5 consejos para abordar la ira infantil desde el respeto

Descubre algunos métodos que, implantados con paciencia y raciocinio, ayudarán a los niños a manejar la ira de forma respetuosa y a entender mejor sus emociones.
5 consejos para abordar la ira infantil desde el respeto
Pedro González Núñez

Escrito y verificado por el educador infantil Pedro González Núñez.

Última actualización: 19 junio, 2020

Los niños tienen un manejo muy limitado de sus emociones. Es por ello que sus reacciones, en ocasiones, pueden ser excesivas. Este problema se suele ir solventando según se hacen mayores. No obstante, es importante saber cómo abordar este tipo de situaciones, como afrontar la ira infantil desde el respeto, para que el infante entienda cómo minimizar dicha emoción.

Un niño se puede sentir frustrado, resentido, enfadado, furioso o irritable. Es ahí cuando la ira podría aparecer de forma incontrolada si no actuamos antes. Por eso, el primer paso será conocer al pequeño, de manera que podamos tomar medidas para evitar que esta emoción se desmadre.

La ira infantil

Existen dos formas en las que se presenta la ira en el niño. Por un lado, encontramos una más interna, en la que el ritmo cardíaco, la adrenalina y la presión sanguínea aumentan.

En una segunda forma de aparecer, encontramos que el niño, después del berrinche, los gritos o los llantos, sufre frustración furiosa por la situación que ha provocado su estado de ira. Eleva el tono de voz, tensa los músculos y, en casos extremos, le puede llevar a pegar e insultar o romper objetos, incluso algunos de sus juguetes más preciados.

Niña enfadad tirándose del pelo porque es incapaz de canalizar su ira infantil.

Entonces, ¿qué podemos hacer para que los pequeños controlen sus accesos de ira? Según se van haciendo más mayores, resultará más fácil si se trabaja desde bien temprano en este sentido.

Métodos para abordar la ira infantil

Recuerda que en todo momento es necesario afrontar el tratamiento de la ira infantil desde un punto de vista respetuoso hacia el niño. Para ellos no es fácil entender sus emociones, controlarlas y aprender a manejarlas, racionalizarlas e impedir que, entre comillas, los dominen.

Sea como fuere, recuerda que entender y canalizar la ira del niño es una labor que hemos de hacer con él desde muy pequeños, prácticamente desde su nacimiento. Así, según se hacen mayores, tendrán mayor facilitad para identificar esta situación y manejarla con las herramientas a su alcance de las que los habremos dotado previamente.

Manutención de la calma

No debemos, por muy enfadados que veamos al pequeño, entrar en pánico, gritar y perder un poco el norte. Es básico mantener la calma siempre, ser pacientes, no zarandear al pequeño o gritarle y, de hecho, no nos podemos permitir accesos de ira propios.

Es mejor desaparecer, en tal caso, y hablar cuando estemos más relajados, pero no ser agresivos, pues mostramos al niño que esa actitud está justificada porque hacemos lo mismo que él.

Enséñale cómo puede reconocer la ira

Una vez ha pasado la rabieta, habla tranquilamente con el niño para que analice qué ha sucedido y cómo puede explicar su reacción. Charlaremos sobre sus sentimientos pasado el momento de crisis y negociaremos la mejor actitud para racionalizar lo acaecido.

Enseña cómo se puede actuar sin ira

La mejor forma de manejar la ira, tanto para niños como para adultos, es racionalizarla. Para ello, se tiene que poder explicar por qué reaccionamos de esta forma. Por eso, es bueno explicársela al infante a través de ciertas preguntas y sus respuestas:

¿Qué hacer para que mi hijo no grite? Una pregunta frecuente para muchos padres.
  • ¿Qué ha provocado ese acceso de ira?
  • ¿Qué soluciones podemos encontrar para cuando se repita la situación que nos enfada?
  • ¿Cuáles son las consecuencias de la actuación con ira y de la actuación tranquila y racional?

Para llegar a este punto y encontrar las respuestas, es bueno analizar lo ocurrido con el niño, y explicarle qué estuvo mal, por qué se produjo esa actuación y qué ha sucedido a consecuencia de dicha actuación.

Ayúdalo a expresar la ira

Expresar la ira es una buena idea para que el niño la entienda. Pero antes debe explorar esas emociones a través de diversas fórmulas creativas que lo ayuden a entender qué ocurre, por qué y cómo lo puede evitar. Por eso, es bueno que la dibuje, la pinte e incluso la escriba.

Enséñale a liberar tensiones

Por último, enseñaremos al pequeño a liberar tensiones a través de diversos vehículos que lo ayuden a canalizar la ira. Uno de los más interesantes es el deporte, que le servirá para canalizar el estrés. A su vez, contribuye a su sensación de bienestar a través de la liberación de endorfinas.

Sobre canalizar la ira infantil

Con estos 5 consejos para abordar la ira infantil desde el respeto puedes enseñar a los niños a manejar esos momentos de tensión y estrés que los llevan a reaccionar de formas agresivas e incluso peligrosas.


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