¿Cómo afectan los estilos parentales a las fortalezas de los hijos?

Las fortalezas personales ayudan a los niños a ser más felices y exitosos a corto y a largo plazo. Te contamos cómo potenciar estas cualidades desde el hogar.
¿Cómo afectan los estilos parentales a las fortalezas de los hijos?
Elena Sanz Martín

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Última actualización: 10 febrero, 2021

Generalmente, la psicología ha estado enfocada en identificar y tratar los aspectos conflictivos y problemáticos de las personas. Sin embargo, el auge de la psicología positiva pone la atención en los recursos, cualidades y ventajas con los que un individuo puede contar para alcanzar la felicidad y la realización. Estas características se forjan durante la infancia y se potencian durante la adolescencia; entonces, cabe preguntarse cómo afectan los estilos parentales a las fortalezas de los hijos.

¿Por qué algunos niños son más optimistas, más felices y más capaces de afrontar los contratiempos? ¿Por qué otros menores experimentan en mayor medida emociones negativas y se ven sumamente afectados por las adversidades? Más allá de la influencia genética, las fortalezas son habilidades que pueden trabajarse y desarrollarse. Así, aplicar un estilo educativo adecuado puede ser de gran ayuda en este sentido.

Padres abrazando a sus hijos mientras se ríen en familia.

¿Qué son las fortalezas?

Las fortalezas personales son todas aquellas virtudes, aptitudes o puntos fuertes que nos ayudan a sentirnos plenos y satisfechos con nuestra vida, a alcanzar metas y a superar la adversidad. Martin Seligman y Christopher Peterson fueron pioneros en identificar y clasificar estos rasgos positivos de la personalidad. Y, a partir de este trabajo, se ha estudiado cómo desarrollarlos o potenciarlos para, así, mejorar la calidad de vida de las personas.

Se han llevado a cabo diversas investigaciones sobre cómo afectan los estilos parentales a las distintas fortalezas. Pero, entre las más relevantes se encuentran las siguientes:

  • Optimismo. Es la tendencia a percibir e identificar lo más favorable de cada situación y mantener expectativas positivas respecto al futuro.
  • Resiliencia. Es la habilidad para afrontar la adversidad y salir fortalecido y enriquecido de ella. Es decir, ser capaz de adquirir nuevos aprendizajes y perspectivas a partir de estas vivencias negativas.
  • Bienestar. Hace referencia a la sensación subjetiva de satisfacción que una persona tiene respecto a su propia vida.
  • Afrontamiento. Es la capacidad de gestionar las propias emociones y tomar las acciones adecuadas para resolver problemas o contratiempos.

Los distintos estilos parentales

Por su lado, los estilos parentales hacen referencia a las distintas dinámicas educativas que se establecen en el hogar en función del nivel de cariño, exigencia y control ejercido por los padres. Así, se distinguen cuatro principales estilos de crianza:

  • Democrático o inductivo. Los padres son sensibles a las necesidades de sus hijos. Se muestran atentos y cariñosos, pero al mismo tiempo aplican límites claros y adecuados.
  • Autoritario. La voz de los niños no suele ser escuchada o tenida en cuenta. Existe un alto nivel de exigencia y las muestras de afecto son escasas. Igualmente, la comunicación entre padres e hijos es mínima.
  • Permisivo o indulgente. En este caso existen altos niveles de afecto y comunicación entre padres e hijos; sin embargo, hay poco control y baja exigencia. No se establecen límites apropiados.
  • Negligente. Tanto el afecto como el control son mínimos. Este tipo de padres no se involucra activamente en la crianza y tienden a desatender física y emocionalmente a sus hijos.

¿Cómo afectan los estilos parentales a las fortalezas de los hijos?

Las investigaciones realizadas muestran que el estilo parental inductivo es el que más favorece el desarrollo de las fortalezas en los hijos. Los niños que se crían en hogares democráticos son más felices, positivos y capaces de superar exitosamente las adversidades. Además, logran salir fortalecidos de las situaciones negativas que se presentan en su vida.

Padres hablando con su hija sobre cómo afectan los estilos parentales a sus fortalezas.

Sin embargo, esto tiene algunos matices. Por ejemplo, la presencia de una madre autoritaria parece resultar más negativa que si es el padre quien ejerce este tipo de educación. Además, el estilo negligente puede favorecer las capacidades de afrontamiento de los hijos, ya que se ven obligados a tomar responsabilidades a edades muy tempranas. Por otro lado, cuando el estilo democrático presenta sobreprotección, algunas de las fortalezas se ven entorpecidas.

En cualquier caso, el estilo inductivo se muestra como el más adecuado para lograr desarrollar en los niños estas valiosas capacidades. El afecto, la sensibilidad hacia sus necesidades y la existencia de límites apropiados parecen ser los ingredientes esenciales.

Al preguntarnos cómo afectan los estilos parentales a las fortalezas de los niños, hemos de tener en cuenta su alcance a largo plazo. Es decir, estas cualidades positivas del carácter no solo les favorecerán durante la infancia y juventud; además, serán un valioso recurso durante toda su edad adulta. Por ello, implementar un estilo parental inductivo favorecerá, en gran medida, la felicidad y el éxito de los hijos.


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