Tos Ferina, ¿qué riesgo supone para mi bebé?

Tos Ferina, ¿qué riesgo supone para mi bebé?

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 02 junio, 2019

La tos ferina, también conocida como pertusis o tos convulsa, es una grave enfermedad causada por la infección bacteriana del sistema respiratorio y caracterizada por fuertes ataques de tos con un sonido agudo que se emite al momento de inspirar.

Esta contagiosa enfermedad respiratoria afecta mayoritariamente a lactantes menores de 6 meses de edad que no han sido oportunamente vacunados para prevenir este cuadro. Además puede afectar a chicos de entre 11 y 18 años cuya inmunidad otorgada por estos inyectables ha disminuido.  

Si bien en la actualidad las vacunas contra la tos ferina han reducido considerablemente la cifra de muertes, al día de hoy muchos bebés y niños mueren por no ser tratados a tiempo ya que esta afección hace que los menores dejen de respirar.

En este artículo te contamos cómo puedes proteger a tu hijo para evitar que contraiga tos ferina y cuáles son las vías de contagio. Lee con atención y comienza a hacer memoria: ¿Te han vacunado a ti a y tu hijo para prevenir esta enfermedad? Si no lo han hecho, pues considera acudir a un vacunatorio para que lo hagan.

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Vías de contagio de la tos ferina

Las personas con tos ferina suelen transmitir la enfermedad al toser o estornudar cerca de otras personas, quienes inhalan la bacteria que la produce. Por eso muchos bebés adquieren la infección de sus padres, hermanos o personas que los cuidan, los cuales pueden incluso desconocer su propio estado de salud.

Una vez contraída esta afección, también conocida como tos convulsiva, comienzan a inflamarse los pulmones y las vías respiratorias del paciente, infectándose también la tráquea, lo cual provoca una molesta tos violenta y persistente.

Precisamente, el nombre de este padecimiento presente en grandes y chicos se debe a los extraños sonidos producidos por quienes lo presentan, pues cuando intentan respirar entre sus ataques de tos, se los oye cual “fieras” rugiendo.

Signos y síntomas de tos convulsa

Los síntomas iniciales que manifiestan la tos ferina son exactamente iguales o similares a los que se presentan en casos de resfriados comunes, por ejemplo:

  • Moqueo nasal
  • Estornudos
  • Tos leve
  • Fiebre leve

Transcurridas dos semanas, la tos seca e irritante se transforma en ataques de tos con más de un minuto de duración, muy difíciles de controlar. Vale aclarar que durante estos ataques de tos intensos el niño puede ponerse rojo o morado y, una vez finalizado, puede emitir ruidos al inspirar o incluso vomitar.

No obstante, si bien muchos bebés y niños desarrollan esto síntomas, no necesariamente todos ellos los presentan ya que algunos pequeños no tosen ni emiten sonidos, sino que pueden dar la sensación de que les falta aire para respirar, morarse e incluso dejar de respirar durante pocos segundos.

Asimismo, es posible que los más pequeños contraigan neumonía (infección de los pulmones) y tener cierta dificultad para respirar. Como es presumible, la mitad de los bebés con tos ferina son hospitalizados e incluso algunos de ellos mueren.

Un dato importante a tener en cuenta es que durante los episodios de tos, los labios y las uñas de los bebés tienden a ponerse azulados debido a la falta de oxígeno. Además, puede ocurrir que el niño expulse o vomite una mucosidad espesa.

Riesgos particulares en bebés

La tos convulsa representa un verdadero riesgo para cualquier bebé menor de un año por cuanto éstos son propensos a sufrir complicaciones tales como: neumonía, convulsiones, daños cerebrales e incluso la muerte. Por esto mismo los especialistas recomiendan llevar al bebé a urgencias de inmediato.

De esta manera, los expertos en pediatría alarman a los padres y sugieren acercarse a la guardia del hospital en caso de que el bebé muestra dificultades para respirar, presenta vómitos persistentes, convulsiones o síntomas de deshidratación.

¿Cómo prevenir la tos ferina?

Es posible prevenir la tos ferina administrando oportunamente la vacuna DTPa (difteria, tétanos, y tos ferina acelular), que se aplica en cinco dosis antes de los seis años de edad. También la Academia Americana de Pediatría aconseja, para una protección adicional, a niños de entre 11 y 18 años recibir un refuerzo.

Asimismo, esta vacuna puede administrarse a los adultos que no se hayan vacunado en la adolescencia o la niñez, sobre todo en caso de convivir con lactantes, dado que estos últimos posiblemente desarrollen complicaciones de la tos ferina que ponen en peligro sus vidas.

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Momento de llamar al pediatra

En caso de sospechar que el bebé contrajo tos ferina o si estuvo en contacto con alguna persona que la padece, aun cuando haya recibido previamente todas las vacunas programadas contra esta enfermedad, será conveniente consultar con un pediatra, más aún si sufre ataques de tos prolongados.

La señal de alarma se intensifica si estos ataques están acompañados de signos que deben ser considerados con especial atención:

  • La piel, los labios o las uñas del nene se ponen colorados, morados o azules.
  • Vomita seguido, pudiendo incluso vomitar mucosidad espesa.
  • Manifiestan un sonido agudo al inspirar después de toser.
  • Presenta dificultades para respirar o tiene breves episodios donde deja de respirar (apneas).
  • Está aletargado.

Ahora bien, en caso de que tu hijo ya haya recibido atención médica y haya sido diagnosticado con tos ferina, recibiendo tratamiento domiciliario, no dudes en pedir ayuda médica inmediatamente si comienza a convulsionar, a tener dificultades para respirar o bien si presenta signos de deshidratación.


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