¿A qué edad empiezan a madurar los niños y las niñas?

Si te preguntas a qué edad se presenta la madurez en niños y niñas, presta atención a este artículo
¿A qué edad empiezan a madurar los niños y las niñas?
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 15 febrero, 2022

La madurez es un proceso natural que ocurre en todos los seres humanos. Por supuesto, es bien sabido que el ritmo al que maduran los niños y las niñas es diferente. Con frecuencia, es posible apreciar que las niñas se comportan emocionalmente de una forma más madura que los niños.

Por eso, es necesario que nos preguntemos a qué edad empiezan a madurar los niños y las niñas. Aquí te lo respondemos. Los datos que aquí te brindamos, te resultarán especialmente útiles si tienes un hijo o hija en esas edades.

¿A qué edad empiezan a madurar los niños y las niñas?

Aunque a simple vista pueda no ser tan visible, el desfase de los niños con respecto a las niñas podría ser hasta de 10 años. Alrededor de los 10 años, las niñas empiezan a madurar, mientras que, en los varones, este momento podría no tener lugar hasta llegados los 20 años. Así lo asegura una investigación que habla del desarrollo del cerebro y la forma en la que el mismo analiza y almacena la información. Sin embargo, la maduración comprende otros aspectos.

1. Madurez biológica

Si nos referimos a la madurez biológica (es decir, a la capacidad reproductiva), entonces las diferencias no son tan marcadas. Las niñas suelen desarrollarse biológicamente entre los 11 años y los 15 años. Las eyaculaciones, en el caso de ellos, aparecen entre los 11 años y los 12 de edad.

Llegado ese momento, a los niños comienzan a crecerles los testículos, el bello corporal. Se definen sus facciones, se producen cambios en la sudoración e, incluso, hay un engrosamiento de la voz. A las niñas, les empiezan a crecer los senos y se les ensanchan las caderas. Muchas de ellas, además, experimentan con esta edad la menarquia.

2. Madurez emocional

Pero, si de madurez emocional se habla, las niñas son mucho más precoces. Esto se debe a que hay un mayor desarrollo del lóbulo izquierdo del cerebro, responsable del pensamiento. De ahí que desarrollen, primero, el lenguaje y las habilidades emocionales, si estas diferencias terminan por desaparecer con el paso del tiempo.

Diferencias de madurez entre niños y niñas

Las diferencias en el desarrollo cerebral y en la producción de hormonas repercuten en el grado de madurez que alcanzan niños y niñas a estas edades. Por una parte, el cerebro de las niñas segrega más serotonina que el de los niños. Además, las niñas son capaces de prestar atención a más de una tarea sin que ello les suponga un sobreesfuerzo.

En el caso de los niños, la producción de testosterona aumenta y esto determina que sean más agresivos ellos que ellas. Además, tienden a ser más indisciplinados. En cambio, tienen una mayor habilidad mecánica y espacial.

Estar bien atentas a los cambios que ocurren en esta complicada etapa, es una parte importante de nuestra labor de madres. Por ello, es tan necesario mantener una comunicación abierta y fluida con nuestros hijos. Solo así podremos atender a todas sus dudas e inquietudes.

Recuerda que el adolescente está experimentando cambios físicos, hormonales y mentales, que podrían confundirlo mucho. Y es, precisamente, en esta etapa, cuando necesitan mayor cuidado y atención. Hacerse la de la vista gorda y creer que los problemas se resolverán por sí mismos, es un error que nos podría salir muy caro.

Consejos para fomentar la autoconfianza

Y si importante es saber cuándo se producen estos cambios no lo es menos que tú sepas tratarles de tal modo que fomentes su madurez. Saber encontrar el punto medio entre las exigencias que debes requerirles es fundamental para su desarrollo personal. De ahí estos consejos finales:

  • Asígnale responsabilidades que pueda asumir y cumplir para que no se frustre.
  • Dale cierta libertad de elección y que entienda que ello conlleva una responsabilidad.
  • Alaba sus logros para reforzar su autoestima para que se sienta más seguro de sí mismo.

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  • Gluckman, P. D., and Hanson, M. A. (2006). “Evolution, development and timing of puberty”, 17 (1): P7-12.
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