Violencia de género: prevención desde la adolescencia

La violencia de género es una práctica que restringe las libertades de la mujer y hasta puede poner en riesgo su vida. Reconocerla y combatirla desde la educación deben ser prioridades a corto plazo.
Violencia de género: prevención desde la adolescencia
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Fernando Clementin

Última actualización: 12 febrero, 2020

La violencia de género es un drama que se manifiesta también durante la adolescencia, aunque muchas mujeres no son concientes del maltrato que sufren o no se animan a exteriorizar sus miedos. Se debe trabajar desde la prevención para disminuir los altos índices de agresiones físicas y psicológicas hacia las mujeres.

En los últimos años, la violencia sobre el sexo femenino es un tema en debate en un gran número de países. No es para menos: las estadísticas son alarmantes y los casos de muertes por violencia de género crecen exponencialmente en los distintos rincones del mundo. No así la asistencia estatal para buscar soluciones definitivas.

Una de ellas, sin dudas, es la educación desde la adolescencia. La adopción de una percepción igualitaria es el primer paso para desarraigar este flagelo a futuro. Desde jóvenes, tanto hombres como mujeres deben incorporar los principios de la libertad individual de las personas, del respeto hacia el otro y de la igualdad sin importar el sexo.

Malos ejemplos en la familia

Un alto porcentaje de casos de violencia de género en adolescentes se da en jóvenes que han vivido episodios de este tipo en su hogar. El hecho de que las relaciones entre mujeres y hombres haya sido diferentes (para mal, claro) hace veinte años no justifica el maltrato. Cualquier tipo de violencia de género en la familia es algo que los hijos deben “desaprender” cuanto antes.

LAs tensiones de pareja pueden desaparecer gracias al diálogo.

En estos casos, no solo hablamos de violencia física, sino también de maltrato psicológico o injusticia social o laboral. Dos ejemplos claros: el hecho de que una mujer tenga prohibido salir a distenderse con amigas o que cobren menos dinero por el mismo trabajo que un hombre.

“La adopción de una percepción igualitaria es el primer paso para desarraigar la violencia de género a futuro”

Relaciones tóxicas que conducen a la violencia de género

El ámbito más frecuente donde la violencia de género se manifiesta es en los noviazgos de la adolescencia. Es cierto que son las primeras experiencias amorosas y que queda mucho por aprender, pero es fundamental que desde el principio la mujer sepa reconocer los síntomas de una relación insana.

Estos son algunos:

  • Obligación a aislarse de su grupo de amigos u otro entorno social.
  • Prohibición de salir con amigas o amigos.
  • Revisión de conversaciones en el móvil o el ordenador.
  • Desconfianza frecuente y episodios de celos.
  • Poco apoyo para emprendimientos personales o ataques a la autoestima.
  • No respeto hacia el espacio personal y la privacidad.
  • Control sobre la forma de vestirse o comportarse.
  • Agresiones físicas, verbales o coacción.

Algunas adolescentes que atravesaron por situaciones de violencia narraron que tras una conducta agresiva, el varón solía “compensar” con periodos de mucha dulzura y consideración. Esto es muy grave, ya que tiende a fortalecer la idea de que “el enojo siempre tiene alguna justificación” o de que “nada malo pasará si te comportas como quiero”.

Más adelante en la vida, las formas de violencia se amplían y hasta se agravan. Desigualdades en el ámbito laboral, en el propio hogar o incluso maltrato proveniente de profesionales de la salud como la violencia obstétrica son otros de los tipos más denunciados.

Consecuencias de la violencia de género en la adolescencia

Las mujeres víctimas de esta realidad traumática suelen presentar trastornos como depresión, angustia, insomnio, problemas para aprender y socializar, estrés o baja autoestima.

La violencia de género comienza desde la adolescencia.

Esto, además, puede derivar en problemas de alimentación (por miedo a “no verse bien” para su pareja), rendimiento escolar bajo o el abandono de actividades extracurriculares por pasar tiempo con su novio o para evitar hacer algo que le moleste.

La maestra le preguntaba a mi hermano ‘¿qué carrera quieres estudiar?’, pero a mí me preguntaba ‘¿con qué tipo de hombre te quieres casar?’

–Michelle Obama–

¿Cómo prevenir la violencia de género en la adolescencia?

Reiteramos: lo primero es la educación. Hay que inculcar en los niños la idea de que una relación amorosa o de amistad no implica la propiedad de una persona.

Además, también se debe apuntar a reeducar a los adultos y modificar los hábitos machistas de la sociedad actual. Algunos están tan arraigados que pasan casi desapercibidos, como la distribución de las tareas domésticas o el cuidado de los hijos.

Otros, en cambio, parecen ya superados por su más que evidente injusticia, pero lamentablemente no es así. Los honorarios por realizar el mismo trabajo o la distribución de cargos administrativos y públicos todavía muestran una tendencia favorable a la elección de hombres. Algunos países, sin embargo, han sancionado leyes de paridad en puestos electorales en los últimos años.

Finalmente, es de destacar también los principios y valores que se enseñan a las adolescentes. Deben saber valorar y defender su condición de mujeres como madres, novias, esposas, trabajadores o el rol que corresponda.

Desde muy temprana edad, es esencial que incorporen el aprecio de la libertad y el respeto por uno mismo y que sepan rechazar la sumisión, el maltrato o la injusticia basada en el sexo.

Por ultimo, no debemos olvidar que la violencia de género también puede ser aplicada a los hombres. Por supuesto, aunque con menor incidencia, estos también son susceptibles de sufrir agresiones físicas o psicológicas del sexo contrario. Algo contra lo que también debemos luchar.


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