15 consejos para lograr una buena comunicación en la familia

La educación de los niños empieza en el seno familiar. Una buena comunicación en la familia es la base para la sociabilización futura, así como para la unión de todos sus integrantes.
15 consejos para lograr una buena comunicación en la familia
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Última actualización: 10 mayo, 2022

La clave para mantener una buena relación en cualquier ámbito de la vida es la interacción. Una buena comunicación en la familia es primordial para estrechar lazos, generar más confianza y tener un ambiente agradable y cordial.

Sin embargo, en algunas ocasiones esta comunicación puede verse afectada por diversos factores. Por ello, es importante conocer estrategias que permitan desarrollar una comunicación exitosa en este y todos los ámbitos de la vida.

Una buena comunicación familiar: confianza y entendimiento

La buena comunicación es la clave para estrechar y mantener una relación sana entre padres, hijos, primos, abuelos, tíos y demás miembros. Una buena comunicación se traduce en confianza y, por ende, desarrollará un vínculo familiar mucho más fuerte.

En este sentido, para lograr el éxito es necesario implementar o seguir algunos sencillos consejos que facilitarán este proceso.

Las relaciones duraderas y fuertes tienen algo en común: una buena comunicación. Es importante crear un espacio de entendimiento y tolerancia en donde cada uno de los miembros de la familia pueda desarrollar abierta y honestamente su personalidad e ideas.

Claves para una buena comunicación en la familia

1.- Tolerancia

La tolerancia y el entendimiento son el primer paso necesario para mantener una comunicación fluida. Lo mejor es crear un espacio de confianza en donde todos los miembros de la familia puedan desarrollar sus ideas y pensamientos sin miedo a ser juzgados por los demás.

Una estrategia que se puede aplicar en los momentos de discusiones o tensión es utilizar una grabadora. Después de la discusión, cuando todas las partes están calmadas, se escucha la grabación y se analiza si las respuestas, tonos y reacciones estuvieron acordes al problema que se desarrolló.

Lo interesante de esta técnica es que, si es bien utilizada, sirve para reflexionar y evitar cometer los mismos errores.

Una buena comunicación familiar es la base de relaciones de confianza y apoyo.

2.- Comunicación no verbal

La comunicación no verbal es tan relevante como la verbal. En algunas ocasiones, lo importante no es lo que se dice, sino cómo se dice. La comunicación verbal debe venir acompañada de expresiones corporales que ratifiquen lo que se está expresando.

Es fundamental desarrollar una comunicación que sea lo más clara y transparente posible. Para lograrlo, se necesita que la comunicación no verbal sea tan efectiva como la verbal.

“Cuando la gente habla, escucha por completo. La mayoría de la gente nunca escucha”
–Ernest Hemingway–

3.- Evitar las críticas

Para que la confianza se desarrolle de forma adecuada, hay que tratar de evitar las críticas.  Especialmente aquellas que resulten destructivas.

Los consejos siempre deben ser bienvenidos, pero es importante hacerlo desde una perspectiva que sume y que no sea contraproducente para el destinatario.

4.- Respeto

Una buena comunicación en la familia se desarrolla alrededor del respeto. Valga entonces recordar que nadie es el dueño de la razón.

Inclusive se puede aprender de los miembros más pequeños de la familia. Respetar e interesarse por las ideas de los demás fortalecerá la confianza y la unión familiar.

Comunicación: la clave para una buena relación

5.- Honestidad

Cuando uno de los miembros de la familia admite haber cometido algún error, más allá de reprender el hecho en sí, es importante felicitarlo por su honestidad.

Se requiere de valor para admitir un error, especialmente de parte de los hijos. Los padres deben tomar las medidas pertinentes al respecto, pero es bueno alabar el hecho de que haya sido honesto.

6.- Escuchar activamente

En los tiempos que corren, muchas veces los móviles y los demás dispositivos electrónicos obstaculizan la buena comunicación. Si estáis en medio de una conversación o discusión, deben dejar los teléfonos de lado. Escuchar activamente significa prestar atención y mirar a los ojos de quien está hablando.

Las comidas son un buen momento para inculcar una buena comunicación en la familia.

7.- Transmitir informaciones importantes

Una estrategia sencilla para mejorar la comunicación es la de transmitir las informaciones importantes a todos los involucrados familiares al mismo tiempo.

Para grandes anuncios como mudanzas, viajes, enfermedades y demás, es fundamental reunir a toda la familia y exponer las novedades a todos.

8.- Desarrollar el interés

Todos los miembros de la familia tienen algo valioso que aportar. Desde el momento en que se acepta esta premisa, se logra desarrollar el interés por las ideas y pensamientos de los demás.

