Miedos nocturnos en los niños

Pocas cosas son tan comunes como los miedos nocturnos en los niños. Aprende más sobre cómo identificarlos y cuál es su importancia a continuación.
Miedos nocturnos en los niños
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 04 julio, 2021

Los miedos nocturnos en los niños son comunes. En ocasiones se trata de un trastorno del sueño que se parece a una pesadilla. Aunque pueden llegar a asustar mucho a niños, no suelen ser un motivo de preocupación ya que no es un indicador de alguna patología. Es similar a una pesadilla con la diferencia de que es exagerada y prolongada.

Estos suele ocurrir de dos a tres horas después que el niño se duerma. Sucede durante el sueño no REM que se pueden describir como una reacción súbita de miedo. Tiene lugar en la transición desde la fase de sueño más profunda no REM, a la más superficial del sueño REM, que es la etapa en que se producen los sueños.

Generalmente esta transición sucede con suavidad, pero hay mucha probabilidad de que el niño se asuste y se agite. Esta reacción de miedo es conocida como terror nocturno. Es más común en niños de 3 a 7 años de edad. Igualmente puede ocurrir en los adultos, principalmente cuando hay tensión emocional o consumo de alcohol.

¿Cuál es la causa los miedos nocturnos?

Los miedos y también el terror nocturno, están inducidos por una hiperactivación del sistema nervioso central. Este sistema es el que regula la actividad cerebral durante el sueño y la vigilia. Esto se produce porque en los niños todavía está madurando. Algunos niños tienen herencia o una tendencia a esta hiperactivación.

María Loreto Peña, neuróloga infantil de Clínica Avansalud, señala que aproximadamente el 80% de los niños sufre de miedos nocturnos, tienen un familiar o pariente cercano que también lo sufrió. También se relaciona con la herencia del sonambulismo durante la infancia, que esto sí es un trastorno del sueño.

Explica que puede durar de 10 a 20 minutos y el niño se vuelve a dormir tranquilamente. Durante este episodio los niños gritan, asustados y confundidos ya que no están conscientes de su entorno. Mientras esto sucede, el niño puede sudar, respirar muy rápido, sentir la aceleración de su frecuencia cardiaca.

A veces a esto se le suma la dilatación de las pupilas. La mayoría de los niños no saben explicar lo sucedido en la mañana cuando se despiertan, no conservan los recuerdos.

El terror nocturno y la mayoría de los miedos se han percibido en niños en las siguientes circunstancias.

  • Cansados
  • Enfermos
  • Fatigados
  • Estresados
  • Que estaban en un entorno diferente a su casa.
  • Bajo administración de un medicamento nuevo.

Relativamente estos miedos nocturnos son poco frecuentes, afecta entre el 3 y el 6% de los niños. El resto tienen una pesadilla de vez en cuando, mayormente le sucede a los niños que a las niñas. Es importante resaltar que han descrito que estos miedos puede tenerlos un niño de solo 18 meses de nacido.

Recomendaciones para actuar ante los miedos nocturnos

Según la neuróloga Loreto Peña, es preferible que los padres no interrumpan estos episodios. Es entendible que quieran consolar al niño, sin embargo, esta acción puede causar un efecto contrario al deseado. Esto puede provocar que el niño se ponga más agitado.

Lo más recomendable es que se debe esperar pacientemente hasta que pase. Hay que asegurarse de que el niño se sienta más tranquilo antes de dejarlo continuar su sueño.

Para evitar los miedos nocturnos se deben controlar varios factores, por ejemplo, los siguientes.

  • Que exista un sueño suficiente y horarios de sueño regulares. Se debe establecer y mantener una rutina para antes de acostar al niño que sea simple y relajante.
  • Reducir el estrés a que está sometido el niño. Asegurarse de que el pequeño descansa lo suficiente.
  • No permitir que el niño se canse demasiado estando levantado hasta tarde.
  • Evitar y controlar la fiebre u otra enfermedad que pueda afectar su descanso
  • Vigilar la ingesta de ciertos fármacos
  • Que el niño vacíe la vejiga antes de dormir
  • Intentar que siempre duerma en el lugar de costumbre.

 


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.



Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.