¿Por qué tienes que repetirles a tus hijos las cosas 5 veces?

¿Alguna vez has tenido que repetirles las cosas a tus hijos más de 5 veces? ¡Te contamos por qué y cómo puedes solucionarlo!
¿Por qué tienes que repetirles a tus hijos las cosas 5 veces?
María José Roldán

Escrito y verificado por la psicopedagoga María José Roldán.

Última actualización: 16 octubre, 2020

Quizá hayas notado que en más de una ocasión has tenido que repetirles a tus hijos las cosas 5 veces o más. ¿Es normal o solo es una manera que tienen los niños de ponerte nervioso? No es que te quieran poner nervioso, ni mucho menos, simplemente es que si no te diriges a ellos de la forma correcta, es posible que no entiendan.

¿Por qué los niños no hacen lo que decimos la primera vez que lo decimos? Aquí te damos algunas razones desde la perspectiva del niño, además de soluciones que funcionan para los padres.

¿Por qué tienes que repetirles a tus hijos las cosas 5 veces?

Madre hablando con su hijo porque tiene que repetirle las cosas 5 veces.

No comparten tus prioridades y tienes que repetirles las cosas

Ningún niño comprende por qué un baño es tan esencial para ti. Para los pequeños siempre hay cosas más interesantes que hacer que lo que los padres le dicen que haga.

Puede que no te parezca relevante, pero el juego de un niño es su trabajo; así es como aprenden los jóvenes humanos. Eso es algo bueno pues seguramente quieres un niño que esté motivado, en lugar de esperar que lo entretenga.

Para ponerle solución a esto, primero, conecta con tu hijo poniendo interés sobre lo que está trabajando y reconociendo tus prioridades. Por ejemplo: “¡Wow, mira esta estructura elaborada que estás construyendo! ¿Puedes mostrarme cómo funciona?”.

Luego, dale una advertencia de que estás a punto de anular su agenda con la tuya: “Lucas, es hora de bañarse. ¿Quieres bañarte ahora o en cinco minutos? ¿En cinco minutos? Sin problema. Eso es un trato, así que vamos a hacerlo”.

Le has enseñado a que no te haga caso hasta que gritas o le amenazas

Tu hijo no es tonto y sabe que puede sacar tiempo extra antes del baño si simplemente te ignora. Eso no la hace malo, solo humano. Entonces, si tu pequeño es como el niño de ocho años que ignoró cinco solicitudes, significa que la has entrenado para que no te haga caso hasta que grites y por eso tienes que repetirles las cosas a tu hijos.

La solución es que, en lugar de dar instrucciones desde el otro lado de la habitación, acércate a tu pequeño y tócalo. Conecta comentando lo que está haciendo. Por ejemplo: “Disculpa, Isabel. Necesito decirte algo”, y espera hasta que te mire a los ojos.

Si está mirando una pantalla, adviértele de que vas a pausar el juego o la televisión. No le des tu directiva hasta que hagas contacto visual, para que ella sepa que hablas en serio. Después, pídele que repita lo que has dicho. Solo dale una advertencia, luego, cumple con el límite de tiempo que has acordado y sigue adelante con las consecuencias. Si no lo haces, la estás entrenando para que no te tome en serio

Necesita tu ayuda para hacer la transición

Cuando estás absorto en la pantalla de tu ordenador, ¿no te resulta difícil alejarte para atender a un niño quejumbroso? Los pequeños experimentan nuestras molestias repetidas de la misma manera que nosotros experimentamos sus quejidos, lo que significa que intentan desconectarse.

La solución es dar una advertencia cuando regreses en cinco minutos. Así pues, conéctate nuevamente comentando su juego: “¡Vaya, mira esos trenes!”. Pero recuérdale el trato: “Ok, Lucas, han pasado cinco minutos. ¿Recuerdas nuestro trato? Cinco minutos y sin problemas. Ahora es la hora del baño”.

Luego, crea un puente desde su obra hasta lo que estás preguntando: “¿Quieres que los dos motores salten de la pista y corran hasta el baño? Aquí, cogeré este y tú el otro; ¡vamos, deprisa!”.

Padre hablando con sus hijos porque tienen que repetirles las cosas muchas veces.

¿Por qué tienes que repetirles tanto las cosas a tus hijos? Su corteza frontal todavía está en desarrollo

Su corteza frontal todavía está desarrollando la capacidad de cambiar de marcha de lo que quiere a lo que tú quieres. Cada vez que estableces un límite que requiere que tu hijo renuncie a lo que quiere para hacer lo que tú quieres,;tienes que tomar una decisión.

Cuando decide que la relación contigo es más importante de lo que quiere en este momento, sigue con tu solicitud. Cada vez que haces eso, estás fortaleciendo las vías neuronales de su cerebro que le ayudan a redirigirse hacia una meta más alta. Así es como los niños desarrollan la autodisciplina.

Pero esto solo funciona si tu hijo cambia de marcha de buena gana. Si lo arrastras pateando y gritando, se resistirá, en lugar de elegir. Cuando esto ocurre, no está construyendo esos caminos neuronales de autodisciplina. Es por eso que hay un “yo” en la autodisciplina. Se elige desde dentro.

La solución ante esto es establece límites con empatía para que quiera cooperar. Has de tener mucha práctica ejercitando su cerebro para elegir el objetivo para conseguir.

En definitiva, recuerda que es necesario que tu hijo sienta que está escogiendo la opción correcta en cada caso… Así, no tendrás que repetirle las cosas tantas veces. ¿A qué esperas para poner estas estrategias en marcha?


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.