La tos en los niños suele prolongarse tiempo después del cuadro vírico, por lo que no siempre es favorable seguir incorporando medicamentos. Esto nos hace considerar las opciones naturales.
La falta de líquido genera resequedad, que se traduce en tos. En tal sentido, lo mejor es que el niño tome agua de forma recurrente a lo largo del día.
La miel es considerada como un supresor natural de la tos y permite contrarrestar la infección en la garganta. Asimismo, se deben cuidar las cantidades, ya que los niveles de azúcar exagerados son perjudiciales.
Abrir las ventanas para que circule el aire puede ser una buena opción. Esto con el fin de despejar del ambiente cerrado esos agentes que están causando perturbaciones.
Cuando los padres o familiares cercanos son fumadores, los niños sufren las consecuencias. Por ello, busca que el entorno del infante esté completamente limpio de humo.
Aplicando estas alternativas es probable que la tos se reduzca o desaparezca. ¿Qué esperas para probarlas?
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