Educar para las relaciones sociales

Educar para las relaciones sociales
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 04 abril, 2020

¡Los niños son maravillosos! Basta con mirarlos jugar en el parque para descubrir todas sus habilidades sociales. Abre bien los ojos y observa cómo se comporta un niño que quiere jugar con otro. Es una escena deleitante…

Primero se miran unas cuantas veces, luego se sonríen y el intercambio de miradas, usualmente pícaras y acompañadas de sonrisas, es el preámbulo para iniciar un juego que se puede prolongar por horas ¿y por qué no?, ser el inicio de una duradera amistad. Hacer un amigo cada día y en cada ocasión significa sin duda un buen inicio del desarrollo de las relaciones sociales.

Los niños son encantadores, no hay duda. Es probable que su sutileza, su inocencia y su sinceridad sean sus armas más letales para conquistar corazones y hacerse con un montón de amistades de cualquier edad, sin embargo con el tiempo algunos niños – y también algunos adultos- van perdiendo “la magia” para relacionarse con éxito.

Pero este no es una condición Sine qua non. Ciertamente, no todos los adultos pierden con el tiempo “la magia”  o la habilidad de establecer relaciones sociales fácilmente; al contrario, algunos sofistican sus “armas” de conquista y con los años adquieren más y más sutileza y aprenden a ser extraordinariamente sinceros sin que sus palabras sumen enemigos a su lista.

Hay quienes, como dice la canción, tienen un millón de amigos. ¿Cómo lo logran?, se preguntan muchos que se maravillan frente a sus habilidades. Pues la respuesta es que han sido educados para establecer y fomentar relaciones sociales sanas.

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Las relaciones sociales son la base del desarrollo

Verás, las relaciones sociales implican el trato que cada quien le ofrece a sus  padres, hermanos, amigos y familia. Y este conocimiento o tipo de educación, que genera habilidades para relacionarse con los demás, empieza en la casa con mamá y papá, quienes nos enseñan casi todos los secretos para andar en este mundo.

¿Menuda tarea, no?…

Y sí, es cierto: La tarea de educar a tu querubín no es sencilla, pero las gratificaciones que trae superan con creces todos los sacrificios. Piénsalo: El resultado positivo que reflejen las relaciones sociales de tu hijo, serán el fruto de los valores que le inculques. Eres tú quien se encarga de enseñarle a tu hijo que vivimos en un mundo que está regido por normas; y eso es muy importante, así como es fundamental saber que si bien cada individuo responde diferente a estas normas, las mismas son iguales para todos. Y eso, tu hijo lo sabe.

Las habilidades sociales se desarrollan en etapas

Si comienzas desde temprana a mostrarle a tu hijo cómo relacionarse con otros niños y también con los adultos, él aprenderá las normas necesarias para socializar, las cuáles van desde saludar hasta dar los buenos días, sonreír cada vez que se pueda (y sonreír de verdad) y mirar a quien habla sin interrumpirlo.

No obstante, antes de que tu hijo pueda decir ¡Hola!… antes de que empiece a caminar, comienza el proceso de socialización y es ideal que este inicie a través de métodos propuestos por la corriente de la crianza con apego, la cual propone que el niño sea consolado, que se le permita explorar con la mayor libertad posible el mundo que le rodea, que sus padres le presten la suficiente atención para establecer un buen vínculo de comunicación y que este sea efectivo.

Durante el inicio del proceso de socialización de un niño, el cual va desde su nacimiento hasta los 12 meses de edad, es importante llevar al bebé de paseo, para que tenga contacto y experimente diferentes situaciones y explicarle cómo funcionan los objetos y las relaciones con las personas y por qué.

Luego, cuando el niño tiene entre 1 y 2 años de edad, aprende que es parte de un grupo y le gusta relacionarse con otros niños; también reconoce a las personas que le dan cariño y apoyo. Además empieza a imitar el modelo de su papá y su mamá. Además es en ese momento cuando la relación con sus padres se fortalece y empieza a establecer otras relaciones con sus hermanos, primos, tíos y abuelos.

Para fomentar el desarrollo de las relaciones sociales de tu hijo, cuando tiene uno o dos años -y apenas comienza a tener independencia- se debe permitir que otros miembros de la familia lo acompañen, jueguen o lo cuiden. A esa edad también es vital explicarle, claramente y con amor, lo que es permitido o no en las relaciones sociales, esto le da confianza y empieza a respetar las normas y a las personas.

Cuando el niño tiene entre 2 a 4 años ya se relaciona con muchos niños y se prepara para ir a la escuela, es muy sensible a la opinión de los demás, tanto que los niños cuando se equivocan o cuando otros se equivocan se sienten algo mal, sobre todo si se burlan de ellos o de los demás, por lo que es muy importante cuidar de su autoestima, pues tú como mamá eres quien, en primera instancia, alimenta su autoimagen.

También es fundamental, que bajo tu supervisión, tu hijo se relaciones con personas adultas y que también juegue con niños mayores que él, pues así les pierde el miedo a los niños más grandes y aprende a relacionarse con ellos de manera sana.

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Durante esta etapa, acostumbrarlo a jugar en comunidad es crucial porque los prepara para la etapa escolar donde su universo social se ampliará en gran medida. Ciertamente la educación escolar es una de las primeras más fructíferas experiencias de un niño, pues es en la escuela donde se enfrenta a un universo lleno de otros niños y adultos, cada cual con sus caracteres y gustos, es justamente con el trato hacia estos como desarrollan sus habilidades sociales.

Durante la etapa escolar tú hijo aprenderá a complementar los conocimientos que tú le inculcas en la casa con conocimiento académico y moral.  Sin embargo, no olvides nunca que la etapa previa a la escuela, la cual está en tus manos, es cuando el niño aprende sus primeras herramientas para desenvolverse asertivamente con sus pares y así cultivar relaciones sociales duraderas y satisfactorias.

 

Educar al niño y enseñarle a abrir su corazón y sentimientos a otros, es una tarea que la emprenden los padres, quienes deben hacerle comprender que compartir sinceramente será clave si quiere lograr relaciones sanas y duraderas. ¡Y la verdad es que todos queremos eso!


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