Calificaciones escolares: ¿qué hacer como padres?

Las calificaciones escolares pueden ser un dolor de cabeza y uno de los primeros retos a los que nos tendremos que enfrentar como padres. A continuación, te indicamos qué actitud será la más beneficiosa para el desarrollo de tu hijo.
Calificaciones escolares: ¿qué hacer como padres?
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 05 abril, 2021

Seguro que uno de los cuestionamientos más recurrentes de todo padre que tiene a su hijo en edad escolar son las calificaciones escolares y qué hacer con respecto a este tema. Y es que durante años se nos ha quedado en el imaginario colectivo que al niño se le debe castigar si obtiene malas calificaciones, que un sobresaliente se premia con regalos o que es el maestro el único encargado de la enseñanza académica de nuestros hijos.

Pero todos esos preceptos han caducado. La realidad es mucho más compleja, hay matices que influyen en todo caso y cada individuo es único; por lo tanto, sus procesos de aprendizaje pueden ser particulares, además de complejos.

A continuación, te daremos algunas ideas que pueden resultar útiles a la hora de conversar con nuestros hijos sobre sus calificaciones. Asimismo, nos van a permitir tomar acción en la cadena de enseñanza.

Calificaciones escolares: ¿qué podemos hacer?

1-. Comprender las señales y usarlas en nuestro favor

Lo primero que debemos tener en cuenta con respecto a las calificaciones buenas o malas es que brindan una buena oportunidad para conocer a nuestros hijos: sus inclinaciones, sus debilidades y motivaciones. A partir de allí, podemos reforzar sus aprendizajes e impulsarlos a hacer lo que les gusta.

Una mala calificación durante un período o lapso escolar no necesariamente será un reflejo de una dificultad de aprendizaje permanente. Muchos niños cuentan con aptitudes para el estudio de las matemáticas; otros, en cambio, las tienen para la escritura, la memorización o el aprendizaje de la lengua.

Lo mismo ocurre con materias como deportes o con las actividades artísticas. Si traemos a la memoria nuestra propia infancia, de seguro recordaremos cómo sentíamos una inclinación natural por algunas asignaturas más que por otras; muy probablemente, eso nos haya llevado a elegir la profesión que ejercemos en la actualidad.

Las calificaciones escolares bajas no siempre significan que el niño no tenga interés en aprender.

No obstante, si bien tenemos inclinaciones naturales por ciertas áreas en especial, eso no quiere decir que no podamos aprender de forma correcta el contenido necesario para aprobar el curso.

De allí parte la idea de que, con previo conocimiento de las inclinaciones de nuestros hijos, podemos ofrecerles la ayuda académica y emocional que ellos necesitan para que puedan aprobar todas sus asignaturas de forma satisfactoria.

“Una mala calificación durante un período o lapso escolar no necesariamente será un reflejo de una dificultad de aprendizaje permanente”

2.- Ayuda académica

Como señalamos antes, uno de los preceptos que han sido eliminados es el que reza que la responsabilidad del aprendizaje es toda del maestro. Por lo tanto, si no formamos parte activa de la educación de nuestros hijos, no podremos verlos desarrollar sus capacidades plenamente.

Por eso, partimos de la idea de que una buena comunicación con él y una observación de su historial de calificaciones nos permitirá hacer uso de las herramientas adecuadas para mejorar su aprendizaje.

Una vez hechas estas dos acciones, podemos centrarnos en la asistencia académica.

  • Asigna un tutor para reforzar el aprendizaje en las materias en las que presenten baja calificación. Si esto no es posible, pídele a su profesor que le indique algunas lecturas o ejercicios extras, de manera que pueda comprender con ejemplos los ítems de aprendizaje.
  • Estudia con él. Destina al menos media hora al día para leer, repasar o hacer algún ejercicio de la asignatura en la que presenta problemas. No solamente se sentirá apoyado, sino que podrás identificar de dónde proviene la raíz de su dificultad. Puede ser muy útil que diseñes para él un plan de estudios.
  • Proporciónale los medios o instrumentos para su aprendizaje. Por ejemplo, libros, calculadoras o cualquier instrumento de medición o herramienta que le permita efectuar correctamente sus tareas. Si no cuentas con los recursos, puedes llevarlo a una biblioteca. También es importante que le proporciones un espacio cómodo para que pueda estudiar.

3.- Ayuda emocional

Haremos hincapié en esta área porque, créanlo o no, es la que incide de manera más frecuente en la desmotivación a la hora de estudiar.

  • No le grites ni descalifiques si desaprobó una materia. Algunos padres creen que si reprenden a sus hijos, estos por arte de magia cambiarán radicalmente sus notas. Muchos niños incluso no cuentan aún con la madurez emocional para entender las situaciones.
  • No compares su desempeño con el de sus hermanos o compañeros. Enséñale, por el contrario, que cada individuo es único, que su experiencia de aprendizaje no tiene por qué ser igual que la de los demás y que una nota no es reflejo de inferioridad en lo absoluto.
Los padres deben involucrarse en la educación si pretenden que sus hijos obtengan buenas calificaciones escolares.
  • Nunca uses como castigo obligarlos a estudiar. Los padres que utilizan como método de castigo el encerrar a sus hijos en un cuarto a estudiar, crean en ellos un condicionamiento negativo. Ellos vincularán el aprendizaje con algo malo y aburrido y, por ende, querrán alejarse de él.
  • Anímale. Enséñale desde pequeño que durante nuestra vida personal y profesional siempre se nos presentarán dificultades, pero que el amor, el apoyo y la comprensión de los seres queridos nos ayudan a sobrepasar cualquier percance.

Finalmente, verás que la educación de los niños y jóvenes no se da solo en la escuela. De hecho, los padres son actores fundamentales en este proceso; por eso debemos procurar que nuestra intervención sea la adecuada.


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  • Roth, C. (2011). The Entrepreneur Equation: Evaluating the Realities, Risks, and Rewards of Having Your Own Business. BenBella Books.
  • Navas, L., Maicas, G. S., & Germán, M. A. S. (2003). Predicción de las calificaciones de los estudiantes: la capacidad explicativa de la inteligencia general y de la motivación. Revista de psicología general y aplicada: Revista de la Federación Española de Asociaciones de Psicología56(2), 225-237. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=760681

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