¿Cómo saber si mi hijo dice mentiras?

Hay muchos métodos a disposición de los padres para poder averiguar si sus hijos les mienten. Con la observación de gestos y actitudes de los pequeños de la casa, puede obtenerse mucha información.
¿Cómo saber si mi hijo dice mentiras?
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Última actualización: 05 octubre, 2022

Por qué un niño miente es quizás una de las preguntas que más nos hacemos los padres. Por más adultos que seamos, no somos infalibles ni tampoco tenemos un polígrafo en casa para averiguar la verdad; y con el paso de edad es mucho más difícil detectar los engaños. ¿Cómo saber si mi hijo dice mentiras?

Con las mentiras infantiles ocurren dos cosas: la primera es que los niños adquieren sabiduría sobre lo que deben decirle a sus padres para no alarmarlos. Lo segundo es que la mayoría de los progenitores tenemos una visión sesgada de nuestros pequeños.

Ahora bien, existen algunos trucos que podrían ayudarnos a develar aquello que inventan nuestros hijos para salirse con la suya. Todo dependerá de nuestra observación, intuición y un poco de lógica.

Los signos físicos de la mentira

Decir una mentira supone procesos psicofisiológicos y destreza mental. Los adultos se acostumbran a su uso y pueden controlar un poco mejor su gesticulación para no ser descubiertos. Pero en los niños este autocontrol es más costoso.

De hecho, cuando un niño miente es propenso a sudar, temblar y confundir algunas palabras. En estos casos, obtenemos respuestas apresuradas, porque los chiquillos tratan de responder rápido y pensar al mismo tiempo.

También podemos notar cambios gestuales que no son normales en ellos. Con un poco de picardía, se les puede descubrir, por lo cual habrá que apelar al conocimiento que tenemos sobre los gestos recurrentes de los menores.

“Cuando un niño miente es propenso a sudar, temblar y confundir algunas palabras”

¿Cómo saber si mi hijo dice mentiras? Buscando fallos argumentales

La mentira es un proceso argumentativo y, como ocurre en medio de un momento emocional complejo, genera fallos. La repetición de frases y palabras es una de las prácticas más comunes en la que incurre un niño que miente. Pero hay otros patrones que debemos observar.

Es necesario enseñar a los niños a decir la verdad.

Por ejemplo, cuando un chiquillo da demasiados detalles sobre un acontecimiento, es bastante posible que nos esté mintiendo. Es normal que ellos crean que dar más datos es sinónimo de fiabilidad; en todo caso, queda de nuestra parte revisar la lógica de su historia.

También es muy recurrente el típico “yo no lo hice”, cuando aún no le hemos acusado de nada. Esta actitud revela la incomodidad y poca naturalidad con la cual reacciona el menor ante algo ocurrido. Son excusas no pedidas que nos ofrecen la información buscada.

Tipos de mentira

Otro aspecto importante al analizar la conducta de nuestros hijos es el tipo de mentira que dicen. Como ya deberíamos saber, existen mentiras “piadosas”, fantásticas y las medias verdades. Bajo esta última, los niños tienden a manipular la verdad por interés.

Por lo general, las mentiras piadosas son pícaras y con ellas podemos medir la poca gravedad de un suceso. En cambio, tendremos que ser muy meticulosos al revisar los argumentos de una mentira exagerada o una media verdad.

En pocas palabras, no podemos actuar de la misma amanera ante diferentes tipos de mentiras y sucesos encubiertos. No es lo mismo haber cogido una golosina de más, que tener a un niño que se escapa del hogar al parque. Todos estos aspectos nos ayudarán a develar lo que sucede.

“Existen mentiras “piadosas”, fantásticas y las medias verdades. Bajo esta última, los niños tienden a manipular la verdad por interés”

Mi hijo dice mentiras… ¿Cómo actuamos frente a sus engaños?

Los que se preguntan “¿cómo saber si mi hijo dice mentiras?”, deben entender que más importante la forma de actuar ante ello. Mejor que ser inquisidores morales es analizar el componente humano del engaño. A decir verdad, este es un recurso que los adultos utilizamos.

Lo que debe preocuparnos son los comportamientos reiterativos, la manipulación y la naturalidad del engaño en los pequeños. Si como padres recurrimos a la mentira en diferentes coyunturas… ¿qué podemos esperar de nuestros hijos? Por eso, cada situación y mentira debe ser analizada de forma integral.

Por otra parte, la educación moral de nuestros pequeños debe fundamentarse en la honestidad real. Esto implica otra cosa: no educar con el miedo y la manipulación y dar prioridad a los refuerzos positivos.

Debemos actuar como padres que escuchan la verdad

En muchas ocasiones, la mentira se convierte en la reacción a un posible daño. Por eso y ante todo, debemos ser padres preparados para escuchar la verdad.

La condena, el regaño exagerado y la intolerancia solo generarán más engaño. La tolerancia genera siempre consecuencias positivas, por lo que es mejor apostar por ella.


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