Tengo en mis manos el poder de moldearte. Serás quien yo quiera que seas, una persona de bien. Sueño con ver en el futuro un ser entero, íntegro, como resultado de mi crianza. Y créeme, te construiré fuerte para que absolutamente nadie pueda romperte.
Te dotaré de valentía para verte desfallecer lo menos posible. No puedo evitar caídas, pero sí reducirlas a simples tropiezos. Te prestaré mi mano para que puedas ponerte de pie pronto. Te inculcaré grandes dosis de valor a fin de que puedas continuar tu camino, expulsado a gran velocidad.
Te regalo lo mejor que puedes tener desde corta edad. Te doy seguridad, confianza en ti mismo y mucha fe. Lo recibirás en forma de amor, lo apreciarás en modo de autoestima. Así, nadie será capaz de herirte jamás. Y las heridas que puedas llegar a tener muy pronto sanarán.
Hijo, solo sé que desde que te concebí mi decisión fue solo una: construirte fuerte. De ese modo, la vida nunca podrá paralizarte. Sé que los reveses del destino no podrán dejarte inmóvil. Te dotaré de todas las herramientas necesarias para que no sufras demasiado en este extraño mundo. Aquel que, a veces, puede resultar ingrato.
Te construiré fuerte y valiente
Mi vida, te aseguro que estaré de pie en todo momento, velando por tu bienestar. Después de todo, mi único objetivo desde que llegaste a mi vida es tu felicidad. Por eso mismo te pido que tú también seas fuerte, que te alimentes a base de coraje y sueños para salir adelante frente a cualquier circunstancia.
Qué importa ganar o perder, si lo que cuenta en definitiva es la osadía de intentarlo. Pararse tras el golpe que nos propinen. Volver a probar nuevamente, agotar instancias. Aprender de los errores, materializando toda equivocación en una digna enseñanza.
No te hundas en la desazón, nada bueno se puede hacer desde la tristeza. Construye desde la ilusión, llevando como estandarte la bandera de la esperanza. Una actitud positiva y tu mente optimista te llevarán más lejos de lo que te propones.
El hombre valiente no es aquel que no siente miedo, si no el que lo conquista
-Nelson Mandela-
No tengas miedo, simplemente despliega tus alas y echa a volar. Qué más da el problema que atravieses, tus espaldas estarán sanas y listas para cargar con lo que sea. No llenes la mochila de odio y rencor. Recuerda que no habrá mal que dure cien años.
Asume también las consecuencias de tus actos. Habrá veces que te equivoques y que seas tú el que haga daño. Ten el coraje suficiente para pedir perdón y la humildad de reconocer tus errores. No olvides lo más importante, y es que a la persona que más tendrás que perdonar a lo largo de tu vida será a ti mismo.
Nada es permanente, todo es temporal, hijo querido. Solo debes resistir erguido, soportando los golpes del destino. Prométeme y prométete que nunca te rendirás, ¡no bajes los brazos! La solución a eso que te hace daño te espera a la vuelta de la esquina. Mereces bellos milagros, y sé que te ocurrirán.
Cree en tu inmenso poder
El ser humano está condenado a ser feliz. Por eso, abraza la creencia de que todo mejorará en algún momento. La tristeza será la que te muestre la luz de la alegría que te falta atravesar. No te dejes vencer, porque tienes en tu alma un inmenso poder.
Haz de tus días lo que realmente quieres que sean. Carga tu energía con esos instantes gratos. Aprovecha cada uno de esos momentos. Vívelos plena e intensamente, atesorándolos. Sonríe a pesar de tus temores. Llora y grita cuando haga falta. Desahoga tu alma dolida.
Pero nunca, nunca, se te ocurra deprimirte y hundirte en lo más hondo. Eres el ser más fuerte que conozco, aquel que construí para poder verlo llegar a lo más alto. Nunca olvides que en la vida jamás tendrás una carga mayor que la que puedas soportar. Te nutrí con el más puro y sincero amor, que te permitirá lograr imposibles.
Sé fuerte, por ese incondicional cariño que te permitirá mover montañas. Sé paciente en honor a esas anécdotas que aún dibujan una sonrisa en tu rostro. Acude a tu valentía para honrar las enseñanzas de tu madre, que te admira aún cuando apenas has vivido.
Bibliografía
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