El crecimiento de nuestros bebés es una experiencia que todos los padres disfrutamos como un espectáculo. Pero, en la medida en que van adquiriendo destrezas, los retos se van poniendo más difíciles. La disciplina es un valor que se ha ido inculcando desde el principio, por eso es importante saber cómo poner límites a un niño de un año.
La mayoría de los adultos se enfrentan con una increíble cantidad de dilemas sobre este proceso; sin embargo, el verdadero desafío es lograr que nuestro pequeñín comprenda lo que queremos decirle, sin tener que caer en los excesos de un fuerte castigo, ni sentir frustración.
La disciplina es un tesoro que se inculca desde el primer momento
Hoy en día, muchos psicólogos infantiles insisten en que no hace falta reprender a un chiquitín con golpes o palabras hirientes porque, en vez de corregir un comportamiento negativo, se refuerza el miedo y la inseguridad en él. Por consecuencia, son personas que en el futuro no saben defenderse con argumentos firmes y se intimidan con facilidad.
En este sentido, para que tu retoñito aprenda correctamente lo que debe hacer y lo que no, te presentaremos una serie de consejos muy útiles para alcanzar esta meta.
Recuerda siempre que cuando actuamos con cariño, amor y comprensión no hay nada imposible… Así que, ¡ten mucha paciencia!
Verdaderos límites para un niño de un año
Antes de empezar con nuestra lista de recomendaciones, es fundamental que reconozcas lo que te gustaría que tu niño o niña aprendiera, para fijar unas expectativas reales de sus límites.
Ten en cuenta que ellos también necesitan descubrir el mundo, sentir las diferentes texturas, conocer los colores y disfrutar de los olores.
Una vez que hayas dado este primer paso, prepárate para aplicar estos tips que, seguramente, te van a ayudar con esta labor:
- Desaparece las tentaciones: seguro que ya te diste cuenta de lo curioso que es tu pequeñito, por eso necesitarás apartar todo lo que represente un peligro como objetos que puedan llevarse a la boca, aparatos tecnológicos o artículos cortantes.
- Se coherente en el discurso: si piensas llamarla la atención de tu hijo, mantén tu palabra. Por ejemplo, no lo amenaces con que lo dejarás sentado por unos minutos y después te olvidas de eso… Esto es un grave error que te robará la autoridad.
No amenaces sin sentido y demuéstrale que su palabra es importante
Otras recomendaciones
Cumple con tus propias exigencias, es decir, si le estás pidiendo que mantenga en orden sus juguetes, trata de que tus cosas estén organizadas siempre.
- Distráelo y no utilices métodos violentos: si ves que va a agarrar algo peligroso, dile con tranquilidad que no debe tocarlo. Luego, tómalo de su mano y ponte a jugar con él como si nada.
- Penitencias inevitables: en el primer año, es normal que los niños traten de pegarle a los demás o hagan pataletas porque quieren algo. Si te toca vivir cualquiera de estos escenarios, háblale con firmeza; pero, si no te funciona, puedes sentarlo por un minuto en su silla, lejos de los juguetes.
- Abre paso a su libertad y corrige en acción: a veces, la única forma de saber si tu bebé hará algo indebido es dejándolo ser. Tu papel es estar atento a las posibles amenazas y guiarlo en esta aventura.
Indudablemente, vas a tener que repetir muchísimas veces lo mismo, pero trata de no perder tu tranquilidad. No olvides que tu pequeñito aprenderá de ti a cómo reaccionar frente a la vida.
Las rutinas como claves del éxito
Durante los tres primeros años de tu angelito, surgen cambios determinantes en él: logran desplazarse por el espacio; descubre el uso del lenguaje; y aparece el llamado pensamiento rudimentario, que les permite reconocerse a sí mismos. Aún falta para que desarrollen el razonamiento deductivo, pero están listos para ir aprendiendo las normas.
A pesar de que no te comprendan aún, nunca es tarde para enseñarles valores
Establecer rutinas con sus horarios para el momento de la comida, el sueño, el juego, el baño, etc. les ayudará a alcanzar estos objetivos. Por supuesto, mientras más grandes, la dinámica se vuelve más compleja.
Por otro lado, aunque no entiendan lo que les digas, sí saben diferenciar nuestro tono de voz cuando le hablamos con seriedad, tranquilos, con enfado o tristeza…
Todos los días que estás con tu bebé es una nueva oportunidad para conectarte con él, así que disfruta cada segundo y enséñale que junto a ti puede crecer y vivir con límites pero sin temores.
Bibliografía
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