Enseña a tu hijo a ofrecer disculpas sin tener que bajar la cabeza

Enseña a tu hijo a ofrecer disculpas sin tener que bajar la cabeza
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 12 abril, 2021

Ofrecer disculpas, pedir ser perdonado, son méritos que no tienen todas las personas. De hecho, muy pocas pueden decir que suelen pedir que se les disculpe cada vez que se equivocan, y menos, que se sienten a gusto cuando lo hacen. Para ellas el acto de hacer público su arrepentimiento denota flaqueza de carácter, personalidad débil, sumisión, servilismo y humillación.


Apoyados en esta opinión cada día proliferan cientos de humanos con pobreza de alma. Seres demasiado ególatras como para sufrir lo que a otros les sucede y medir la posible consecuencia que tendrán sus actos antes de cometerlos. A diario podemos encontrarnos con gente que nunca han ofrecido disculpas y van por la vida repletos de egocentrismo, narcisismo y falta de humildad.

Para que tu hijo no sea uno de ellos, y en cambio, crezca con entereza, enséñale que debe amarse y respetarse tal y como es, apreciar sus cualidades, valorar sus logros y luchar por sus sueños. Pero también a actuar como un hombre cabal, luchar por sus metas sin hacer daño a los demás, y menos, alcanzar la cima apoyándose en el sufrimiento ajeno. Dile que debe aprender a aceptar sus pifias de la manera más natural e íntegra que puede hacerse: ofreciendo disculpas cuando, por ellas, haya lastimado a otra persona.

La importancia de pedir perdón

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Mamá la importancia de pedir perdón radica en el bien que puedes hacer con dicha acción, tanto a ti misma como a la persona que has lastimado. Esto debes trasmitírselo a tu pequeño. Cuando se pide perdón, la persona que lo hace se siente liberada, sin culpas o remordimientos que cargar. La parte aludida siente consuelo y hasta se pone feliz de saber lo mucho que le importa al otro.

Si enseñas a tu hijo a pedir perdón estarás formando a un hombre educado, al que amarán y valorarán; con ello le estarás otorgando nuevas herramientas para consolidar amistades.

Ten presente además que las disculpas pueden frenar la violencia y hacer que los humanos, cada cual con su carácter, opiniones, sentimientos y actitudes, puedan convivir en plena armonía.

Enseña a tu hijo a ofrecer disculpas sin tener que bajar la cabeza

Mamá, enseña a tu hijo a pedir perdón por sus errores, pero de verdad. De nada vale un: lo lamento, si la otra persona advierte que en el fondo recibe palabras vacías. Muéstrale que la base para ello es la capacidad cognitiva, únicamente humana, que lleva por nombre: empatía. Cuando sea capaz de ponerse en el lugar de su amigo y sentir como si fuera en carne propia lo que a este le acaba de suceder, le será muy fácil lamentar un hecho y ofrecer disculpas.

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Ahora bien, es imprescindible que le inculques que no porque sepa pedir perdón y lo haga cuando se equivoca debe convertirse en la mansa paloma que todos molestan. Tiene que aprender a ofrecer disculpas pero seguir comportándose como el niño bravío que no se amilana ante otros, porque muchas veces pedirá perdón y no obtendrá respuesta, otras, recibirá burlas y abucheos por su forma de ser, incluso, puede que alguna vez lo agredan. Su nobleza y valentía serán motivo de envidia.

Por eso debes enseñarle a trasmitir firmeza en sus arrepentimientos. Que mire a los ojos del otro cuando vaya a pedir perdón y deje la cabeza levantada en señal de voluntad. Que no se humille solo por el hecho de haber errado. Es humano, y su error no dista mucho del de los demás. Si hace daño lo más importante es que lo acepte, lo afronte, ofrezca disculpas y busque la manera de remediar el error.

Recuerda: Pedir perdón no es bajar la cabeza, es buscar el modo de compensar cualquier daño. Con ello, tu hijo estará demostrando lo que vale y la grandeza de espíritu que tiene. Solo queda que aprenda cómo hacerlo.

El exceso de orgullo es básicamente el obstáculo que imposibilita a muchas personas a ofrecer disculpas. Los orgullosos consideran que con ese acto se humillan, a veces tienen razón. No todo el mundo sabe pedir perdón sin bajar la cabeza, para ello debe haberse entrenado el carácter y tener la inteligencia emocional que se requiere.


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