10 malos hábitos para los dientes de los niños

Los malos hábitos para los dientes de los niños favorecen muchas de las afecciones frecuentes de la boca. Aquí te detallamos aquellas costumbres que debes evitar para cuidar la salud oral de tu pequeño.
10 malos hábitos para los dientes de los niños
Vanesa Evangelina Buffa

Escrito y verificado por la odontóloga Vanesa Evangelina Buffa.

Última actualización: 19 junio, 2021

Pensar en nuestros pequeños con dolor de muela o en costosos tratamientos de ortodoncia no nos hace ninguna gracia. Pero lo cierto es que muchas veces estas situaciones terminan sucediendo por la presencia de algunos malos hábitos para los dientes de los niños.

Y lo cierto es que muchas de las afecciones de la boca se pueden evitar con los cuidados adecuados. En las siguientes líneas te contamos 10 malos hábitos para los dientes de los niños que se deben evitar para cuidar la boca los más pequeños.

10 malos hábitos para los dientes de los niños

Niña en el dentista para conocer los malos hábitos para los dientes de los niños.

1. Una higiene oral incorrecta

No higienizar la boca de los niños desde que son bebés puede traer consecuencias negativas. La acumulación de placa bacteriana y el azúcar incorporado con la dieta favorece la aparición de caries. Además, las bacterias que no se eliminan con el cepillado irritan las encías, generando su inflamación o gingivitis.

Muchos padres consideran que no es necesario limpiar la boca de los bebés cuando aún no hay dientes. También creen que los dientes de leche no deben cuidarse si, total, se van a caer. Lo cierto es que se debe comenzar con la higiene de la boca tan pronto como sea posible.

Cuando el pequeño aún no tiene piezas dentarias en la boca, se debe pasar un paño limpio mojado en agua tibia y frotar sus encías con suavidad. Al aparecer el primer elemento dentario hay que comenzar a usar el cepillo de dientes.

Los adultos son los encargados de realizar el cepillado dental hasta que el niño tenga la habilidad para hacerlo solo, lo que ocurre alrededor de los 6 años. Luego, los padres deben seguir supervisando y acompañando el proceso.

El cepillado debe hacerse por lo menos dos veces al día, con un cepillo de cerdas suaves diseñado para cada edad de los niños. Se debe procurar limpiar todas las caras de todas las piezas dentarias.

Además, se debe usar una pequeña porción de pasta dental con flúor, una mínima cantidad cuando son pequeños y del tamaño de un guisante cuando el infante aprende a escupir. A medida que el niño crece, se incorpora también el uso de hilo dental.

2. Hábitos de succión prolongados

Prolongar la costumbre de succión es otro de los malos hábitos para los dientes de los niños. Estas acciones repetitivas y compulsivas a lo largo del tiempo afectan la posición de los dientes y la forma de los maxilares que se están formando.

Estos son algunos de los hábitos de succión que pueden afectar la mordida:

  • Chuparse el dedo: la presión del dedo contra el paladar o los dientes de manera habitual deforma la arcada superior, trayendo problemas de oclusión, como mordidas abiertas o paladares ojivales, por ejemplo. Es importante hablar con el pequeño y ayudarle a dejar esta costumbre nociva.
  • Abusar del chupete o el biberón: el uso del chupete o el biberón después de los 2 años interfiere con el correcto desarrollo de los maxilares y la posición de los dientes.

3. Deglución atípica

La deglución atípica consiste en la colocación inadecuada de la lengua entre los dientes en el momento de tragar. En vez de apoyar sobre el paladar, como es lo habitual, la lengua se coloca entre los incisivos superiores e inferiores, ejerciendo presión y desplazándolos hacia adelante. Esto deriva en una mordida abierta, cuando las piezas superiores no contactan con las inferiores al morder. Un abordaje interdisciplinario entre odontólogos y logopedas ayudará a corregir esta costumbre.

4. Respiración oral, uno de los malos hábitos para los dientes de los niños

El niño respira por la boca en vez de hacerlo por la nariz. Muchas veces se debe a problemas de las vías aéreas que se tienen que solucionar, pues es la única manera que el pequeño tiene de respirar. Pero otras veces simplemente se acostumbra a respirar así.

Es importante solucionar este hábito, pues no solo afecta el correcto desarrollo de la boca, predisponiendo a maloclusiones, caries, periodontitis y mal aliento, sino que disminuye el rendimiento escolar del niño por falta de oxígeno y favorece las apneas del sueño.

Niño con caries en el dentista.

