Aspectos positivos de las rabietas en los niños

Si bien las rabietas pueden llegar a ser molestas en el día a día, hay que verle el lado positivo. En el fondo, se corresponden con un proceso de maduración que es distinto en cada niño/a.
Aspectos positivos de las rabietas en los niños
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 23 marzo, 2021

Las rabietas en los niños causan mucha preocupación a los padres. Se cree que determinados comportamientos que adopta el pequeño corresponden a una distorsión de su personalidad, lo cual es realmente alarmante. Por ello, tratan de evitarlo en la medida de lo posible y tienden a impacientarse cuando ocurre.


La etapa de las rabietas, por lo general, ocurre desde los dos hasta los cuatro años. Es básicamente un período en el cual el niño comienza a sentirse con mayor libertad, pues viene de ser un bebé donde mamá y papá hacen todo por él.

Luego, al experimentar un mayor poder, tiende a sentirse dueño de su entorno y comienza a desarrollar un sentido de independencia.

Es preciso dar a conocer que las rabietas en los niños y otros tipos de conductas, son parte del crecimiento del niño, y por ende de su sano desarrollo. Es inevitable que sucedan estos percances, pero resulta de utilidad describir las causas principales de estos, a fin de minimizar su impacto.

5 Aspectos positivos de las rabietas en los niños

Aunque no lo creas, las rabietas pueden llegar a ser positivas para los niños. De hecho, sabemos que no todo puede ser malo. A continuación conoceremos que es posible conseguir los valores objetivos que pueden traer consigo estos episodios.

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Valoremos estos cinco aspectos que hacen positiva una rabieta.

  1. El niño comienza a ser independiente. Esto es importante porque él se siente capaz de hacer las cosas por sí mismo. Tener un niño dependiente no es bueno para los padres, ni para él mismo ni para las personas que lo rodean.
  2. Comienza a tomar sus decisiones. Independientemente de la capacidad que tenga en el momento de expresarse, es importante que el niño sienta que puede tomar sus decisiones. Es decir, tiene la libertad de hablar y proponer sobre cualquier cosa.
  3. Se presentan cuando el niño desea aprender algo. Si la rabieta ocurre en este caso, es muy importante darle crédito por su necesidad de aprendizaje. Esto significa que está viendo las cosas de forma diferente y básicamente desea “comerse el mundo”.
  4. Es recomendable que exteriorice sus sentimientos. Tratemos de evitar restringir que sus emociones afloren. Bien sea por ira o desesperación, reprimir las emociones puede provocar que el niño se cierre por completo y bloquee cualquier oportunidad de exteriorizarlas nuevamente.
  5. Marcan el inicio de su desarrollo de personalidad. Las rabietas ayudan a determinar sus gustos y preferencias, sellando con ello la separación entre sus padres o cuidadores.

¿Por qué ocurren las rabietas?

Algunas rabietas pueden ser evitadas. Es por ello, que al establecer las causas más comunes, nos acercamos a la resolución de la primera parte del conflicto.

Una de las principales causas es clásicamente las condiciones de su entorno. Esto particularmente puede afectar porque estamos en una era en la que existe demasiada oferta de productos y servicios que pueden llegar a ser de total agrado para el niño.

En consecuencia, cuando el pequeño sienta demasiada atracción por algo, a veces llega a sentir desesperación por conseguirlo. En tal sentido, del episodio fallido viene otro elemento causante de la rabieta: la frustración, que llega cuando se le impide hacer lo que desea.

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A veces el caso no es que se le niegue algún beneficio material, sino que se le impide que cumpla una labor con sus propias manos. Al respecto, el niño es vulnerable de fallar en sus intentos.

Un aspecto que los padres no podemos desatender es la comunicación efectiva. Cuando el niño se encuentra en la necesidad de transmitir sus sentimientos, en este caso pueden ocurrir las rabietas ante la imposibilidad de expresarse correctamente.

Si somos conscientes de que hasta para cualquier adulto es difícil manifestar sentimientos, comprenderemos que para un niño la labor puede ser titánica. Un disgusto, por ejemplo, es un sentimiento complicado de manejar en relación al agrado.

Sin intenciones de seguir imputando a los padres, es lógico percibir que cierta limitación por nuestra parte puede ser activador de que el niño sienta que pierda la libertad conseguida. En tal sentido, cuando ha acumulado un grado de experiencia e independencia, la sensación de limitación no le va bien al niño.

Falta de atención es, por lo general, una de las causas principales de las rabietas, quizá en todas las edades. Ocurre cuando siente que las personas de su entorno no le dedican tiempo suficiente, lo ignoran o simplemente no le prestan atención, causando tristeza e irritación en el niño.

Orientación para los padres

Los padres deben evitar sentirse frustrados ante algún episodio desagradable por parte del niño. Es importante que entendamos que forma parte de su crecimiento; por lo tanto, si se maneja de la forma más adecuada se podrán lograr resultados positivos.

Sin embargo, es imperativo que comprendan también que es un proceso pasajero, es decir, solo es una etapa que dura apenas unos pocos años. En tal caso, solo podría considerarse negativa si ocurren consecuencias destructivas para los involucrados.

En caso de persistir tales conductas sería necesario consultar con un especialista en la materia.

 

 

 


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