4 claves que debes conocer para una buena crianza

El estilo de crianza que apliquemos con los niños determinará su felicidad futura. Por ello, conviene conocer las claves de una buena crianza, una que les permita desarrollarse sanos y felices.
4 claves que debes conocer para una buena crianza
Elena Sanz Martín

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Última actualización: 15 junio, 2021

Ser responsable del bienestar y el desarrollo de una persona puede dar vértigo. A la hora de ejercer la maternidad pueden surgir un sinfín de dudas: ¿Lo estaré haciendo bien? ¿Soy demasiado dura? ¿O quizá demasiado permisiva? ¿Le estoy ofreciendo a mi hijo una buena infancia? Plantearse todas estas cuestiones es natural, pero en realidad aplicar una buena crianza es más sencillo de lo que parece.

Para lograrlo, basta con tener claros cuáles son los objetivos y los pasos a seguir para alcanzarlos. Podríamos decir que todo progenitor desea que sus hijos sean respetuosos, exitosos y buenos; pero, ante todo, que estén sanos y sean felices. Desde el enfoque de la crianza positiva se propone que esto, básicamente, requiere cubrir las necesidades físicas, intelectuales y emocionales del niño. Y, para ello, hay una serie de pautas que se pueden seguir.

Claves para aplicar una buena crianza

Padres celebrando con sus hijos el Día Mundial de las Madres y los Padres.

Afecto

El amor siempre debe ser la base de la crianza. Un amor incondicional que se traduzca en comprensión, aceptación, paciencia y acompañamiento. Amar sin condiciones a un hijo es conocerlo en profundidad, entender sus necesidades y responder a ellas del modo que necesita. Es abandonar nuestras expectativas personales como padres con el fin de estar disponibles para la realidad que el niño nos presenta.

Además, implica estar presentes y dedicar tiempo a forjar un vínculo sólido. No importa si trabajas fuera de casa, tu hijo será capaz de percibir y valorar los momentos de calidad que le dedicas cuando termina tu jornada laboral. Cuando un progenitor prioriza a su hijo y disfruta de su compañía resulta evidente, incluso aunque tenga que atender otras obligaciones.

Respeto

El respeto ha de estar presente en todas las relaciones humanas, y mucho más en una tan significativa como la de padres e hijos. Sin embargo, en ocasiones, el hecho de que los niños sean niños nos lleva a suponer que merecen un trato diferente. Tener menos edad y necesitar una guía y unos límites no implica que estos no hayan de aplicarse con respeto y consideración.

Los gritos, las amenazas o los insultos no tienen cabida dentro de una buena crianza, así como tampoco la tienen las actitudes de desprecio o indiferencia. Escuchar cuando un niño habla, responder sus dudas, validar sus emociones… son actos sencillos que tienen un gran impacto en la psique infantil.

Potenciar su desarrollo para una buena crianza

La estimulación intelectual del niño es un aspecto fundamental de la labor de padres. Esto consiste en proporcionarle oportunidades de aprendizaje a través de diferentes materiales, juegos, espacios y actividades acordes a su edad.

Pero más allá de esto, potenciar el desarrollo de un niño implica dotarle de los recursos y herramientas personales que necesita para desenvolverse en la vida. Autoestima, confianza, perseverancia, resiliencia… Fomentar todas estas capacidades es tan importante como enseñar al pequeño a leer o a atarse los zapatos, pues son las que contribuirán a su felicidad futura.

Guiar su conducta

Guiar la conducta de los hijos es una de las claves de la buena crianza.

El trabajo de un padre es el de un guía que orienta y dirige el camino, sostiene en las caídas y alienta a continuar. Moldear el comportamiento de un niño es un asunto de trabajo diario que se desarrolla, en primer lugar, dando ejemplo. Así, cuida siempre tu propia conducta, tus palabras, tus reacciones y tu forma de relacionarte con tu hijo y con otras personas, pues estás siendo su principal referente.

Por otro lado, los límites son necesarios y beneficiosos. Tu hijo necesita contar con unas normas claras a las que poder atenerse y conocer las consecuencias de su incumplimiento. Esto no implica castigos o gritos; las consecuencias han de ser coherentes y amorosas. Recuerda que el objetivo no es que obedezca, sino que se convierta en una persona autónoma.

Para aplicar una buena crianza, comienza por trabajar en ti

Las anteriores pautas no son difíciles de aplicar y muchos padres las ponen en práctica de forma natural e instintiva. Sin embargo, sí requieren de un trabajo interior. Para aplicar una buena crianza has de conocerte a ti misma, como persona y como madre, has de tener claros tus objetivos para con tus hijos, tus puntos fuertes y tus fallos. Y, sobre todo, debes estar dispuesta a mejorar día a día.

Errar es humano, pero pedir perdón y cambiar el rumbo cuando sea necesario también resulta imprescindible. Así, infórmate para escoger libremente el estilo de crianza que quieres aplicar y no actuar en automático. Apóyate en las experiencias de otros padres o incluso busca consejo profesional si lo requieres. Finalmente, de la crianza depende gran parte de la felicidad presente y futura de tus hijos, y trabajar en ti como madre es el mejor regalo que les puedes ofrecer.


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