5. Morder objetos y usar los dientes como herramientas

Algunos niños tienen la costumbre de morder cosas de manera casi automática e inconsciente. Se llevan el bolígrafo a la boca mientras escriben o la manga de la sudadera, o la bufanda o cualquier objeto que esté a su alcance. Esto no solo los expone a bacterias que podrían ser nocivas, sino que también ejerce una presión innecesaria sobre los dientes.

Usar los dientes para abrir paquetes, desenroscar tapas o cortar hilos es otro de los malos hábitos para los dientes de los niños, pues también pueden dañar sus piezas dentarias al hacerlo.

Hablar con ellos y explicarles sobre el riesgo de esta costumbre es lo ideal. Pero también es importante que los adultos nos cuidemos de no hacer lo mismo; muchas de estas costumbres se imitan.

6. Exceso de azúcar, otro de los malos hábitos para los dientes de los niños

Las dietas con alto contenido de azúcares refinados favorecen la formación de caries, pues las bacterias de la boca las metabolizan y el ácido que producen destruye los minerales que forman los dientes.

Por eso, es conveniente evitar, o al menos reducir tanto como sea posible, el consumo de golosinas, refrescos, dulces y bollería. Lo ideal es ofrecerles a los niños una dieta nutritiva, variada y equilibrada y dejar los dulces para ocasiones especiales.

7. Mojar el chupete en azúcar

Embeber el chupete en azúcar, miel y otras sustancias dulces es una costumbre que tienen algunos padres para tranquilizar a sus hijos. Este es otro de los malos hábitos para los dientes de los niños, ya que favorece la formación de caries de la primera infancia.

Existen otras maneras menos nocivas de calmar a los pequeños. Acunarlos, pasearlos o jugar con ellos evitará dañarles la dentadura.

8. Dejar que el bebé se duerma con el biberón

Ya mencionamos que el uso excesivo y prolongado del biberón deforma la arcada superior. Además, dejar que el pequeño duerma con la mamadera en la boca es un factor de riesgo para las caries de la primera infancia.

El contenido del biberón permanece sobre las superficies dentarias durante toda la noche, favoreciendo la proliferación de las bacterias que destruyen el esmalte dentario. Si lo que se consume tiene sustancias endulzadas por el agregado de azúcar a la leche o jugos, las consecuencias son más graves.

Se debe evitar acostumbrar al niño a conciliar el sueño con el biberón. Y, si el pequeño toma su mamadera antes de dormir, lo ideal es limpiarle la boca para reducir el riesgo de caries.

9. Ofrecer todos los alimentos triturados

Morder la comida sirve de estímulo para la encía, los dientes y los músculos de la cara. Ofrecer alimentos sólidos y con distintas texturas favorece el correcto desarrollo de la boca y entrena la masticación para que se aprenda a dominar esta capacidad.

Si la comida se ofrece triturada y en papillas, el niño no experimenta las sensaciones que ofrecen las texturas ni tiene la necesidad de esforzarse para triturar los alimentos. Es por eso que lo ideal es ofrecerle alimentos semiblandos y sólidos de manera paulatina desde los 6 meses, siguiendo las recomendaciones del pediatra. Así, la boca crece de manera correcta y el niño aprende a masticar.

Darles todos los alimentos triturados es uno de los malos hábitos para los dientes de los niños.

“Los lactantes pueden comer alimentos en forma de puré, triturados y semisólidos a partir de los 6 meses; a partir de los 8 meses se puede dar a la mayoría de los niños diversos alimentos que se pueden comer con la mano, y a partir de los 12 meses pueden comer en general los mismos productos que el resto de la familia. Los alimentos deben tener una consistencia apropiada para la edad del niño”.

-Organización Mundial de la Salud (OMS)-

Algunos padres creen que los niños no necesitan acudir al dentista si no tienen ningún problema puntual. Esto no es verdad. Se debe llevar a los pequeños a su primera consulta antes del primer año de vida y continuar con controles cada 6 meses.

Esto permite que el profesional controle el crecimiento y desarrollo de la boca y la erupción de las piezas dentarias. Y, si surge algún problema, lo detectará a tiempo para solucionarlo cuanto antes. Además, les enseñará a los padres todo lo que tienen que saber sobre el cuidado de sus pequeños.

Adultos responsables de la boca de sus niños

Los malos hábitos para los dientes de los niños se pueden instalar por costumbres de los pequeños, por imitación de los adultos e incluso por acciones de los más mayores para consentirlos. Debes saber que es responsabilidad de los padres atender la salud oral de sus niños y vigilar estas prácticas dañinas.

Evitar y controlar estos hábitos perjudiciales ayudará a cuidar la boca de tu pequeño. De todos modos, si tienes alguna duda o no sabes cómo resolver una situación puntual, consulta con el odontopediatra. El profesional será quien mejor te asesore.


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