¿Qué es el ahogamiento secundario en niños?

El ahogamiento secundario es un término que hace referencia al hecho de que los problemas derivados del ahogamiento no se dan de forma inmediata. La comunidad médica niega su existencia. Aquí te contamos por qué.
¿Qué es el ahogamiento secundario en niños?
Mara Amor López

Escrito y verificado por la psicóloga Mara Amor López.

Última actualización: 08 abril, 2023

Seguro que has oído hablar del término «ahogamiento secundario». En épocas de calor es una de las preocupaciones que rondan cuando tu niño se mete al mar o la piscina. Hablamos de esto cuando un pequeño vive un episodio de ahogamiento, tras el cual recupera la conciencia y parece que el peligro ha pasado. No obstante, esta recuperación puede ser momentánea.

Cuando los niños pasan mucho tiempo en el agua, a veces, incluso sin saber nadar, no son conscientes del peligro que corren. Los ahogamientos entre los menores de 5 y  14 años son la principal causa de mortalidad en la infancia por accidente a nivel internacional. Además, estos ahogos suelen darse con más frecuencia en piscinas de ámbito privado que en públicas. ¿Quieres saber qué es exactamente el ahogamiento secundario? ¿Cuáles son sus síntomas y qué hacer para prevenirlo? Sigue leyendo.

¿Qué es el ahogamiento?

Según la OMS y la mayoría de los organismos sanitarios en todo el mundo, el ahogamiento es definido como el desarrollo de problemas o dificultades respiratorias por inmersión/sumersión en un medio líquido. Su resultado puede clasificarse de la siguiente manera: mortal, no mortal con lesiones o enfermedades o no mortal sin lesiones ni enfermedades. Se estima que por cada ahogamiento con resultado de muerte, hay otros cinco sin desenlaces fatales.

La expresión «ahogamiento secundario» ha sido rechazada por toda la comunidad médica. Los profesionales atribuyen los síntomas y las consecuencias únicamente al ahogamiento.

¿A qué hace referencia el término «ahogamiento secundario»?

Este término se ha empleado para nombrar los cuadros en los que los problemas producidos por un ahogamiento no se dan de forma inmediata. Sin embargo, la comunidad médica rechaza esa denominación. Pero, ¿por qué llegan a esta conclusión? Veámoslo.

La comunidad médica sostiene que no debemos hablar de ahogamiento secundario o casi ahogamiento, igual que no decimos casi infarto si la persona que lo ha sufrido no ha muerto; o casi accidente, por la misma razón. Los profesionales mantienen que cualquier resultado o dificultades derivadas por la inmersión en un líquido debe llamarse ahogamiento, pero con distintos resultados.

Los doctores Seth Collings Hawkins, Justin Sempsrott y Andrew Schmidt, especializados en esta temática, lo explican en su publicación Drowning in a Sea of Misinformation: Dry Drowning and Secondary Drowning.

Síntomas de ahogamiento

Puede que un niño sea rescatado, reanimado y que no tenga síntomas posteriores. Sin embargo, en otros casos, la entrada de agua al pulmón hace que tenga síntomas tempranos después de ser reanimado, tales como los siguientes:

  • Tos persistente y repetida.
  • Dificultad para respirar.
  • Confusión temporal.
  • Comportamiento anormal, falta de atención y problemas para decir palabras, entre otros.
  • Dificultades para realizar actividades que ya tenía controladas.
  • Cansancio extremo.
  • Espuma por la nariz o boca.
  • Somnolencia.

La observación de cualquiera de estos síntomas después de un episodio de ahogamiento implica la atención urgente por parte de un médico. De lo que no hay constancia es de que niños totalmente sin síntomas acaben por perder la vida unos días o semanas posteriores.

Cualquier resto de agua en los pulmones conlleva a la tos y otros síntomas de forma inmediata tras el ahogamiento. En definitiva, los médicos están de acuerdo en afirmar que no existe el ahogamiento secundario o seco, sino que todo es consecuencia del proceso de ahogamiento.

Es fundamental que los adultos al cuidado de un niño en el agua siempre estén cerca y atentos. Además, es importante que sepan nadar y que tengan nociones de las maniobras de reanimación.

¿Cómo prevenir un ahogamiento?

Se debe tener en cuenta que lo más importante respecto de los ahogamientos es la prevención. De esta forma, será más fácil evitar incidentes. Vamos a ver una serie de recomendaciones que resultan imprescindibles si queremos disminuir estos accidentes en el medio acuático:

  1. Llevar a los niños a natación para que aprendan a nadar. Esto es necesario, pero no suficiente, para evitar que los niños se ahoguen. A pesar de que los pequeños sepan nadar, no debemos descuidarnos nunca.
  2. En lugares públicos, como mares o piscinas, es importante que elijamos zonas en las que haya socorristas.
  3. Cuando son bebés o niños pequeños, no podemos estar alejados de ellos más de la distancia que alcanza nuestro brazo para agarrarlos.
  4. Cuando sepan nadar, no dejar nunca de supervisarlos y vigilarlos. Se debe evitar siempre cualquier distracción mientras los niños se bañan.
  5. Los adultos que acompañan a los niños deben saber nadar, por si tuvieran que iniciar un rescate.
  6. Es importante tener nociones de las maniobras de reanimación cardiopulmonar para llevarlas a cabo en caso de ser necesario.
  7. En chicos adolescentes, hay que explicar que bajo los efectos del alcohol u otras drogas, el bañarse conllevaría graves riesgos y que podrían acabar con consecuencias fatales.

Sobre el ahogamiento secundario

El término «ahogamiento secundario» ha sido utilizado principalmente por la prensa. De esa manera, suelen referirse a los problemas derivados de un ahogamiento después de que la persona haya sido reanimada. La cuestión es que toda la comunidad médica niega la existencia del mismo, al tiempo que lo atribuye a las consecuencias del ahogamiento.

En definitiva, cuando un niño sufre un ahogamiento, es importante observar los síntomas y que sea examinado por un médico. Por lo tanto, cualquier respuesta del cuerpo que se pase de una tos momentánea, debe ser considerada como un hecho peligroso.


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