El peligro de mandar demasiados deberes

El peligro de mandar demasiados deberes
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 04 febrero, 2022

En la etapa del colegio, muchos niños deberían descubrir lo importante que es aprender a resolver sus problemas y a enfrentarse a las dificultades de su día a día, a tratar de no rendirse y a afrontar con optimismo su vida. Sin embargo, a menudo muchos padres observan que sus hijos están siendo sometidos a una carga de trabajo excesiva, derivada de los deberes que se les mandan en el colegio, con la excusa de que esta es la única forma de aprender.

La excesiva carga de deberes que sufren muchos niños puede desencadenar problemas emocionales y los peligros para la salud. La doctora Marisa Navarro, autora del libro La medicina emocional explica que la excesiva carga de deberes a la que muchos niños son sometidos, conlleva a muchos peligros, y entre ellos, en el peor de los casos al fracaso escolar, que puede derivar además en enfermedades como la depresión, la falta de autoestima o el refugio en las distracciones.

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Someter a tanta presión a los niños los hace más proclives a padecer ansiedad y a estar tristes y agobiados. Muchos niños cuando están sometidos a mucha presión dan por hecho que estar agotado es normal, y esto puede convertirlos en adultos con los mismos trastornos de manera inconsciente.

A veces, con este ambiente los niños pueden aprender que es normal rendirse antes de tiempo. Verás, cuando a los adultos se nos encomiendan muchas tareas, generalmente comenzamos a establecer prioridades en función de algún criterio, y al final casi siempre ocurre que de diez tareas pendientes, decidimos hacer ocho y finalmente hasta acabamos haciendo unas seis.

Y mandar a los niños demasiados ejercicios o estudiar demasiados temas, tiene el mismo efecto. Si para el examen se le asignan muchos temas, y si les han mandado muchos ejercicios de varias asignaturas, se centrarán en lo que consideren más interesante, en lo que más les guste, en los que hagan más rápido o en aquellos para los que simplemente tengan tiempo, admitiendo como normal que no pueden resolver todo, sin ni siquiera intentarlo.

Además esta presión los puede invitar a hacer las cosas rápido sin pensar si están bien o mal.

Llenar a tu hijo de deberes puede confundirlo

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Sobrecargar de deberes, para los que no tiene tiempo, provoca que quiera hacer todo sin el menor cuidado, es decir sin pensar si la solución que encontró para resolver la situación está bien o mal.

Lo ideal es que tu hijo se sienta tranquilo y aprenda a decidir cuál es la mejor solución para un problema, lo que le será de gran ayuda para enfrentar su futuro, pues podrá identificar cuál es la mejor opción para acabar con sus quehaceres de manera “rápida y efectiva”.

Llenar la agenda de tu hijo de deberes también puede hacer que aprenda aceptar el hecho que otros resolverán sus problemas, pues muchas veces los padres conscientes de la gran carga de trabajo de sus hijos, deciden “ayudarles” en sus tareas.

Y esto no está del todo mal, pero es importante velar que los padres los que siempre terminen haciendo los deberes, mientras sus hijos juegan o se dedican a otras cosas, pues de esta manera los niños aceptarán como bueno el concepto de que otros estarán allí para resolver los problemas que son propios.

Falta de autoestima, tener la sensación, desde bien pequeño, de que no se puede alcanzar todo lo que se le asigna, le puede provocar al niño la triste convicción de que él vale menos que otros, es una de las consecuencias negativas de sobrecargar de tareas a un niño.

Los seres humanos somos muy diversos. Todos tenemos habilidades y capacidades distintas, esto es una realidad que los adultos entendemos bastante bien, pero un niño que no logra realizar con éxito todos los deberes que se le asignan puede crecer con la idea de que sus compañeros son capaces de hacer algunas cosas que él no. Esta sensación sumada a la falta de dedicación que requiere crear el hábito de pulir las cosas que sí hacer bien, es realmente peligrosa para la relación que el niño tenga consigo mismo.

Busca el equilibrio junto a tu hijo

No existe una regla mágica que confirme que a determinados años se tienen que realizar ciertas tareas. Depende de muchas variables: maduración del niño, conocimientos, educación de los padres, entorno en el que vive, si es hijo único, el menor de varios hermanos…

Al margen de las tareas que vienen impuestas desde la escuela, la doctora Marisa Navarro explica que desde el convencimiento de que todos queremos lo mejor para nuestros hijos, hay que tener en cuenta que cada niño es de una manera, y es importante pararse y analizar cómo es tu hijo y motivarle.

Quizás es la música, o el deporte o los idiomas, lo que hace a un niño feliz y que no encuentre el gusto a realizar una actividad en específico ahora, y esto no quiere decir que no pueda hacerlo más adelante, cuando madure o cuando sea el momento adecuado.

Nunca es tarde. Lo más importante es que no tratemos de que nuestros hijos realicen actividades que a nosotros nos hubieran gustado de pequeños, pues cuando se trata de imponer aficiones, estas toman el valor de deberes, provocando fobias y emociones totalmente contraproducentes.


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