Ponerse de acuerdo en la educación de los hijos

Aunque todos los padres quieren lo mejor para sus hijos, en ocasiones es difícil ponerse de acuerdo con la pareja. Si no estamos abiertos a dialogar y negociar, podemos terminar en conflictos que serán perjudiciales para los pequeños.
Ponerse de acuerdo en la educación de los hijos
Elena Sanz Martín

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Última actualización: 08 septiembre, 2019

Cuando una pareja decide formar una familia, dos mundos se unen para dar lugar a uno nuevo. Los bagajes de ambos, sus formas de ver la vida se encuentran frente a frente ante la aventura de criar a una pequeña personita. Esto hace que ponerse de acuerdo en la educación de los hijos no sea una tarea fácil.

Cuando nos convertimos en padres, la forma en que hemos sido criados se hace patente. Bien sea con la intención de repetirla o de evitarla, la propia educación recibida cobra un importantísimo papel. Nuestros miedos, deseos y creencias salen a la luz y, en ocasiones, chocan con los de nuestra pareja.

Un frente común

Sin embargo, para los niños, es primordial ver en sus padres un frente común, sólido y firme. Esto les proporciona unos límites claros y una seguridad sobre cómo desenvolverse en al vida. Si el menor presencia constantes discrepancias entre sus padres, si recibe de ellos mensajes contradictorios, se sentirá falto de referentes.

Además de la indudable tristeza e incomodidad que pueden generar en el pequeño las desavenencias entre sus padres y de la sensación de inseguridad, la falta de acuerdo puede dar lugar a que el niño trate de sacar provecho. Es posible que utilice esas fisuras en la pareja para posicionarse del lado del padre que más le convenga en cada ocasión.

Padres poniéndose de acuerdo en la educación de su hija hablando con ella.

Incluso cuando los padres están separados es muy conveniente llegar a acuerdos respecto a la educación de los menores e implantarlos de igual manera en los hogares de ambos progenitores.

Falta de acuerdo en la educación

Existen dos situaciones principales que reflejan la dificultad para ponerse de acuerdo en la educación de los hijos.

Ambos tienen formas completamente opuestas de ver la crianza

Este caso es el más claro. Debido a sus propias experiencias vitales, cada padre tiene ideas muy diferentes de lo que es adecuado para la educación de sus hijos. Los dos sienten tener la razón y la verdad y se muestran inflexibles a la hora de dialogar, escuchar o negociar con su pareja.

Cada uno intenta imponer aquello que cree conveniente, generando en los niños una sensación de descontrol y confusión. Por ende, las discusiones y peleas entre la pareja son constantes y se puede caer en una lucha de egos.

Hay acuerdo en la teoría pero no en la práctica

La otra situación que más comúnmente se presenta es aquella en la que ambos padres, tras dialogar acerca de la crianza, están de acuerdo en lo que se debe hacer. Parecen compartir valores y puntos de vista, y convienen las normas del hogar sin dificultad.

Sin embargo, a la hora de llevar a la práctica lo acordado, uno de los progenitores es mucho más permisivo que el otro. La forma de educar que, en la teoría se defendía totalmente, parece no tener ya tanta importancia. Se hacen continuas excepciones o no se toma en serio lo pactado con el compañero.

De esta forma, uno de los miembros de la pareja tira por tierra toda la labor educativa y de establecimiento de límites que lleva a cabo el otro, y le posiciona ante sus hijos como un ogro inflexible.

Padres regañando a su hija por su comportamiento. Se han puesto de acuerdo en la educación de sus hijos.

Cómo ponerse de acuerdo en la educación

  1. Sois una nueva familia. Está bien hablar del tipo de crianza que recibisteis cada uno y tomarla como punto de referencia en algunos aspectos. Sin embargo, no hay que perder de vista que sois una familia totalmente nueva y no tenéis por qué repetir los actos de vuestros padres. Su forma de educar no es la única y, quizá, tampoco la mejor.
  2. Mostrad un frente común. Hablad en privado sobre las normas que deseáis poner en casa, evitad discutir o discrepar delante de los niños. Si uno de los padres tiene un conflicto con un hijo, es preferible que el otro se mantenga al margen y espere a estar a solas para hablarlo con su pareja.
  3. Sois un equipo. El otro no es tu enemigo, es tu aliado. Buscad soluciones juntos y evitad los reproches y las luchas de poder.
  4. Sed constantes en la aplicación de las normas. No le dejes toda la tarea de la educación a tu compañero ni tires por tierra su labor. Si estás de acuerdo en los planteamientos, llévalos a la práctica. Educar a un ser humano conlleva esfuerzo, pero es hermoso.

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