Cuando llegue el amor de mi vida

Cuando nazca mi hijo, el amor más puro e incondicional invadirá mi corazón para nunca dejarlo. Con su llegada, mi mundo cambiará para siempre: habré conocido al amor de mi vida.
Cuando llegue el amor de mi vida
Elena Sanz Martín

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 24 abril, 2020

Los días pasan y la ansiedad crece sin parar, al ritmo de mi vientre. No dejo de pensar e imaginar cómo será mi bebé. Anhelo con la fuerza de mi corazón tenerlo a mi lado. Por esto mismo no puedo parar de pensar en cómo será todo cuando llegue el amor de mi vida.

Palpitando aquellos días signados por la felicidad y el amor más puro y real, la espera resulta eterna. Sin embargo, parece tan justa al considerar lo que en días, semanas y meses más ganaré. Desde el primer día sueño con tenerte en mis brazos y sentir el aroma a vida.

Cuando llegue el amor de mi vida, ciertamente, todo cambiará. Sin duda, para bien. Ese día descubriré el verdadero significado de las palabras amor, entrega y dedicación. En cuanto vea tu mirada experimentaré una alegría infinita que me desbordará.

Ni bien vea esa primera sonrisa desdentada me percibiré en otra dimensión. Me sentiré tocando el cielo con las manos. Entendiendo de una buena vez los milagros y misterios que encierra el denominado misterio de la vida. Creeré con todas mis fuerzas en mi valentía como mujer y como madre. Porque, cuando tú llegues, nada habrá en el mundo capaz de pararme.

El amor de mi vida, por siempre

Cuando llegue el amor de mi vida se renovarán mis ilusiones y esperanzas. Entenderé que la vida es bella y, que en ocasiones como ésta, me sonríe. Pues entonces comprenderé que no hay mayor dicha que tenerte en miz brazos, mayor fascinación tu contemplar tu mirada.

Libraré una apuesta a todo o nada al futuro, pero confiando más que nada en el poder de mi presente. Me empeñaré en disfrutar el aquí y ahora. Pues el tiempo no corre, vuela vilmente cuando se trata del crecimiento de los niños. Así, mil agujas no marcarán el tiempo con la misma precisión que tu ser. Atesoraré cada momento, cada avance, para escribir nuestra historia compartida en el libro de nuestros días.

Fuente: Katie m. Berggren.

Cuando por fin llegues a este mundo me contaminaré con tu pureza, frescura e inocencia. Lo someteré todo a los justos ojos de tu infancia. Libraré batallas de todo tipo a cuenta de la mejor crianza que pueda darte. Tú serás mi motor, la fuerza inagotable que mueva mis pasos, mi mayor motivación.  Te convertirás sin más en el más dulce bálsamo de mi ser.

Me apropiaré de tu asombro, así como de esa curiosidad ante el entorno que te rodea. Por las noches robaré tus sueños para alimentarlos cada mañana con un poco más de realidad. Tomaré prestada la felicidad y alegría por el solo hecho de estar vivos, con el fin de honrar nuestras vidas como solo tu sabes hacerlo. 

Cuando llegue ese ser tan especial le prometeré mi amor eterno. Le regalaré mi paciencia, tenacidad y perseverancia. Juro que jamás me cansaré de abrazarlo tan fuerte de poder juntar cualquier parte rota de su alma. Nunca faltarán los besos en nuestro régimen diario de cariño y afecto.

Tu amor será mi fortaleza

Fuente: Katie m. Berggren.

Cuando llegue mi niño deberé sacar fuerza de donde pueda. Descubriré mi valentía en cada reto. Las vacunas, llantos y primeras veces alejados herirán nuestros corazones. Tendremos que aprender a lidiar con eso, a cambio del más bello vínculo que pueda existir en este mundo.

Aseguro para toda la vida un sinfín de palabras de aliento. Desde luego, ofrendaré nuestra relación con la más grande confianza en tu noble ser y en tus capacidades. Prometo no enceguecerme con tus logros y fracasos, sino siempre valorar tu esfuerzo.

No habrá mayor fuerza motriz en el mundo que esto que nos une. Lo que sentimos el uno por el otro será capaz de mover montañas. Jamás existirá mejor compañía que ese pequeñito amor, me convertiré en su compinche y cómplice incondicional.

Qué más da si la vida nos sorprende con sus reveces del destino. Qué más da si las cosas no salen tal como lo hemos planificado. Lo único que aquí tendrá importancia es que, lo que sea, lo enfrentemos juntos. Porque cuando llegue mi hijo, entenderé que no es más que el amor de mi vida.


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