El sueño infantil y sus dificultades
Dormir es una de las funciones más elementales y necesarias para el ser humano. Durante el sueño, organizamos e integramos las experiencias vividas y consolidamos los aprendizajes adquiridos. Esto es particularmente relevante en el caso de los niños, que constantemente reciben nuevas informaciones que han de asimilar.
Un descanso insuficiente o poco reparador puede afectar al correcto funcionamiento del cerebro y generar malestar. Por ello, en este artículo revisamos las principales dificultades asociadas al sueño infantil.
Los problemas de sueño pueden presentarse en tres momentos diferentes: al conciliarlo, al mantenerlo o al despertar. Así, encontramos diversas categorías de dificultades y trastornos que tienen causas, consecuencias y abordajes diferentes. Conozcámoslos más en profundidad.
Dificultades de conciliación del sueño
Son muchos los pequeños a los que les cuesta trabajo lograr dormirse. El insomnio es una de las dificultes más frecuentes del sueño infantil. Las causas que lo originan pueden ser variadas, pero siempre hemos de tener en cuenta que el sueño es un hábito que ha de adquirirse. Se necesita una rutina y unas pautas para lograr establecer un patrón de descanso adecuado.
Es aquí donde incide la higiene del sueño. Los niños están aprendiendo a dormir (a hacerlo de una forma sana y adecuada) y existen ciertos factores que pueden facilitar ese aprendizaje:
- Acostarse y levantarse a la misma hora cada día. Esto ayuda al organismo a sincronizar el patrón sueño-vigilia.
- Evitar alimentos y actividades estimulantes en las últimas horas del día.
- Seguir una rutina antes de acostarse prepara al pequeño mentalmente para el momento de dormir. La misma ha de incluir una serie de pasos que se repitan cada día, como lavarse los dientes, preparar la ropa del día siguiente, meterse en la cama y leer un cuento.
- Establecer un ambiente adecuado en el dormitorio, libre de ruidos, con una luz tenue y una temperatura agradable.
Es posible que detrás del insomnio se encuentre alguna otra condición en el pequeño, como el miedo a la oscuridad. Este temor es adaptativo y propio de ciertas etapas del desarrollo. No obstante, si la interferencia en la vida del niño es elevada, se recomienda acudir a terapia y seguir un protocolo de desensibilización.
Dificultades de mantenimiento del sueño
Durante el periodo de sueño, los niños pueden experimentar varios trastornos que afectan a la calidad de su descanso. Algunos de los más frecuentes y conocidos son los terrores nocturnos, el sonambulismo y las pesadillas. Mientras los dos últimos trastornos pertenecen a las fases 3 y 4 o sueño profundo, las pesadillas se producen durante el sueño REM.
Todas estas condiciones son comunes en la infancia y suelen irse desvaneciendo con el crecimiento. Tanto en el sonambulismo como en los terrores nocturnos, el niño no reacciona a estímulos externos y no recuerda lo ocurrido. Por tanto, lo más adecuado será devolver al niño a la cama y permanecer a su lado hasta que termine el episodio, velando para que no se haga daño. Terminará tal y como empezó y a la mañana siguiente el pequeño no se acordará.
Por el contrario, tras una pesadilla, el niño se encuentra alerta y, si es muy pequeño, puede que incluso crea que el sueño ha ocurrido en realidad. Por ello, lo principal será tranquilizar al niño, consolarlo y permanecer a su lado hasta que logre dormir de nuevo.
Una correcta higiene del sueño puede ayudar a prevenir, en gran medida, estos episodios. Evitar que el niño experimente estrés u observe escenas desagradables también es de gran importancia para evitar su aparición.
El sueño infantil y las dificultades al despertar
Es evidente que padecer insomnio o episodios de cualquier tipo durante el sueño hará que este no resulte totalmente reparador. El niño puede experimentar somnolencia diurna e irritabilidad por la falta de descanso. No obstante, si de forma recurrente el niño sufre dificultades para despertar, puede que padezca síndrome de la fase del sueño retrasada. De ser así, habría que seguir las pautas específicas para este trastorno.
En suma, el sueño es un hábito que los niños están adquiriendo. Es común que aparezcan ciertas dificultades evolutivas, asociadas con la edad del pequeño. Para paliar los efectos de todas ellas, es recomendable procurar que el niño mantenga una vida activa físicamente, relajada mentalmente y con una cuidada higiene del sueño. Sin embargo, si el problema persiste o resulta excesivo, es preferible recurrir a la ayuda de un profesional.
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