Un niño indiscreto es común, ya se ha convertido en algo normal que pasa con frecuencia, esto debido a su inocencia, porque desconocen cuál es el alcance de sus palabras. Una vez que ya tuvo lugar su indiscreción no hay mucho que hacer, pero es algo que se puede prevenir con una buena educación.
No podemos afirmar que los niños nacen con tanta impertinencia. Sin embargo, es posible que algunos tengan cierta propensión a serlo, en especial cuando uno de sus padres o alguien muy cercano también lo es. De igual manera, es muy común en aquellos niños que no han sido educados para que no intervengan en conversaciones de adultos o eviten contar los “secretos” de familia.
Niños indiscretos como normalidad
Los episodios de indiscreción en los niños, son situaciones por lo general muy vergonzosas. Ellos pueden hacernos pasar un mal rato ante alguien con un defecto físico o por hacer preguntas que no vienen al caso. En realidad, esto es normal que suceda, por eso los adultos nos acostumbramos a oír indiscreciones de los niños.
No obstante, pese a que es algo más o menos normal, no podemos permitir que siga pasando y que empeore. Debería ser una actitud que corrijamos oportunamente para que no se salga de nuestras manos, lo cual además podría representar un potencial problema en las relaciones sociales de los adultos.
Para comenzar, es imprescindible que se eduque positivamente, sin gritos ni violencia. De igual manera, es muy valioso que nos interesemos en mejorar esta situación, que le demos la importancia que tiene y le hagamos saber al niño que no está bien.
Por otro lado, cuando suceden estos casos, es una oportunidad para aprender, tanto del niño como del padre. Por esta razón es conveniente aprovechar estos episodios para educarlos en el respeto, la sinceridad y los derechos de los demás.
¿Cómo educar a un niño indiscreto?
Es recomendable educar a los niños con el fin de evitar estos percances, pero se debe tener mucha habilidad para integrar la verdad que por lo general hay implícita en casos de indiscreción.
En este sentido, es común que el niño haya dicho algo que es cierto, pero que hubiésemos preferido que no dijera en público, para continuar podemos comenzar por aplicar estas recomendaciones:
- Es imprescindible que exista una buena comunicación, desde el principio deben saber que lo que se habla en casa no debe ser contado fuera de ésta.
- Reírnos de la indiscreción del niño puede dar pie a que vuelva a hacerlo. Reprenderlo en público podría confundirlo, sobre todo si es algo que parece obvio, como que una persona es de piel oscura o está gorda.
- Tampoco es recomendable que se ignore el problema, porque hacer frente a la situación es una oportunidad de aprender. Por ejemplo, si hemos dicho en privado algo negativo de alguien y el niño se lo dice a esta persona, nos hará pasar vergüenza, pero es cierto; así que no se puede pasar por alto la oportunidad de disculparnos.
- Es aconsejable que evitemos tener conversaciones de adultos o nos expresemos negativamente de las personas, si estamos en presencia de los niños. Sin embargo, es muy importante que ellos puedan estar claros en que no deben repetir lo que oyen en sus casas, ni en ningún otra parte.
Además, no se te puede olvidar…
Existen otras recomendaciones que también debes tener en cuenta y que pueden ser compañeras de las citadas anteriormente:
- Se recomienda formar a los niños en valores sólidos, centrados en el respeto por los demás sin importar rasgos particulares, apariencia física y personalidad.
- Si nos enfadamos por la indiscreción del niño, es necesario explicarles la razón de nuestro enojo, diciéndoles que aunque sabemos que es verdad, quizá a esa persona lo le agrade el comentario.
- Reconocer la razón de su comentario también es importante, pues en la mayoría de los casos no es por burla; solo es una manera de decir lo que ven. Si sabemos a qué se debe su reacción, podemos aprovechar de explicarles que no siempre debemos decir lo que pensamos.
- Educar con el ejemplo y con la capacidad de ilustrar acertadamente lo que percibimos, permite que el niño tenga más tacto al expresarse. Podemos tomar un modelo para explicarles, por ejemplo, utilizar algo que a él le moleste que le digan. Así podrá entender cómo se sentiría la otra persona cuando le dicen algo que no le agrada.