El cesto de los tesoros, un juego para bebés

"Los niños y niñas no juegan para aprender, pero aprenden porque juegan". -Jean Piaget-. Hablamos en este artículo sobre El cesto de los tesoros para bebés.
El cesto de los tesoros, un juego para bebés

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 01 julio, 2022

De los 6 a los 12 meses los bebés comienzan a mantenerse sentados y a desarrollar su motricidad y coordinación. Desde la escuela infantil, o desde casa, podemos ofrecerles una actividad de juego libre y exploración: El cesto de los tesoros.

El cesto de los tesoros, un juego para bebés

El cesto de los tesoros es una propuesta de juego ideada por la pedagoga inglesa Elinor Goldschmied, dirigida a bebés de 6 a 12 meses. Consiste en un cesto lleno de diferentes objetos y materiales para que los bebés exploren, manipulen y jueguen libremente. A través del cesto de los tesoros, se favorece la percepción sensorial mediante los cinco sentidos.

La selección de objetos, materiales y texturas que incluyamos en el cesto es muy importante, ya que son la clave para conseguir el objetivo del juego, que es estimular, potenciar y desarrollar los sentidos de los pequeños: tacto (forma, peso, temperatura, textura, etc.); olfato y gusto (diversidad y variedad de aromas y sabores); oído (tintineo, percusión, fricción, crujido, ausencia de sonido, etc.); vista (color, volumen, magnitudes, luminosidad, brillos, etc.).

Decía Montessori que el primer paso es educar los sentidos, después la inteligencia: mirar equivale a la lectura y tocar a la escritura. De ahí la importancia del desarrollo de todos los sentidos.

El objetivo entonces, que persigue la cesta de los tesoros “es que los niños puedan conocer nuevas texturas, sonidos y colores mientras aprenden a interac tuar con su entorno”.



Crear nuestro propio Cesto de los Tesoros

Hacer un cesto de los tesoros no es nada complicado; solo necesitamos un cesto y objetos cotidianos que tengamos en nuestras escuelas infantiles o casas.

Bebé jugando con El cesto de los tesoros.

El cesto debe ser bajo, preferiblemente de mimbre y sin asas. En él meteremos en variedad y cantidad un número suficiente de objetos de distintos materiales: madera, tela, lana, metal, cuero, cartón, papel, incluso objetos naturales, como frutas, conchas, corcho…

Según Goldschmied, su autora, no se deben utilizar objetos de plástico ni juguetes comprados, ya que estos producen una experiencia sensorial escasa y los niños pierden rápidamente el interés por ellos.

Sí, el objetivo es enriquecer la experiencia sensorial pues existe una relación directa entre el desarrollo cerebral y los estímulos que recibe el niño a través de sus sentidos.

Y para este objetivo, lo mejor es emplear objetos lúdicos no estructurados: esto es, “materiales que despiertan los sentidos, la imaginación y la creatividad de los niños y las niñas al no estar destinados a una edad o fines concretos. Por ello, son más versátiles y juegan más tiempo con ellos contribuyendo también a la economía familiar“.

Es recomendable que cada cierto tiempo se renueven, aumenten o sustituyan los objetos, así la experiencia será más enriquecedora y los pequeños no perderán el interés. Por supuesto, hay que tener en cuenta la higiene y seguridad de los mismos.

A continuación, os dejamos los grupos de algunos de los materiales que pueden componer el cesto de los tesoros según su creadora:

  • Naturales: piedras, conchas, piñas, corcho, plumas, manzanas…
  • Materiales naturales: ovillo de lana, cepillo para los zapatos, brocha de maquillaje…
  • Madera: cuchara, pinzas de la ropa, carraca, pandereta, pimentero…
  • Metal: cuchara, llaves, armónica…
  • Cuero, tela, caucho, piel: monedero de cuero, pelota, bolsas de tela con aromas…
  • Papel, cartón: libreta, cilindros de cartón, papel charol, postales con imágenes conocidas…

Aspectos que se favorecen con el juego El cesto de los tesoros

Gracias a la variedad de objetos y materiales que los bebés manipulan mientras juegan, se fomenta el desarrollo de los siguientes aspectos:

  • Ejercitación motora. Se favorece tanto la psicomotricidad fina, al manipular los objetos, como la gruesa, gracias al movimiento para poder alcanzar los objetos distantes.
  • Curiosidad por descubrir. El bebé elige y realiza diferentes actividades de exploración, sin que el adulto intervenga. Cada uno manifiesta sus preferencias y diferencias en el “hacer con los materiales”.
  • Estimulación y desarrollo de los sentidos. El bebé examina los objetos, los chupa, los manipula, los golpea… Es así como descubre su peso, su tamaño, su forma, su textura, su sonido, su olor…
    Mamá jugando con su bebé.
  • Potencia las distintas coordinaciones ojos-mano-boca-manos, así como el equilibrio.
  • Desarrolla su capacidad de concentración. Los pequeños pasarán largos ratos ensimismados. Examinan, manipulan, chupan, golpean o escuchan los sonidos que hacen los distintos objetos.


Papel de las educadoras o adultos

El papel de la educadora o adulto es dar seguridad y observar atentos. Una mirada, un pequeño gesto de cariño o una sonrisa es suficiente para iniciar el contacto con el bebé y que este se sienta seguro y en libertad para disfrutar descubriendo.

Aunque resulte difícil, los adultos no debemos intervenir. No hay que ofrecerles objetos, tampoco ayudarlos a que los cojan bien y, según su creadora, tampoco hay que entablar diálogos, ya que los distrae del juego.

Además, los sonidos preverbales que los bebés emiten mientras juegan son una parte importante en el proceso de desarrollo lingüístico. Solo se interviene si vemos que el niño puede hacerse realmente daño en algún momento.

Cuando observemos que el bebé ya está cansado o ha perdido el interés, retiraremos el cesto y lo guardaremos. No hay que poner un tiempo estimado de juego; el tiempo lo decide cada niño.

Al inicio del artículo decíamos que El cesto de los tesoros está recomendado para bebés de 6 a 12 meses. Pues bien, a partir de los 12 meses, y hasta los 24, e incluso más, existe otra experiencia de juego muy interesante para descubrir y explorar libremente: el  Juego Heurístico.


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