Aunque se trate de algo que parezca una nimiedad, se debe escuchar atentamente. No importa incluso que lo haya contado varias veces, ya que, si es el caso, es evidente que tiene un gran valor para la persona involucrada.

“Desconfío de la incomunicabilidad; es la fuente de toda violencia”
–Jean Paul Sartre–

9. Disponer de tiempo

La comunicación se construye en el tiempo. En la velocidad y el apremio las palabras se distorsionan y las respuestas no llegan o se escuchan a medias.

Dedicar tiempo de calidad para escuchar, argumentar, explicar y dar razones, es fundamental para una buena comunicación. Aclarar las cosas o hacer lo que esté al alcance para despejar dudas con calma y dedicación, es un objetivo central si se intenta unir criterios y avanzar en unidad.

10. Desarrollar la empatía

Ponerse en el lugar del otro es una excelente estrategia para lograr una buena comunicación. Supone ser el otro, comprenderlo y respetarlo. La empatía permite escuchar sin prejuicios.

Cultivar este sentimiento le brinda a los miembros de la familia la posibilidad real de establecer diálogos plenos, de igual a igual. Como lo explica la psicóloga y educadora Adriana Muñoz:

“…la empatía es comprendida como una habilidad comunicativa que facilita la cohesión y la adaptabilidad del grupo familiar, opera a manera de agente movilizador, estableciéndose una relación causal, en la que a mejor comunicación familiar mejor funcionamiento familiar.”

11. Servir de ejemplo

Lo que se quiera enseñar ha de estar mediado por el ejemplo. De modo que, si se busca propiciar una buena comunicación familiar le toca a los padres, y en general a los adultos, demostrar que saben y quieren comunicarse.

Mal podríamos con silencios y brusquedades pretender crear un clima en el que fluyan y se desplieguen razones, planteamientos, pareceres.

Compartir formas de pensar, con las que se puede estar o no de acuerdo, pero permitir que hagan parte de los alegatos y se confirmen o refuten con respeto, es algo que los niños deben observar para fijar en sus pautas de conducta.

De hecho, como dice la educadora Paula Suárez “si una familia funciona de manera correcta, habrá repercusiones positivas en las demás instituciones en las que se desenvuelven sus miembros, ya que la familia es el modelo que sirve como ejemplo del comportamiento que los ciudadanos han de exhibir en la sociedad“.

12. Al dar instrucciones, que sean claras y precisas

La claridad es un valor estratégico de la comunicación. No se puede tomar por hecho ni por dada la intención de comunicar algo hasta tanto se corrobore que se atendió y comprendió el mensaje.

Y de manera alguna con soberbia, sino al contrario, conscientes de la necesidad de ser comprendidos para que las tareas, los ejemplos, las orientaciones, las instrucciones o la órdenes estén claras en sus objetivos y metas.

13. Sinceridad por sobre todas las cosas

No mentir es de una importancia capital. Primero, porque una mentira necesita ser cubierta con otras y, en la acumulación, aparecerán elementos contradictorios. Los niños además, son expertos en captar esas fallas y en incorporarlas a su repertorio ético y moral.

Mentir delante de los niños y conseguir ante los otros su silencio cómplice, destruye la comunicación en el hogar y le quita las bases sobre la que se sostiene.

Mentir obstruye la confianza y sin este sentimiento, hablar se resiente, se vacía y pierde sentido.



14. Evitar a toda costa la violencia verbal

No gritar, ni insultar; no agredir ni violentar con la palabra. Ni humillar ni ofender. En general, no usar el lenguaje y su poder para golpear la estima, para reducir o minimizar las formas de ser y hacer de los demás miembros de la familia.

Explica la pedagoga Julia Barrios que “todo acto de habla está sujeto siempre a una intencionalidad; se puede preguntar, felicitar, amar, odiar, lastimar, herir, golpear. Es aquí donde se encuentra el vínculo entre violencia y lenguaje”.

15. Mantener la calma

Hablar con impulsividad comporta un error. Si se está ofuscado o a punto de perder la paciencia (al borde de una insensatez) lo que hay que hacer es callar y respirar.

Solo cuando ya se esté en calma, después de unos adecuados ejercicios respiratorios acompañados de una terapia de conteo, se intenta decir lo que se quiere expresar.

Tener estas precauciones no significa quedar rumiando, sino que se trata de esperar en silencio reflexivo, a que las aguas del ánimo bajen. Y desde un nivel más controlado, hacer el pronunciamiento, emitir la orden o la opinión.

Desarrollar una buena comunicación en la familia es posible siempre y cuando se establezcan algunos principios básicos. La tolerancia, el respeto y el interés son algunas de las claves fundamentales para una comunicación exitosa.

Estas parecen evidentes; sin embargo, en la rutina diaria muchas veces se nos olvidan.


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