Por lo general, los padres mienten para calmar la excitación de sus hijos en situaciones donde esperan obtener quietud. Sin embargo, generan consecuencias negativas.
Seguro, esas palabras salen de tu boca por enojo y aunque el comentario es falso, tu niño lo creerá y quedará con esa etiqueta en su mente si no enmiendas el error.
¿Cuando tu pequeño rompe cosas o bota la comida, te desesperas y lo amenazas con un personaje malvado? Ten cuidado, porque podrías llevarlo a pensar que te desharás de él.
Un hijo se vuelve tu más grande motivación. No obstante, eso no significa que será igual para los demás. Tu criatura debe saber el valor de las cosas y el esfuerzo que implica adquirirlas.
Cuando el niño/a se lastima y tratas el accidente como si no fuera relevante, podrías generarle un conflicto para decidir si demostrar sus emociones o no.
Si acostumbras a decirle que todo es perfecto y que en su vida no habrá tragos amargos, detente, pues en algún momento descubrirán que no es así.
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Como lo habrás comprobado, ser padre no es sencillo y demanda mucha paciencia. En definitiva, te aconsejamos aprender de los errores y rectificar siempre que haga falta. ¡No más mentiras!