Durante la fase de crecimiento de los niños, llega un momento en el que pueden comenzar a decir mentiras. Sin embargo, es importante corregirlo a tiempo para fomentarles valores importantes como la rectitud.
Los especialistas indican que este comportamiento suele aparecer entre los 3 y 4 años de edad. Una de las primeras causas es ocultar una de las pilatunas realizadas y evitar el posible castigo de los padres.
También, se ha encontrado que pueden llegar a mentir en los momentos en que se sienten incómodos. De esa manera, tratan de acomodar la situación a su favor para subir el ánimo y lograr superar la dificultad.
Otro de los motivos por el que los niños acuden a una mentira es cuando se sienten relegados por el entorno. Así, mediante sus palabras tratan de llamar la atención para que las personas comiencen a interesarse por lo que hace y dice.
Algunos de los deseos que los niños no han cumplido los pueden llevar a mentir, ya que para evitar un poco el sentimiento de frustración inventan que les van a comprar el elemento que quieren.
Por último, los pequeños ven a sus padres como su referente y tratan de imitar todo lo que ellos hacen. A causa de ello, si los notan decir alguna mentira, van a reproducir la misma conducta.
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El cuento para enseñarle a tu hijo a no mentir
Los cuentos son una herramienta didáctica que captan toda la atención de los niños y les dejan muchas enseñanzas que les permiten entender las consecuencias de sus actos.
Debido a ello, los padres pueden leerles a sus hijos cuentos sobre las mentiras, para que comiencen a entender la importancia de evitar ese comportamiento. A continuación, te mostramos uno de los recursos literarios más adecuados para este fin.
El zorro embustero
El zorro Pitiflú era rápido, inteligente y hablador. Pasaba el día entre anécdotas inventadas y bromas a sus amigos, porque le gustaba ser escuchado con atención.
Pitiflú disfrutaba de las caras de asombro y por eso, cada vez contaba historias más locas para sentirse el protagonista de la selva.
Un día, de repente, se inventó que se había encontrado con un humano gigante que le quería hacer daño. Sin embargo, prosiguió diciendo que había tenido la valentía de decirle “¡Alto ahí!”, y lo había logrado espantar.
Al pasar los días, dijo que tenía un hermano gemelo dentro de la selva y comenzó a saludar a todos haciéndose pasar por él.
Tanto así, que llegó a un punto en el que todos los demás animales decían que él era un inventor. Por esa razón, no sabían en qué momento decía la verdad y en qué momento se estaba inventando una nueva historia.
Una de sus amigas siempre le decía “Estás mintiendo, Pitiflú”, pero él le respondía “Yo nunca miento” y seguía tratando de engañar a todo el mundo.
Una noche, su mamá salió a pasear y uno de sus pies le quedó atascados en una trampa. Ella comenzó a gritar angustiada y le pidió a Pitiflú que, por favor, fuera a buscar ayuda.
El zorro comenzó a correr asustado por la selva y llegó a donde estaban todos los demás animales. En ese momento, les comentó que su mamá estaba en peligro y que necesitaba que lo ayudaran.
Pero, todos pensaron que se trataba de otra de sus historias de fantasía y nadie le puso atención. De esa manera, Pitiflú decidió devolverse triste e intentar ayudar a su madre solo.
Sin embargo, su amiga le dijo que ella lo acompañaría solo si esa vez si estaba diciendo la verdad. Así fue como el zorro más embustero de la selva aprendió la lección y nunca más volvió a mentir.
¿Qué otros ejercicios tener en cuenta para que los niños no sigan mintiendo?
Es ideal brindarles mucha atención, hacerles sentir amados y valorar cada una de las acciones que hacen. De ese modo, se fortalece su seguridad, se incrementa su autoestima y se extingue la necesidad de inventar mentiras para sentirse bien.
Al detectar una mentira es importante mantener una conversación tranquila y no acudir a los castigos severos. Así se evita que el niño se invente una mentira más elaborada en el futuro, para salvarse de los gritos y los tratos que le causen incomodidad.
Junto a esto, al momento del diálogo es indispensable aclararles los resultados negativos que las mentiras pueden ocasionar en su vida. Con ello, se logra que el niño entienda de una manera pacífica lo que está mal, evite volverlo a hacer e incentive el autocontrol.
Finalmente, es importante que los padres siempre le den respuestas verdaderas a sus hijos. Así, los niños tendrán claro que en todas las ocasiones pueden confiar en ellos y no despertarán la curiosidad de mentir.
Bibliografía
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- Naranjo Pereira, María Luisa, Autoestima: un factor relevante en la vida de la persona y tema esencial del proceso educativo. Revista Electrónica "Actualidades Investigativas en Educación" [Internet]. 2007;7(3):0