Así afectan las peleas de los padres a los niños

Los conflictos o discusiones entre los padres provocan consecuencias negativas en los niños. Por esta razón, es importante resolverlas de forma adecuada si no queremos que nuestros hijos sufran.
Así afectan las peleas de los padres a los niños
Mara Amor López

Escrito y verificado por la psicóloga Mara Amor López.

Última actualización: 25 octubre, 2020

En todas las familias se producen discusiones en la pareja, pero debemos ser capaces de resolverlas de forma adecuada para que nuestros hijos no sufran las consecuencias. ¿Cómo afectan las peleas de los padres a los niños? Puede provocar numerosos daños emocionales, por esta razón debemos saber gestionarlas.

Cuando los niños son pequeños, una estabilidad familiar va a asegurar una estabilidad emocional. Esta estabilidad familiar no se trata de evitar conflictos, sino de aprender a solucionarlos de forma sana para no perjudicar la salud y desarrollo de los hijos.

Consecuencias de las peleas de los padres en los niños

Cuando las discusiones no las resolvemos y el conflicto se ve aumentado, los niños tienden a responder con miedo, ansiedad, preocupación e incluso culpa. Es fundamental solucionar nuestras diferencias de forma sana para no provocar un desequilibrio en el estado mental de los pequeños, no solo en su futuro, sino durante la infancia y adolescencia.

Consecuencias de las peleas de los padres en los hijos.

Algunas consecuencias en los niños que viven en entornos en los que se producen constantes peleas entre sus progenitores son

  • Inseguridad a nivel familiar y personal.
  • Problemas psicosomáticos.
  • Ansiedad y estrés.
  • Problemas de aprendizaje o fracaso escolar.
  • Problemas de comportamiento.
  • Miedos constantes.
  • Depresión.
  • Baja autoestima.
  • Problemas de atención y concentración.
  • Una mayor frustración ante cualquier dificultad que se le presente.
  • Sentimiento de culpa por no ser capaz de solucionar los problemas de sus padres.
  • Estado de ánimo variable.
  • Temores a perder a sus padres.
  • Regresiones a comportamientos o conductas que ya tenían superados.
  • Problemas de alimentación y de sueño.

¿Cómo afectan las peleas de los padres a los niños? La importancia del ejemplo

Todos sabemos lo importante que es el ejemplo de los padres en el aprendizaje de los niños. Los pequeños toman como referente el comportamiento de sus padres. Si estos están continuamente expuestos a conflictos y discusiones, no nos puede extrañar que luego incorporen en sus conductas lo que observan. Por lo tanto, su forma de relacionarse con los demás puede que sea de forma agresiva o violenta ahora y en el futuro.

Un niño que observa cómo los conflictos no se resuelven o si lo hacen no es de forma sana, no va a aprender a resolver los conflictos de forma asertiva y con educación.

Aprenderá a resolverlos de forma agresiva, donde los gritos, faltas de respeto y faltas de educación serán una constante. Y esto no solo lo reproducirán en casa, sino también en el colegio, en el parque y en su vida futura.

Por esta razón, es importante que seamos un ejemplo, que resolvamos los conflictos de forma adecuada y nos respetemos el uno al otro. Así, protegeremos a nuestros niños de un ambiente hostil y les proporcionaremos un lugar seguro en el que se sentirán protegidos.

¿Qué podemos hacer los padres para resolver los problemas de forma sana?

Si no queremos que nuestros hijos sufran las consecuencias y se conviertan en las víctimas de nuestros conflictos, es importante que llevemos a cabo una serie de buenas prácticas para garantizar su bienestar y felicidad.

  1. No debemos desautorizar nunca al otro progenitor delante de los niños. Si hacemos esto, les estamos dando un poder a los niños que no va a favorecer su educación. Si cada vez que uno de los progenitores dice o hace algo y el otro le recrimina delante del pequeño, le estará quitando autoridad. Así que, cuando algo no nos guste de lo que ha hecho el otro, nos esperaremos a decírselo cuando estemos solos.
  2. Si iniciamos una discusión delante de los niños, la arreglaremos delante de ellos, teniendo un gesto de cariño y respeto entre nosotros. Así, no estaremos dañando su autoestima y les enseñamos que, aunque los padres también nos equivocamos, sabemos pedir perdón y aprender del error.
  3. Siempre debemos expresar las emociones y sentimientos que nos ha provocado un determinado comportamiento del otro y hacerlo siempre de forma respetuosa sin gritar.
  4. No hay que buscar culpables, sino que hay que mantener un punto de vista constructivo e intentar resolver entre los dos la pelea.
  5. Comunicarnos de forma asertiva. Es decir, debemos respetar los distintos puntos de vista que podemos tener, puesto que cada persona es diferente y hay que respetarla y ponernos en su lugar.
  6. Tener establecido un límite que no debemos sobrepasar. Por ejemplo: faltas de respeto, gritos, amenazas, etc.
    Padres gritando delante de su hija sin pensar en las consecuencias.
  7. No debemos involucrar a los niños en nuestros conflictos de pareja. Por lo tanto, no debemos hacer que se posicionen a favor de uno o de otro; eso no les corresponde ni son lo suficiente maduros para eso.
  8. Evitaremos el silencio. Las discusiones no se solucionan por sí solas, ni callarse va a ser una buena solución, ya que lo único que hacemos es empeorar la situación y sentirnos peor. Por lo tanto, elegiremos un momento adecuado para hablar y evitaremos hacerlo cuando estamos alterados, ya que podemos decir algo de lo que nos podemos arrepentir.
  9. Si no somos capaces de gestionar estos conflictos y discusiones que surgen, es importante buscar ayuda profesional para que nos asesoren y podamos evitar, de esta manera, provocar situaciones que puedan hacer un daño psicológico a nuestros hijos.
  10. Mantener una buena comunicación. Muchas veces las discusiones vienen por una falta de entendimiento y de comunicación en la pareja. Si vemos que nuestra relación está deteriorada, lo mejor es separarse. A veces, los padres no lo hacen por miedo a hacer daño a sus hijos y no se dan cuenta de que con los conflictos constantes en casa es cuando los niños sufren.

Ya hemos visto cómo afectan las peleas de los padres a los niños y has podido comprobar que las consecuencias suelen ser bastante negativas. Por eso, lo más importante es proteger a los niños de aquellas situaciones agresivas, violentas u hostiles.

Nuestros hijos no se merecen ni son los responsables de nuestros problemas o fracasos como pareja; ellos necesitan a sus padres tranquilos, que les proporcionen un ambiente feliz de paz, dedicación, amor y afecto. Por lo tanto, si ves que tus discusiones pueden estar haciendo daño a tus pequeños, intenta poner en marcha estas buenas prácticas que hemos comentado.


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