Las técnicas de la disciplina positiva

Descubre a continuación cuáles son las técnicas de la disciplina positiva y su respectiva importancia en el día a día de nuestros hijos.
Las técnicas de la disciplina positiva

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 01 abril, 2019

Las técnicas de la disciplina positiva son todas aquellas expresiones que se orientan hacia el logro de objetivos en lugar del castigo y la imposición. 

¿Y cuál es el objetivo común de todas estas técnicas? Muy simple. Se trata de buscar que los niños o jóvenes colaboren y sean partícipes. De esta manera se les acostumbra de una manera sana a cumplir con lo requerido.

En otras palabras, la disciplina positiva se trata de colaboración, no de enfrentamiento. En esta metodología, no se busca el juego de poder, la jerarquización ni la resistencia de las partes.

Cuando se dan órdenes, generalmente hay que repetirlas muchas veces para lograr lo que deseamos. Para evitar el estrés que genera este tipo de conducta, se puede optar por las diversas técnicas de disciplina positiva.

Por ejemplo, una de las técnicas más eficaces es el diálogo. Resulta infalible para conseguir la cooperación del otro (en este caso, nuestro hijo) sin conflicto. En consecuencia, se promueve el bienestar común y se cubren las necesidades.

Dificultades a tener en cuenta

A la hora de aplicar las técnicas de la disciplina positiva, debemos tener en cuenta que, muchas veces, es posible que no consigamos de inmediato los resultados que deseamos. Por lo que será necesario ser pacientes.

Las técnicas de la disciplina positiva.

Asimismo, es posible que tengamos ciertas dificultades. Esto es algo completamente normal. Todo proceso tiene sus altibajos y, en especial, el aprendizaje.

Debemos tener en cuenta el contexto en el que decidimos aplicar las técnicas de la disciplina positiva para obtener una mejor recepción.

Por otra parte, es muy importante adecuar las técnicas en función de la edad, los conocimientos previos y la personalidad de nuestro hijo.

Por ejemplo, no podemos aplicar la misma técnica en un niño de 3 años de edad que uno de 10 años o 15. Además, debemos saber dialogar con ellos para ayudarles a superar prejuicios, adaptarse y hacer los reajustes necesarios para lograr el objetivo deseado.

En resumen, las dicultades a tener en cuenta son las siguientes:

  • Edad.
  • Calidad del diálogo establecido (entre padre e hijo).
  • Creencias y conocimientos preestablecidos (prejuicios).
  • Posible resistencia (impacto de la técnica y el diálogo: rebeldía, inconformidad, desagrado, etcétera).

Las técnicas de la disciplina positiva

1. Sentido de la responsabilidad, ante todo. Es decir, debemos aclarar a nuestros hijos que en adelante las cosas funcionarán de diferente manera. No les vas a insistir para que realicen las cosas ya que es su responsabilidad hacerlas.

Hazle saber cuáles son los horarios de sus diferentes actividades. Tales como: los horarios de las comidas, la hora de ducharse, la de ir a la cama, y si fuera necesario anótaselo. Incluso, si logras hacerlo junto a el de seguro que la efectividad será más positiva.

2. Por ejemplo, invítale y enséñale a que utilice la alarma del reloj y que él será quien administre su tiempo. Por ejemplo, si a las 8:00 tiene que entrar ducharse, hay que lograr que él realice esta acción por sí mismo. En otras palabras, hay que hacerles saber que este tipo de acciones, le convienen y benefician.

3. Una vez que hayan acordado sus responsabilidades cotidianas solo debes hacer un ligero seguimiento, no estar detrás de ellos todo el tiempo para que cumplan con su parte. En algunas oportunidades puedes hacer recordatorios, pero que esto no se convierta en una rutina.

4. Da las gracias y reconoce el esfuerzo que haya realizado, cada vez que sea necesario. No es necesario armar toda una fiesta pero sí ser sinceros y expresar nuestro agrado hacia su conducta.

5. Si sientes que las situaciones se repiten con cierta frecuencia, siéntate con tu hijo y coméntale que tu deseo es buscarle solución al problema y que, si lo hacen de manera conjunta, es mucho mejor. Hagan una lluvia de ideas (es importante que los dos participen).

Selecciona aquellas ideas que les puedan resultar útiles y descarta el resto. Haz la propuesta de una plan de acción (en equipo) y comenta cómo lo van a cumplir para lograr que todos estén bien. Se trata de hacer del plan de acción una actividad agradable, en general.

6. Conversar con antelación, no amenazar. De esta manera se evitarán frustraciones y malos ratos.

7. Hacer paradas. A veces es necesario enseñarles a detenerse un momento y hacer que elijan entre una cosa u otra. Esto les ayudará a desarrollar cierta tolerancia a la presión (sana, por supuesto) y a agilizar el proceso de toma de decisiones.

8. Procura hacer preguntas en lugar de dar órdenes. La educación en valores y la disciplina con amor son mil veces más afectivas que los gritos, los golpes y los castigos.

9. Los hijos aprenden por imitación. Esto quiere decir que los padres somos sus modelos a seguir. Por lo que debemos ser coherentes y responsables.

Las técnicas de la disciplina positiva.

La importancia del seguimiento y de la rutina

Las técnicas de la disciplina positiva tendrán una eficacia real si se mantienen en el tiempo de una forma coherente. Recordemos que la perseverancia es lo que crea hábitos y, en este caso, es muy importante reforzar todo aquello que nos brinda resultados satisfactorios y nos genera bienestar.

No hay por qué presionar a los niños (o jóvenes) a hacer las cosas, ni retarlos. Hay que enseñarles a trabajar en equipo y a buscar siempre lo mejor de las situaciones.

Recuerda que a los niños también les gusta la armonía, el buen humor y la diversión. De allí la importancia de otorgarles cierta flexibilidad y brindarles nuestro apoyo incondicional, en lo bueno y en lo que se puede mejorar.

De esa manera se evitan los conflictos y se impide que el día termine con enfados y castigos. Ten paciencia, nadie nace aprendido.

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