Enseñanzas de los hijos a los padres en el confinamiento

Tal vez los adultos no seamos capaces de ver y de reconocer todo lo que un niño puede enseñarnos. Por ello, hablaremos sobre las enseñanzas de los hijos a sus padres durante la cuarentena que estamos viviendo.
Enseñanzas de los hijos a los padres en el confinamiento
María Matilde

Escrito y verificado por la pedagoga María Matilde.

Última actualización: 13 mayo, 2020

Son muchas los aprendizajes que el coronavirus nos está dejando. Pero, probablemente, lo más destacable sean las enseñanzas de los hijos a los padres durante el confinamiento. Porque son nuestros hijos, los niños, quienes están siendo capaces, en estas duras circunstancias, de darnos a los adultos grandes lecciones.

Cuando los hijos enseñan a sus padres

En muchas situaciones es imposible que podamos negar que los hijos son capaces de enseñarnos a los adultos y a los padres muchísimas cosas y muy importantes. Aún siendo más pequeños, con menos experiencia y madurez, en muchas ocasiones, los niños pueden ser muy sabios.

Así, a veces, los propios hijos se convierten en los maestros de sus padres, porque los pequeños son capaces de enseñar temas muy profundos y complejos, de forma muy práctica y sencilla. Y pueden dar lecciones magistrales sobre los sentimientos y las emociones, sobre la paciencia, sobre la alegría o sobre la esperanza.

Padres tumbados junto a su hija en suelo sonriendo debido a las enseñanzas que les ha proporcionado.

Vivir y sonreír, enseñanzas de los hijos a los padres durante el confinamiento

Probablemente, el tiempo de cuarentena por el coronavirus ha sido, y es, mucho más duro para los adultos que para los niños. Y si bien muchos padres hablan en nombre de sus hijos para reclamar la dureza del confinamiento, son los adultos quienes peor están llevando el encierro.

Y son, precisamente, el comportamiento y las actitudes de los hijos las que les otorgan a los adultos verdaderos motivos para seguir adelante. Son los hijos quienes tienen la capacidad de hacer que los padres se cuestionen las verdaderas prioridades de la vida. Y enseñan a los mayores que, en tiempos de crisis, y por más duros que sean los momentos que debamos atravesar, la mejor opción es enfrentarlos con una sonrisa esperanzadora.

“Mientras les enseñamos a nuestros hijos cómo vivir, ellos nos enseñan de qué se trata la vida”.

-Angela Schwindt-

Las grandes lecciones de los más pequeños

  • Los niños se acostumbran rápidamente a cualquier situación, y más pronto que tarde tienen un buen estado de ánimo. Ellos saben que de nada vale quejarse cuando hay cosas que no podemos cambiar.
    Familia con su bebé de visita en casa de unos amigos.
  • Un niños no entiende de penas y caras largas. A un niño un berrinche le dura lo que tarda en llegar una mejor opción o un buen abrazo. Los hijos nos enseñan que la pena no merece la pena, ni encuentra soluciones.
  • Los niños saben más de belleza que los adultos. Les basta un barquito de papel o una cara pintada de colores para asombrarse y demostrarnos que en lo simple está lo más hermoso.
  • Para un niño la mejor medicina es el compartir y el amor. Y para una dolencia, además de una medicina, los niños enseñan que también es necesaria cualquier demostración de amor: una caricia, una videollamada, un juego en familia…
  • Los niños tienen muy claro que la paciencia se riega cada día. Y tienen muy claro también que el mejor cultivo para la paciencia es creer y no perder nunca la ilusión.
  • Los pequeños son muy sibaritas. Los niños saben que solo la imaginación puede comprar grandes placeres, como dormir en una lujosa tienda de campaña construida con una manta, o deleitarse una tarde cualquiera con unas exquisitas magdalenas caseras.
  • Un niño no entiende de incertidumbre, y mucho menos de finales.Y esto lo debemos aprender los adultos, pues sea cual sea el final de algo, o lo que deba venir o esté por llegar, al igual que un niño, que nos pille jugando y bailando.

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