Ictus en niños: lo que debes saber

El ictus es una patología del cerebro de origen vascular que puede afectar tanto a niños como a adultos y que puede acarrear consecuencias graves en la salud.
Ictus en niños: lo que debes saber
Leidy Mora Molina

Escrito y verificado por la enfermera Leidy Mora Molina.

Última actualización: 03 abril, 2023

El ictus es una enfermedad aguda cerebrovascular que puede ocurrir en el vientre de la madre, durante la infancia o en la adultez. En los niños, son variados los factores que pueden desencadenarlo, dentro de los cuales se destacan las enfermedades cardíacas y hematológicas.

Durante la infancia, la incidencia de ictus es baja, pero sus consecuencias neurológicas a futuro revisten gran importancia. Según la zona del cerebro que se lesione puede ocasionar déficit cognitivo, problemas neuromusculares o alteraciones en el habla, entre otras. En este artículo te contamos todo acerca de esta enfermedad, la forma en la que se manifiesta y sus consecuencias a largo plazo. ¡No te lo pierdas!

¿Qué es el ictus en niños?

El ictus es una enfermedad aguda en la que se ve interrumpido el flujo de sangre dentro del cerebro, ya sea por la oclusión o por la ruptura de un vaso sanguíneo. Se le conoce también como accidente cerebrovascular (ACV) y por definición, afecta el funcionamiento del cerebro por un cese en la irrigación del tejido por un tiempo prolongado.

Hablamos de ictus pediátrico cuando el episodio ocurre desde la etapa perinatal hasta los 18 años. Los ictus neonatales y aquellos que acontecen en el primer año de vida son los más comunes y suelen ser bastante graves. Del total de niños que sufre un ictus, el 70 % desarrolla secuelas posteriores, un 20 % recurre con un nuevo episodio y entre un 6 y un 10 % muere a causa del mismo.

Ciertamente, aunque la mayor cantidad de casos de ictus ocurre en los adultos, la prevalencia en niños se ha incrementado en los últimos años. Así, se estima que en el mundo ocurren entre 1,8 y 13 casos por cada 100.000 niños al año y esto lo posiciona entre las 10 primeras causas de mortalidad en los infantes.

Tipos de ictus

El cerebro es un órgano muy irrigado y consume alrededor del 20 o 25 % del total de la sangre circulante del cuerpo (volemia). Esto se debe a que sus necesidades de nutrientes y de oxígeno para llevar a cabo todas sus funciones son elevadas. Cuando se interrumpe la irrigación cerebral aparece el ictus que, según su naturaleza, se puede dividir en dos tipos:

  1. Isquémico: ocurre como consecuencia de una obstrucción en una vena o arteria por un trombo o un émbolo, lo que hace que la sangre no llegue a una parte del cerebro. Por consiguiente, el tejido afectado no recibe oxígeno ni nutrientes y al cabo de unos minutos, se daña o muere.
  2. Hemorrágico: se produce cuando hay una rotura de un vaso sanguíneo dentro del cerebro o en los tejidos que lo envuelven. Esto produce una hemorragia dentro de la cavidad, que dificulta la correcta irrigación de las células distales a la lesión.
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El ictus se presenta cuando se interrumpe la oxigenación cerebral, ya sea por la oclusión de un vaso sanguíneo o por su rompimiento.

Causas del ictus

Las causas principales de ictus en niños son muy variadas, según si se trata de un ictus de tipo isquémico o hemorrágico.

Ictus isquémicos

  • Infecciones del sistema nervioso central, como la meningitis y la encefalitis.
  • Traumatismos craneales y de cuello.
  • Cirugías.
  • Cardiopatías congénitas.
  • Arteriopatías.
  • Trastornos hematológicos, como la anemia de células falciformes y los problemas de coagulación.
  • Errores congénitos del metabolismo.

Ictus hemorrágicos

  • Tumores intracraneales.
  • Malformaciones congénitas de vasos sanguíneos.
  • Enfermedades hematológicas.

Se debe destacar que hay un porcentaje de ictus de causa desconocida. Cuando ocurre dentro del vientre materno o en el período perinatal, las causas son derivadas de las malformaciones congénitas, las infecciones u otras enfermedades maternas, como las autoinmunes o la preeclampsia.

