Cómo preparar a tu hijo para compartir la habitación

¿Tienes pensado que tus hijos compartan el dormitorio? Entonces, no te puedes perder estos consejos para que todo salga bien.
Cómo preparar a tu hijo para compartir la habitación
María José Roldán

Escrito y verificado por la psicopedagoga María José Roldán.

Última actualización: 12 marzo, 2023

Cuando el hogar no tiene suficientes cuartos para que cada niño tenga el suyo propio, no queda más remedio que compartir dormitorio. Así, tanto si se trata de un bebé o de un hermano pequeño, para el mayor puede ser bastante complicado aceptar la situación. Por eso, en este artículo te contamos cómo preparar a tu hijo para compartir la habitación.

De hecho, compartir el dormitorio puede ayudar a los hermanos a aumentar su complicidad y a que duerman mejor. Además, lograrán tener un vínculo fraternal mucho más profundo. De ese modo, aprenderán a compartir, a comunicarse mejor y a tener una buena base para la resolución de conflictos. Pero antes de que todo eso ocurra, es necesario que, como padres, sepamos manejar la situación de la mejor manera posible.

Desafíos para compartir la habitación

Si el hermano menor es un bebé y llora, el más grande puede tener problemas para descansar bien e irritarse. Para ello, habrá que pensar estrategias creativas a fin de que ambos puedan compartir el espacio.

No podemos dejar de lado que el hecho de compartir la habitación puede entrañar algunos desafíos que habrá que saber abordar para evitar complicaciones. Por ejemplo, si tus hijos son mayores, puede que quieran jugar antes de dormir aunque tengan que madrugar. Para ello, es necesario tener en cuenta lo siguiente:

  • Ten en cuenta los temperamentos de ambos hermanos.
  • Intenta que se vayan a dormir en horas diferentes.
  • Piensa en maneras creativas para que ambos tengan el espacio que necesitan dentro del dormitorio.
  • Potencia un comportamiento aceptable como compañeros de dormitorio. Por ejemplo, silencio cuando el hermano duerme, respeto por el espacio y las cosas del otro o llamar a la puerta antes de entrar, entre otros.

Al tener esto en cuenta, los desafíos o problemas que se pueden presentar por compartir el dormitorio se pueden minimizar considerablemente. Eso sí, las normas de convivencia que se establezcan deberán ser respetadas al máximo en todo momento.

¿Cuándo es el mejor momento?

Puede que te entre la duda sobre cuándo es mejor que los hermanos comiencen a compartir la habitación. Y es que pareciera que esa ocasión perfecta nunca llegará, cuando en realidad, el momento adecuado lo puedes crear tú.

Lo primero que debes tener en cuenta es que tienes que tomarte un tiempo para que tu hijo se adapte a la transición. Por ejemplo, se puede mantener la cuna en el dormitorio de los padres por unos días y empezar a preparar la habitación para los dos. Es clave advertirle al mayor que el bebé dormirá con él cuando llegue a cierta edad.

¿Cómo hacerlo correctamente?

Es importante que se mantengan los horarios y las rutinas de ambos sin que el hecho de compartir el cuarto tenga que perjudicar a uno por beneficiar a otro.

Hacerlo correctamente puede llegar a ser fácil, siempre que se tengan algunas cuestiones en cuenta. Por ejemplo, cuando son pequeños no importa tanto que compartan la habitación. Sin embargo, cuando sean mayores es posible que requieran más espacio e intimidad. De todas formas, si no hay lugar suficiente en el hogar, se deberán amoldar a las circunstancias.

Lo ideal es que el hermano menor pase al dormitorio con el mayor cuando ya duerma toda la noche para no perjudicar el descanso de tu otro hijo. Además, potenciar hábitos y rutinas clave, como preparar las cosas para el cole antes de que ambos se marchen a la cama. De esa manera, se evita entorpecer el sueño de alguno de los hermanos. De todos modos, es fundamental que ambos tengan espacios personales. Por ejemplo, que cada uno cuente con sus partes del armario o algún cajón propio.

Potenciar el vínculo afectivo

Con todo esto en cuenta, verás que el hecho de que los hermanos tengan que compartir la habituación no tiene que convertirse en un problema ni mucho menos. Esta será su refugio en donde compartir experiencias y risas que permitirán potenciar un vínculo afectivo que no se podrá quebrantar con nada.


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  • Bilbao, A. (2015) El cerebro del niño explicado a los padres. Editorial: Plataforma Actual

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