estamos mandando un mensaje contradictorio a nuestro hijo. Si unas veces tiene que dormir en su cama y otras le dejamos dormir en la nuestra, lo estamos confundiendo.

La solución es explicarle dónde tiene que dormir. Si no queremos que el pequeño haga visitas nocturnas a nuestra cama, lo que debemos hacer es establecer unas normas. Tenemos que explicarle que debe dormir en su cama todas las noches, durante toda la noche, porque así todos dormimos mejor.

Si el niño, a mitad de la noche, aparece en nuestra cama, no tenemos ni que gritar ni enfadarnos ni regañarle. Sin hablar, lo cogeremos y lo llevaremos de nuevo a su cama, le daremos un besito de buenas noches y volveremos a nuestra cama.

Respecto a los errores que cometemos al acostar al niño…

Hasta aquí has podido ver algunos de los errores más comunes que cometemos al acostar al niño. Seguro que si haces alguno lo haces con buena intención, pero, sin querer, estas perjudicando el sueño del pequeño. Con esta información puedes darte cuenta de qué es lo que haces mal para tratar de corregirlo.

Al final, todo tiene solución y, si algo no se está haciendo bien, tenemos la posibilidad de cambiarlo, así que, ponte manos a la obra y analiza lo que haces bien y lo que no para solucionarlo.


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