¿Por qué se chivan los niños?

Seguro que más de una vez os habéis preguntado por qué se chivan los niños. Los motivos pueden ser muy variados y siempre debemos analizar a nuestros hijos. Te contamos qué hacer si tu hijo acusa a otros con frecuencia.
¿Por qué se chivan los niños?
Mara Amor López

Escrito y verificado por la psicóloga Mara Amor López.

Última actualización: 12 abril, 2023

¿Por qué se chivan los niños? Esta es una pregunta que muchas veces nos hacemos. Pero, para saberlo, es importante que profundicemos para ver si hay algo más detrás de esas constantes acusaciones. Por ejemplo, hay menores que se chivan para llamar la atención y otros que lo hacen como una forma de competir con otros niños o con los hermanos. Por eso, es importante que indaguemos en el «por qué» de esa conducta.

Un niño que se chiva en exceso puede tener problemas en su desarrollo social. Esta acción puede encubrir un deseo de situarse por encima de los demás, sobre todo frente a los adultos. También, puede ser producido porque se sienten obligados a denunciar aquellas normas que no han sido cumplidas, ganarse el favor de los mayores o simplemente como una forma de complacer a los padres. En este artículo, te contamos todo sobre este tema.

Conoce por qué se chivan los niños

Cuando un niño se chiva de otro porque hace algo en contra de las normas o reglas establecidas, puede ser por varias razones:

  • Quiere llamar la atención, independientemente de lo que ocurra.
  • Tiene el deseo de complacer a los adultos y ganarse sus favores frente a los demás.
  • Quiere exponer que ha aprendido muy bien las reglas que le han enseñado.
  • Se siente en la obligación de denunciar las cosas que van en contra de las normas establecidas.

Cuando cumplen los cuatro años, en su mente, los niños ya tienen conceptos tales como honrado, razonable, bueno o malo. Por eso, cuando alguien no tiene un comportamiento deseable, el menor lo acusa como una forma de diferenciar lo que está bien de lo que está mal. Ahora, chivarse ha pasado a sustituir las peleas que antes eran frecuentes.

Otra cosa es que un niño se chive acerca de la acción que ha tenido otro y que no ha sido correcta. Esto puede hacerle ganar autoestima, porque siente que se puede confiar en él. Eso sí, tampoco debemos promover la acción del acusador. Es importante que le enseñemos que nadie es perfecto y que todos podemos mejorar. También, que seguro que él, en alguna ocasión, ha hecho cosas que no estaban bien. Debemos evitar tomar posturas exageradas que fomenten estas actitudes.

Los adultos debemos restar importancia a las situaciones que lo ameritan. A no ser que se trate de una cuestión en la que se necesite nuestra intervención de manera urgente, lo lógico es que no actuemos de forma impulsiva.

¿Qué estrategias utilizar cuando se chivan los niños?

Si un niño se chiva y consigue nuestra atención, habrá conseguido el éxito. Por lo tanto, mantendrá esta actitud, pues la considera algo positivo. Sin embargo, si un pequeño nos informa acerca de una situación peligrosa sin ninguna intención chismosa, deberíamos premiar esta acción.

En cambio, cuando lo que ha pasado es una situación que no tiene importancia, lo que tenemos que hacer es, justamente, quitarle relevancia. De esta manera, el niño que se chiva perderá interés, puesto que esa actitud de acusica no obtiene los beneficios que buscaba.

Tenemos que hacerle ver al niño que se chiva, que más adelante nos ocuparemos de lo que nos cuenta. Una cosa muy importante que no debemos hacer es regañar al niño que ha desobedecido o del que recibimos las quejas delante del acusica. Si tenemos que decirle algo, se lo diremos después, sin su presencia.

Evaluar la situación

Debemos ayudar al pequeño a diferenciar lo que es realmente peligroso de lo que es solamente un chisme. No es lo mismo chivarse porque su hermanito se trepa a un árbol y se puede caer, que decir que no ha dejado los juguetes en su sitio. Aunque es complicado enseñar esta diferencia a los niños pequeños, tenemos que ayudarles a conseguirlo.

Además, debemos dejarles en claro que no es necesario contar cualquier cosa que suceda en su entorno. Eso sí, debemos darles confianza para que nos pidan ayuda siempre que lo necesiten.

Promover que los niños sean autónomos

No tenemos que atender siempre las acusaciones de los niños, sobre todo cuando no hay un peligro o se trata de conflictos entre ellos. Si nos ponemos de parte de unos o de otros, fomentaremos la competitividad. En este sentido, tenemos que dejarles que sean ellos quienes solucionen esos pequeños conflictos o los problemas con otros. De esta forma, serán capaces de afrontar esas situaciones a través de la negociación, la colaboración y en el marco del respeto.

Los adultos siempre estaremos atentos a que no haya ninguna situación de falta de respeto entre ellos o que acaben por hacerse daño. Esta es una forma de dejarles que crezcan y que sean niños independientes. De todos modos, siempre podemos ayudarles a buscar herramientas y recursos para hacer frente a las situaciones difíciles.

Podemos decirle a los niños que siempre estaremos preparados para escuchar lo que les pase a ellos, pero no lo que hagan los demás, a no ser que estén en peligro y podamos ayudarlos.

Redirigir las situaciones de forma positiva y adulta

Para eso, debemos empezar por nosotros mismos y por nuestros comportamientos. Por ejemplo, no debemos hacer comentarios de forma despectiva hacia otros en su presencia.

Sobre por qué se chivan los niños

Como has podido ver, pueden ser muchos los motivos por los que se chivan los niños. Saber por qué lo hacen es una buena forma de empezar a manejar esta situación. Aquí te hemos dado algunas estrategias que puedes aplicar para evitar que los menores se enojen y acusen a otros por cosas sin importancia. Debemos dejarles en claro que, si alguien corre peligro, sí que deben avisarnos, pero no por las cosas que no tienen demasiada importancia.

Una forma de trabajar esta conducta es pedirle que nos cuente solo cosas buenas sobre los demás. Así, también verá la parte positiva de las otras personas. No debemos olvidar que son niños y que nosotros, los padres, debemos dirigir esas conductas para que no se conviertan en un problema para su desarrollo social.


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  • Hidalgo-Rípodas, L. (2016). Previniendo el acoso escolar desde la etapa de Educación Infantil (Bachelor's thesis).
  • Suckling, A. (2006). Herramientas contra el acoso escolar: un enfoque integral. Ediciones Morata.

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