Cómo afecta el cansancio mental a los niños

¿Sabes qué es el cansancio mental, cómo afecta a los niños y cómo puede evitarse? Descubre las respuestas a todas estas cuestiones a continuación.
Cómo afecta el cansancio mental a los niños
Ana Couñago

Escrito y verificado por la psicóloga Ana Couñago.

Última actualización: 28 octubre, 2020

Seguro que has oído hablar del fenómeno de burnout o síndrome de estar quemado, ese problema tan común entre los adultos que se caracteriza por la experimentación de sentimientos de agotamiento, fatiga y frustración provocados por una sobrecarga de trabajo. Pues bien, ¿sabías que los niños también pueden sufrir este cansancio mental?

Esto puede ocurrir cuando los pequeños son sometidos a niveles de estrés muy elevados o cuando se les encomiendan demasiadas tareas, responsabilidades u obligaciones para realizar en el día a día, sin tener en cuanta el periodo evolutivo en el que se encuentran.

Los niños necesitan tiempo para el ocio y el disfrute, de lo contrario, el cansancio mental se hará evidente y afectará significativamente en el desarrollo de la vida cotidiana de los pequeños. ¿Quieres saber más sobre este tema? ¡Presta atención a lo que te contamos en las próximas líneas!

Niño con cansancio mental haciendo deberes.

¿Qué es el cansancio mental y cómo afecta a los niños?

El cansancio mental es un estado de agotamiento psicológico continuo e intenso que se puede manifestar en los niños de diferentes maneras. Algunos de los síntomas más comunes son los siguientes:

  • Muestra de frustración, irritabilidad y angustia.
  • Estado de ánimo decaído.
  • Actitud caracterizada por la apatía y la desmotivación.
  • Bajo autoconcepto y pobre autoestima.
  • Bajos niveles de concentración.
  • Realización de conductas agresivas o de evitación.
  • Experimentación de episodios de ansiedad.
  • Tendencia a desarrollar trastornos somáticos, emocionales o de conducta.
  • Tendencia a desarrollar problemas relacionados con el sueño.

Normalmente, el cansancio mental de los niños está relacionado con el ámbito académico, pues es el contexto en el que pueden llegar a sentir más presiones y exigencias, tanto por parte del profesorado como de la propia familia. Pero, como es de esperar, los síntomas provocados por el cansancio mental afectan muy negativamente en el rendimiento escolar de los niños.

Además, dicho cansancio también puede afectar al desarrollo social de los pequeños, ya que pueden no tener fuerzas, ganas o tiempo para relacionarse con sus iguales.

¿Qué niños tienen mayor predisposición a sufrirlo?

Hay niños que tienen más probabilidades de sufrir cansancio mental debido a una serie de factores o características que les hacen más vulnerables. En este sentido, se puede hacer mención a aquellos niños que:

  • Son ansiosos.
  • Presentan dificultades del aprendizaje.
  • Tienen déficit de atención.
  • Muestran problemas conductuales.
  • Son desinteresados.
  • Son perfeccionistas e, incluso, obsesivos.

¿Cómo evitar el cansancio mental en la infancia?

Para evitar el cansancio mental en la infancia es necesario que los adultos se comprometan a darles responsabilidades a los niños de una forma compensada y acorde con la edad y la etapa del desarrollo madurativo en la que se encuentran los menores.

Niño en la cama cansado.

Es decir, a la hora de adjudicarles tareas, ya sea en casa o en el colegio, hay que tener en cuenta el nivel de exigencia que estas suponen para los pequeños. Está bien que tengan que esforzarse por cumplir sus obligaciones, pero siempre estableciendo unos límites y asegurándose de que estas no ocupan prácticamente todo el tiempo libre del que los niños disponen.

Al fin y al cabo, los niños son niños y, como madres, padres o educadores hay que permitirles disfrutar de una infancia plena y feliz en la que puedan jugar, realizar algún hobby, descansar, compartir tiempo con sus amigos, etc.

De hecho, tal y como afirma la psicóloga clínica y escritora estadounidense Kay Redfield Jamison:

“Los niños necesitan libertad y tiempo para jugar. El juego no es un lujo. El juego es una necesidad”.

Sin embargo, parece que en la sociedad actual esto se ha olvidado, pues son muchos los niños que una tarde tras otra se enfrentan a multitud de deberes y actividades extraescolares, sin disfrutar de un momento de paz y de tranquilidad para hacer aquello que ellos quieren y, así, descansar la mente.

Por ello, antes de tomar decisiones relacionadas con la ocupación del tiempo de los niños, conviene tener presente la siguiente frase de Frederick Douglas:

“Es más fácil construir niños fuertes que reparar adultos rotos”.


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  • Garcés de Los Fayos, E. J. (1995). Bornout en niños y adolescentes: un nuevo síndrome en psicopatología infantil. Psicothema7(1), 33-40.

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