¿Cómo saber si mi hijo tiene anorexia o bulimia?

¿Cómo saber si mi hijo tiene anorexia o bulimia?
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 05 mayo, 2019

La llegada de la adolescencia plantea nuevas preocupaciones a tanto para los niños, como para los padres. En este período que va desde los 13 hasta los 18 años, existen muchas probabilidades de que los jóvenes desarrollen los temidos trastornos alimentarios, como la anorexia o la bulimia, para sentirse mejor con su cuerpo.

Por lo general, estos problemas se asocian más a las niñas, por todo el tema de la belleza y la perfección. Pero, cuando los varones son víctimas de estos inconvenientes son más graves y difíciles de tratar, porque se asocia a otros cuadros relacionadas a una personalidad obsesiva.

Los casos de varones con anorexia o bulimia son más difíciles de tratar

Complicaciones que pudiera tener un adolescente frente a los alimentos

  • Anorexia: se caracteriza por sostener una restricción alimentaria exagerada, que va por encima de los requerimientos básicos de una persona, por un miedo profundo a engordar. Los pacientes anoréxicos sienten un intenso rechazo a tener un peso superior al límite considerado como normal. A veces, acompañan este comportamiento con episodios purgativos (consumo de diuréticos, provocación de vómitos o aplicación de enemas).
  • Bulimia: se trata de la ingesta excesiva y recurrente de alimentos, que se acompaña de conductas compensatorias para desechar la comida de forma natural. Paralelamente, incrementa la tendencia a presentar conductas obsesivas, impulsivas o depresivas.

Algunos nutricionistas insisten en que entre estos dos cuadros está el trastorno de la conducta alimentaria no especificado , el cual es una alteración que no cumple con todas las condiciones para ser considerada anorexia  o bulimia.

8 señales de alerta de la anorexia y la bulimia

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De acuerdo con los expertos, los niños o adolescentes que son propensos a sufrir de cualquiera de estos complejos escenarios cumplen con un perfil específico. Generalmente, los anoréxicos son muy responsables, ordenados, de corte obsesivo y exigentes consigo mismo ; y los bulímicos son desinhibidos y caóticos .

Por supuesto, no te preocupes antes de tiempo… Recuerda que la última palabra la tiene un médico especializado, quien pedirá una serie de exámenes que descartarán o avalarán su diagnóstico.

Mientras tanto, si tienes alguna sospecha o quieres aprender a identificarlos, te daremos esta lista de síntomas que no debes pasar por alto:

  • Demora mucho tiempo en comer: esta técnica permite que todos los comensales terminen de comer y luego tenga oportunidad de desechar la comida, sin que se den cuenta.
  • Restringe los alimentos ingeridos de manera sistemática: empieza a evitar las comidas grasas o los carbohidratos; posteriormente, elimina otros productos sin justificación
  • Hacen actividades físicas, luego de comer: realizan ejercicios extenuantes o salen a caminar hasta el cansancio.
  • Ir al baño después de cada comida para provocarse el vómito: estas conductas vienen acompañadas de ruidos para evitar delatarse.
  • Cambios de ánimo: apatía, aislamiento, irritabilidad y retraimiento son las emociones más evidentes.
  • Vestir con prendas holgadas: esconder su delgadez es su objetivo. Asimismo, procuran no mostrarse en trajes de baño o semidesnudos.
  • Irregularidades menstruales: en el caso de las niñas, dejan de tener la menstruación o no viene con la misma intensidad de siempre.
  • Interés constante en revistas o páginas web de recetas, dietas, ejercicios, belleza y nutrición.

Es fundamental estar muy atentos al desarrollo de nuestros hijos, porque la detección temprana de estos trastornos alimentarios evita que se agraven y haya consecuencias irreversibles en la salud de estos seres que tanto amamos.

Una conversación entre padres e hijos

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La mayoría de los problemas que aparecen en la adolescencia  se resuelven con una buena comunicación. Para que hablemos con ellos no hace falta tener tiempo, sino interés de charlar sin etiquetas, tabúes o señalamientos. Nunca olvides que, en algún momento, estuviste en ese mismo papel.

En este sentido, la herramienta más valiosa que hay para disminuir estos riesgos es la prevención. En cada conversación, la familia debe dar importancia a la verdadera esencia de los seres humanos, que se encuentra en nuestra personalidad, en las virtudes y en los defectos.

La prevención precoz ayuda a disminuir el riesgo de padecer estos trastornos

Actualmente, el aspecto físico posee un valor determinante en la sociedad, pero la orientación que se dé en casa y en el colegio es fundamental para ver la vida desde otro punto de vista. Asimismo, debemos enseñar hábitos alimentarios positivos que descubran el valor de la alimentación sobre la salud.

Crecer es un proceso difícil, porque tenemos que comprender y asimilar muchos cambios que ocurren simultáneamente. Pero, siendo madres y padres responsables, necesitamos estar cerca de esos jóvenes que no dejarán de ser nuestros pequeños.


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