Síntomas de ictus en niños

Como toda enfermedad aguda, el ictus debe diagnosticarse a la brevedad para evitar secuelas mayores. Sin embargo, el desconocimiento de los padres acerca de las manifestaciones típicas de este trastorno hace que la valoración médica se retrase. Principalmente, los cuidadores deben apreciar cambios en el comportamiento del niño, en sus movimientos corporales y en el habla.

En los bebés menores de 5 meses el diagnóstico es aún más complicado, pero puede sospecharse ante la aparición de algunos de los siguientes síntomas:

  • Espasmos faciales o distonías.
  • Falta de movilidad de una parte del cuerpo (hemiparesia).
  • Convulsiones.
  • Apneas.

En los niños mayores, los síntomas se valoran de acuerdo con la misma escala usada en los adultos (llamada FAST, del inglés face-arm-speech-time):

  • Face: rostro caído.
  • Arm: brazo débil.
  • Speech: dificultad para hablar.
  • Time: tiempo para acudir a emergencias lo más rápido posible.

Además, se pueden observar otros síntomas agudos repentinos:

  • Vómitos.
  • Dolor de cabeza intenso.
  • Falta de coordinación de los movimientos corporales.
  • Debilidad muscular en un lado del cuerpo.
  • Pérdida del equilibrio.
  • Problemas de visión.
  • Trastornos en la sensibilidad de la cara y de extremidades de un lado del cuerpo.
  • Dificultades en el habla.
Los dolores de cabeza intensos, la falta de coordinación o la debilidad muscular de un lado del cuerpo pueden ser signos de ictus en el niño.

¿Cómo se diagnostica el ictus pediátrico?

La manera de diagnosticar con certeza el ictus es por medio de exámenes complementarios, como una resonancia magnética o una tomografía computarizada de cerebro. Con estas pruebas se puede identificar el lugar donde ocurrió la lesión y estimar la gravedad de la misma, a fin de iniciar rápidamente el tratamiento adecuado y la rehabilitación necesaria. Otras pruebas complementarias que puede indicar el especialista son las siguientes:

  • Exámenes de sangre.
  • Ecocardiograma y otros estudios del corazón.
  • Estudios de imágenes para evaluar la irrigación cerebral.

Tratamiento del ictus

El tratamiento del ictus en niños depende de su naturaleza (isquémica o hemorrágica), del grado de afectación del tejido y del área del cerebro lesionada. La rehabilitación contribuye a revertir las secuelas neurológicas que surgen por la isquemia o por la hemorragia intracraneal.

Se ha observado una mayor recuperación en las funciones neurológicas de los niños que sufren un ictus, en comparación con los adultos. Esto se debe a que el cerebro de los menores cuenta con una gran plasticidad neuronal, la cual permite una mayor reparación y adaptación de sus tejidos. Ante un ictus, son necesarias la fisioterapia (para la recuperación de la movilidad corporal), la terapia ocupacional y la logopedia.

Consecuencias del ictus en niños

El ictus puede ser mortal en los niños, según la gravedad de la lesión y el área del cerebro afectada. En otros casos, los niños puedes sobrevivir y desarrollar secuelas a largo o mediano plazo, como las siguientes:

  • Hemiparesia.
  • Problemas de comportamiento.
  • Convulsiones.
  • Daño físico y nutricional.
  • Alteración en las emociones y en la solución de problemas.
  • Déficits a nivel cognitivo y del lenguaje.
  • Trastornos del movimiento.

La lista de secuelas de los ictus es extensa. No obstante, la rehabilitación basada en la fisioterapia y la logopedia contribuye a que el niño recupere sus habilidades. Por ejemplo, ayuda a mejorar la movilidad de sus extremidades y el habla. Eso sí, todo depende del daño cerebral adquirido, la pronta intervención y la continuidad de la rehabilitación.

Actuar rápido es fundamental

Como hemos visto, el ictus es un trastorno cerebrovascular poco frecuente, pero importante en los niños que lo padecen. La clave está en conocer su naturaleza y las maneras de detectarlo precozmente, para que sea tratado de manera rápida y eficaz por el personal sanitario.


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