La técnica Koeppen para ayudar a los niños a relajarse

Enseñar a los niños a relajarse los ayuda a disminuir su ansiedad y mejorar su concentración. La técnica Koeppen es un método sencillo y divertido para lograrlo.
La técnica Koeppen para ayudar a los niños a relajarse
Elena Sanz Martín

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Última actualización: 06 enero, 2020

Los niños, al igual que los adultos, pueden sufrir ansiedad o estrés en su día a día. Ellos también experimentan situaciones difíciles que pueden generarles angustia, desasosiego o enfado. La relajación es una práctica extremadamente útil y beneficiosa para los pequeños en muchos aspectos. Por ello, hoy hablaremos de uno de los métodos más sencillos y divertidos para lograr que los niños se relajen: la técnica Koeppen.

Esta se basa en la relación existente entre la tensión física y mental. Cuando logramos relajar nuestro cuerpo, la ansiedad también se va reduciendo paulatinamente. Por ello, esta técnica utiliza unos sencillos ejercicios de visualización en los que guiaremos a los niños para que vayan tensando y relajando sus distintos grupos musculares. Cada ejercicio o historia ha de repetirse de dos a cuatro veces.

Ejercicios iniciales de la técnica Koeppen

1. El limón, ejercicio para relajar manos y brazos: “Imagina que tienes un limón en tu mano izquierda. Has de exprimirlo con fuerza para sacarle todo el jugo. Exprímelo fuerte. Nota cómo tu mano y tu brazo se tensan mientras aprietas. Ya lo has logrado, ahora suelta el limón y déjalo caer. Siente como se relaja tu mano y tu brazo. ¿Notas la diferencia?“.

Niña aplicando la técnica Koeppen para aprender a relajarse.

2. El gato perezoso, para relajar brazos y hombros: “Imagina que eres un gato muy perezoso y quieres estirarte. Estira los brazos frente a ti. Levántalos por encima de la cabeza y llévalos fuerte hacia atrás. ¿Notas el tirón en los hombros?. Ahora, déjalos caer a los lados y siente cómo descansan tus hombros y tus brazos”. 

3. La tortuga, para destensar hombros y cuello: “Ahora eres una tortuga sentada, muy feliz, en una roca. De pronto, te sientes en peligro: ¡tienes que esconderte! Mete tu cabeza en el caparazón, lleva tus hombros a las orejas. Ya ha pasado el peligro, ya puedes salir. Saca tu cabeza y siente cómo se relajan tus hombros y tu cuello”.

4. El chicle, para relajar la mandíbula: “Tienes un chicle muy grande, enorme. Quieres masticarlo, pero para ello has de usar todos los músculos de tu mandíbula. Muérdelo con fuerza, mastícalo. Ahora el chicle ha desaparecido, ya puedes dejar de apretar y sentir cómo tus músculos se relajan“.

Más ejercicios de la técnica Koeppen

5. La mosca, para relajar la cara, nariz y frente: “Tienes una mosca muy molesta posada en la nariz. Quieres espantarla, pero no puedes usar las manos. Inténtalo arrugando mucho mucho la nariz. ¿Notas cómo tus mejillas y labios se tensan? Ya has logrado que se vaya, puedes relajar totalmente tu cara”.

6. El elefante, para relajar el abdomen: “Estás tranquilamente tumbado en la hierba. De repente, ves que un elefante corre hacia ti. No te da tiempo a escapar y la única solución es poner tu estómago duro; ponlo tan duro como una roca. El elefante se ha ido en otra dirección, ya puedes descansar y relajarte”. 

7. La valla, para relajar el abdomen y la espalda: “Paseando por el bosque, ves un lugar hermoso al que deseas ir, pero tienes que atravesar una valla muy estrecha. Para lograrlo, tienes que meter tu estómago todo lo que puedas, como si quisieras juntarlo con la espalda. Lo has logrado, ya puedes volver a la posición normal y dejar el estómago flojo”.

Madre con sus hijos en el sofá aplicando la técnica Koeppen para ayudar a sus hijos a relajarse.

8. El barro, para relajar pies y piernas: “Estás caminando por una jungla cuando ves un barrizal; deseas meter tus pies en él. Para ello, has de empujar con toda la fuerza de tus piernas; empuja hacia abajo para caminar por el lodo. Ahora sal fuera, suelta tus piernas y pies y siente cómo se relajan”.

Utilidad de este método

Mediante estos ejercicios, los niños aprenderán a conocer y relacionarse con su propio cuerpo. Podrán familiarizarse con las sensaciones de tensión e identificarlas cuando aparezcan en su vida cotidiana. Además, aprenderán que relajando sus músculos pueden lograr reducir su ansiedad o nerviosismo.

No se trata de un ejercicio aislado, sino más bien de una práctica continua. Los pequeños han de realizarla con regularidad, al menos, una vez al día. Con ello, lograrán un mayor estado de relajación durante la jornada, mejorarán su atención y concentración, así como la calidad de su sueño. Además, mejorará su inteligencia emocional, ya que les facilitará la comprensión y el manejo de sus emociones.


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  • Varona Simón, L. (2018). Programa de intervención pragmática en niños con Disfemia.

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