Un buen padre construye puentes hacia el corazón de su hijo y no muros

La comunicación y la asertividad son pilares fundamentales para mejorar la relación entre padres e hijos. Esto puede fomentarse desde los primeros años de vida, ¡y aquí te enseñamos cómo!
Un buen padre construye puentes hacia el corazón de su hijo y no muros
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 18 abril, 2021

Un buen padre es el que guía a su hijo en la oscuridad, le da su mano para sostenerlo cada vez que lo necesita, le enjuaga las lágrimas y hasta llora con él para que el dolor toque a menos. El papel de un buen padre es el de enseñarle a su pequeño lo bueno y lo malo de la vida, ser su cómplice en cada uno de los sueños que tiene, alimentarlo, protegerlo, brindarle todo su amor.


Si tú y tu hijo están unidos por el cariño, el apego y el apoyo mutuo, ¡enhorabuena! eso significa que eres un buen padre.

Puentes de amor hacia el corazón de un niño

El corazón de un niño no precisa de muchos artilugios para latir. Es fácil de conquistar y grande como para albergar a un país entero.

Construir puentes de amor hacia el corazón de un niño es una de las obras de ingeniería más grandiosas y sencillas de forjar. Para ello, basta con:

Tener paciencia en sus enseñanzas

Los niños necesitan que sus maestros tengan mucha paciencia a la hora de enseñarlos.

Todos los niños no asimilan los conocimientos ni aprenden a la misma velocidad. Lo que para unos es “pan comido” para otros resulta algo bastante complejo.

Por eso, hay que estar prestos a hacer uso de toda la paciencia que se pueda toda vez que un pequeño precise, una y otra vez, que le enseñen algo.

Anudarse los cordones, coger bien la cuchara, aprender los colores, memorizar los productos (tablas matemáticas), peinarse, hacer pipí en el orinal… son muchas las destrezas y los conocimientos que debe aprender un niño. No quieras que lo domine todo de un dos por tres.

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Darle amor en todo momento

Toda la relación que se tenga con un niño debe estar amparada por el amor.

El afecto que recibe un ser humano durante su infancia se va a traducir en autonomía, seguridad en sí mismo, inteligencia emocional… Dar cariño no es hacerlo débil, sino todo lo contrario.

Las caricias, los besos, los abrazos y hasta las sacudidas de pelo que le des a tu hijo, serán muestras de lo mucho que él importa en tu vida, todo lo que lo quieres y lo feliz que eres con tenerlo a tu lado. Él sabe entender este mensaje.

Ponerle límites

Los límites y la disciplina son recursos imprescindibles en la educación de un niño.

Pero los límites no deben ser meros bloqueos a su conducta: ¡Esto no se hace porque no se hace!

Un niño debe entender el porqué de todo. Es tu deber decirle lo que implica cada uno de sus actos y explicarle tus razones.

Un buen padre construye puentes hacia el corazón de su hijo y no muros

Papá, así como es sumamente fácil ganarse el cariño de un hijo también es sencillo, perderlo.

No son pocos los muros que pueden separar a los padres de sus hijos. La desconfianza, la incomunicación, la intolerancia, la violencia, el desamor, la lejanía…

Estos enormes bloques de concreto van deshaciendo los lazos que la misma naturaleza destinó para ambos y como murallas infranqueables se posicionan entre los dos para separarlos, a veces, durante toda la vida.

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Nuestro deber entonces es el de aconsejarte. Lo hacemos con el propósito de que tanto a tú como ese pequeñín que espera tu regreso cada tarde, disfruten del gozo de tenerse.

Papá, ofrécele a tu hijo solo los recursos necesarios para vivir. Lo demás, enséñalo a ganárselo.

Elógialo por sus logros y virtudes, pero señala también sus defectos.

Nunca lo compares con otros niños ni midas si sus conquistas son mejores o peores que las de sus compañeros.

No le exijas más de lo que puede dar

Dale confianza para el debate de cualquier tema, sobre todo, los que a ti te resulten difíciles. Ten presente que si para ti es complicado para él debe serlo aún más.

Dedícale todo el tiempo que puedas. Él sabe que te ganas la vida para darle el mejor presente y un futuro más próspero. Pero entiende que además de los libros, los alimentos, los juguetes y las medicinas también necesita de muchas horas a tu lado.

Es importante que entiendas que un buen padre debe saber abrir su corazón y levantar una base bien sólida para erigir los cimientos de un enorme puente que, con el tiempo, llegará con su otro extremo hasta el corazón de su hijo.

Este puente va a significar una vía indestructible de comunicación e intercambio entre las dos partes. Servirá para que todas las dudas e inquietudes inmediatamente encuentren un canal confiable para ser resueltas.

Será un viaducto de enseñanza, entrega, seguridad y amor infinitos.


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