Niños con doble excepcionalidad: ¿qué características tienen?

Cuando un niño presenta dos o más necesidades educativas especiales, hablamos de doble excepcionalidad. Descubre las potencialidades y dificultades propias de estos menores.
Niños con doble excepcionalidad: ¿qué características tienen?
Elena Sanz Martín

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Última actualización: 24 enero, 2023

Un menor con necesidades educativas especiales de cualquier índole se enfrenta a numerosos desafíos y supone un reto para padres y educadores. Potenciar sus talentos y ayudarle a gestionar sus emociones no es sencillo, especialmente en un mundo poco adaptado para la diversidad. Pero, cuando en un mismo caso confluyen dos condiciones diferentes, estas dificultades se incrementan de forma notable. Es el caso de los niños con doble excepcionalidad.

Por esto es tan necesario comprender la doble excepcionalidad y saber acompañarla. Este es un término incorporado en la década de los 80 y que no entró en el léxico de los educadores hasta mediados de 1990. Conocido en inglés como Gifted with Learning Disability (GLD) y abreviado en ocasiones como 2E, se trata de un concepto que hace referencia a aquellos niños que conviven con dos o más necesidades educativas especiales.

Es posible que hasta el momento no hayas escuchado hablar al respecto. Pero, si tu hijo muestra un rendimiento inconsistente, unas emociones que no concuerdan con su capacidad o ciertas dificultades que contrastan con su alto potencial, quizá esta sea la realidad que vive.

¿Qué es la doble excepcionalidad?

Como decíamos, la doble excepcionalidad es la confluencia, en un mismo niño, de dos o más fenómenos en cierto grado contradictorios. Y es que estos menores presentan altas capacidades, con todo el potencial cognitivo y creativo que esto conlleva, pero también cuentan con otras necesidades educativas.

Existen diferentes tipos de niños doblemente excepcionales en función de las dificultades o trastornos comórbidos que presentan junto a las altas capacidades. A continuación te contamos cuáles son las más comunes, aunque pueden observarse otras variantes.

La emocionalidad de los niños con doble excepcionalidad es más compleja, por lo que su funcionamiento social y su rendimiento académico se ven afectados en mayor medida.

Déficits sensoriales

En este caso, los niños muestran déficits visuales, auditivos o motrices, junto con la alta dotación. Pese a las dificultades que esto conlleva, muestran un alto nivel de razonamiento y un buen ritmo de aprendizaje. Además, tienen grandes habilidades verbales y comunicativas, así como intereses variados y una buena capacidad para emplear el lenguaje simbólico.

Trastorno del Espectro Autista (TEA)

Este tipo de doble excepcionalidad es difícil de identificar, puesto que los comportamientos y las dificultades propias del autismo pueden ser pasadas por alto o atribuidas directamente a las altas capacidades. Esto es especialmente cierto en el caso de las niñas, quienes han demostrado tener una gran capacidad para mimetizarse y emular una conducta social neurotípica.

A pesar de esto, suelen tener problemas con los lugares y rutinas poco estructurados. Ellos luchan para comprender las claves sociales y el lenguaje indirecto y pueden sufrir rechazo debido a su timidez, rebeldía y falta de flexibilidad. A pesar de esto, suelen tener una alta capacidad verbal, cognitiva y amplios conocimientos académicos.

Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)

Cuando las altas capacidades conviven con el TDAH las principales dificultades derivan de la falta de atención y la impulsividad. Para estos niños es complicado mantenerse concentrados incluso en tareas que les interesan y les motivan. Además, suelen tener problemas para aceptar normas y límites, no completan los proyectos o tareas que inician y su rendimiento es inconsistente.

Estos menores con frecuencia se enfrentan al reto de cumplir con las altas expectativas que recaen sobre ellos y que no logran alcanzar. Y es que, debido a su alta dotación intelectual, se espera de ellos un determinado tipo de comportamiento y rendimiento. De esa manera, se pasan por alto las dificultades derivadas de su TDAH. Todo esto puede generar gran insatisfacción, frustración e inseguridad en su día a día.

Dificultades de aprendizaje

Por otro lado, las altas capacidades también pueden presentarse junto con una o varias dificultades de aprendizaje, como dislexia, dislalia o discalculia, entre otras. Sin embargo, estos niños también muestran diversas ventajas. Por ejemplo, pueden destacar en vocabulario, razonamiento abstracto o creatividad.

Es común que, en los niños con doble excepcionalidad, el foco siempre se sitúe en sus carencias o áreas de mejora y se obvie su alto potencial respecto de otras áreas.

Doble excepcionalidad, diagnóstico e intervención

Aunque es complicado obtener las cifras reales, se estima que cerca del 7 % de los niños en edad escolar son doblemente excepcionales. Y estas cifras pueden elevarse considerablemente en función de las fuentes consultadas. Sin embargo, detectarlos y realizar un diagnóstico apropiado no siempre se logra. Esto se debe a varios motivos:

  • Los test y las medidas que comúnmente se emplean para detectar altas capacidades no resultan útiles en estos casos, debido a que las otras condiciones asociadas pueden afectar al rendimiento de los niños.
  • Hay características compartidas entre varios fenómenos. Por ejemplo, la dificultad para acatar órdenes y normas se presenta tanto en las altas capacidades como en el TEA y el TDAH. Así, el evaluador puede quedarse con un primer diagnóstico y no indagar más allá hasta descubrir las comorbilidades.
  • El foco se concentra en las debilidades y dificultades del niño de forma exclusiva. Esto hace que sí se identifiquen algunos trastornos, pero no se descubra ni se desarrolle el potencial derivado de las altas capacidades.

Cuando el diagnóstico es incompleto, estos niños con doble excepcionalidad no reciben la atención y los apoyos que requieren, ya que no se comprenden sus necesidades en su totalidad. Esto puede afectar su autoestima, su rendimiento escolar y sus relaciones sociales, pues no se les acompaña para en trabajar sus áreas de dificultad ni para potenciar sus virtudes y ventajas.

Mejorar sus debilidades y potenciar sus virtudes

Por todo esto, es clave que padres y educadores conozcan de la existencia de la doble excepcionalidad y puedan ser capaces de identificar las señales. Además, es importante recordar que la intervención con estos niños será diferente a la realizada con quienes únicamente tienen una necesidad educativa especial. Atender la excepcionalidad del niño desde todos los prismas es lo que garantizará su bienestar y buen desarrollo.


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