¿Por qué fuman los adolescentes?

¿Temes que tu hijo adolescente comience a fumar? ¿No sabes por qué continúa con este hábito que tanto le daña? Te ofrecemos algunas claves importantes al respecto.
¿Por qué fuman los adolescentes?
Elena Sanz Martín

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Última actualización: 03 febrero, 2022

Los efectos nocivos del tabaquismo para la salud han sido sobradamente demostrados. Aun así, son muchos los adolescentes que se inician a edades tempranas en este hábito tan perjudicial. La normalización del tabaco en nuestra sociedad puede llevarnos a pensar que su consumo no es tan grave como el de otras sustancias o que los jóvenes lo abandonarán al madurar.

Pero la realidad es muy diferente, por lo que es importante saber por qué fuman los adolescentes con el fin de evitar que comiencen o para intervenir a tiempo.

Se ha descubierto que la adicción a la nicotina puede comenzar incluso la primera vez que se prueba el tabaco. Algo especialmente relevante en el cerebro adolescente que aún no se encuentra completamente maduro. Por ello, los esfuerzos han de ir dirigidos, en primer lugar, a prevenir su consumo. Sin embargo, una vez iniciado el hábito de fumar, también es necesario actuar para que este cese lo antes posible.

¿Por qué fuman los adolescentes desde un inicio?

Chico adolescente fumando.

Normalización social del tabaco

Como antes comentamos, la normalización social del tabaco es uno de los mayores factores de riesgo. Es probable que los jóvenes conozcan a varias personas en su entorno cercano que fumen, incluso es posible que los propios padres lo hagan. En este último caso, se cree que el riesgo de que el hijo caiga en la misma dependencia es tres veces mayor.

Además, el acceso al tabaco por parte de los jóvenes es mucho más sencillo que a otras drogas y sustancias, ya que este es legal. La facilidad para adquirirlo, unido a la imagen del tabaquismo como un hábito normal y cotidiano, puede llevar a los adolescentes a iniciar su consumo.

Percepción positiva del tabaquismo

Por otro lado, las creencias asociadas al consumo de tabaco también juegan un importante papel. Muchos menores pueden no ser totalmente conscientes de los riesgos que entraña el tabaco; pero icnluso cuando sí lo son, hay una serie de factores que lo hacen atractivo.

Dichos factores suelen estar relacionados con ganar estatus social o mostrar una imagen de madurez, rebeldía o independencia. Es decir, puede que el adolescente sienta que fumar mejora la imagen que proyecta de cara a los demás.

Los adolescentes fuman por presión social

Además, la presión social y la necesidad por encajar en el grupo terminan de aumentar los riesgos en el inicio del consumo de tabaco. Así, los jóvenes cuyas amistades fuman y perciben esto como algo positivo y deseable tienen mayor probabilidad de fumar que aquellos que se rodean de otros jóvenes que rechazan el tabaco.

¿Por qué fuman los adolescentes después de un tiempo?

Con base en los anteriores aspectos, cabría pensar que el adolescente puede dejar de fumar al madurar, cambiar de entorno o hacerse realmente consciente de los riesgos para la salud. Sin embargo, existen varios mecanismos que hacen que el consumo de tabaco se mantenga o incluso aumente:

  • La adicción o dependencia física al tabaco puede producirse desde la primera vez que se consume, pero el riesgo se incrementa con el paso del tiempo. Esta se debe al alto potencial adictivo de la nicotina, que se hace cada vez más necesaria para el organismo del joven y le genera malestar si no la mantiene en ciertos niveles.
  • La dependencia emocional también explica por qué fuman los adolescentes después de un tiempo. Y es que estos se acostumbran a usar el tabaco como un regulador de sus emociones. Así, fuman cuando están ansiosos, estresados o nerviosos y no saben cómo gestionar esos sentimientos en ausencia de la sustancia.
  • Ciertos rasgos de personalidad también hacen a algunos menores más propensos a seguir fumando de manera prolongada. Es lo que se conoce como personalidad adictiva e incluye cualidades como el aislamiento social, la escasa tolerancia a la frustración, la baja autoestima, la ansiedad y la búsqueda de soluciones rápidas y fáciles.
    Chico encendiéndole un cigarro a su amigo porque fuman los adolescentes.

Prevenir e intervenir

Teniendo como referencia todo lo que acabamos de comentar, queda claro que prevenir es primordial, pues una vez que la adicción se instala es difícil erradicarla. Así, es importante cuidar que las personas más cercanas al joven no consuman tabaco, así como explicarle claramente los riesgos para la salud y forjar en él una autoestima sólida de modo que sea capaz de hacer frente a la presión social.

Por otro lado, si el tabaquismo ya es un hecho, será necesaria una intervención para ayudar al joven a superar la dependencia física y emocional y trabajar en sus recursos personales de afrontamiento. Cuanto antes reciba esta ayuda, mayores serán las oportunidades de éxito.


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