Quiero enseñarte todo con dulzura para que lo recuerdes con amor

El amor y el cariño son pilares fundamentales de la crianza. En este artículo descubrirás algunas reflexiones sobre cómo educar a tus hijos de la forma más amena posible.
Quiero enseñarte todo con dulzura para que lo recuerdes con amor
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 15 julio, 2021

¿Qué es lo que puedo hacer, como buena madre, para que recuerdes mis enseñanzas y lecciones con amor? Pues sin duda alguna, he llegado a la más sana conclusión para tu desarrollo pleno y feliz. Quiero enseñarte con dulzura, con paciencia y dedicación.

No deseo que me temas, ni que te conviertas en un obediente acatador compulsivo. No quiero que te alejes ni que sufras, ni mucho menos, herirte física o emocionalmente. Por esto mismo me propuse ser una madre que no tenga miedo a las críticas del entorno.

Desafiaré los consejos de antaño y osaré a poner mis propias reglas en este juego que implica tu crianza. Soy yo la encargada de marcar el rumbo de tu infancia, y de tu vida. Por eso mismo, quiero hacerlo bien, sueño con ser la mejor madre que hayas podido tener.

Sé que no soy perfecta, pero sí deseo poner todo mi empeño para que crezcas de la mejor manera. Que te sientas orgulloso y agradecido por la madre que tuviste. Que recuerdes tu infancia como una dulce y tierna etapa en la que aprendiste en un soñado entorno.

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Es así, mi sol, como pretendo enseñarte con dulzura, para que lo recuerdes con amor y cariño. Dame tu mano y emprendamos juntos este camino. Nuestra propia aventura, nuestra historia familiar. Llena de momentos buenos y gratos, como así también aquellos malos en los que prevalecieron los detalles nobles.

Cómo enseñarte con dulzura

Enseñarte con dulzura implica ponerme a merced de mi paciencia y mi templanza. Dedicarte tiempo de calidad y priorizar sobre todas las cosas el diálogo franco y sincero. Comunicarnos suavemente, estableciendo siempre un contacto visual.

Ser una madre a tiempo completo es uno de los trabajos mejor pagados, ya que el salario es puro amor

-Mildred B. Vermont-

Es que se trata también de aprender a entender lo que callan tus palabras. Respetar tus silencios, interpretar tus miradas. Disfrutar y permanecer siempre activas tus sonrisas. Regalarte nanas y cuentos infantiles que te dejen un legado emocional.

Explicarte el valor que tienes, reforzar tu percepción sobre aquellas capacidades que te convierten en un ser único. Animarte a hacer aquello que tanto deseas, velar por tus sueños. Alimentar cada día la ilusión y la esperanza, así como el amor por la vida que puede no ser ideal, pero sí sobradamente bella.

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Te explicaré cuantas veces hagan falta los motivos por los cuales prohíbo algunas cosas. Te daré mil motivos para intentar aquello que va sembrando el futuro que cosecharás. Ganaré merecidamente tu confianza y la cuidaré como el tesoro más preciado.

Me apegaré a la templanza de la calma cada vez que el alma pida gritar. Aprenderé a pedir perdón cuantas veces haga falta para que aprendas también de mis errores. Te abrazaré y besaré cuando tu ser se sienta devastado. Me cansaré de festejar y destacar aquello que traiga alegría y satisfacción a tu corazón.

Enseñarte con dulzura, romper con lo que me enseñaron

Enseñarte con dulzura para que recuerdes con amor será mi lema como madre. Puede parecer una misión sencilla. No obstante, es más compleja de lo que crees, hijo mío. Pues implica romper con los conceptos que se reciben de generaciones pasadas.

Implica desoír y herir a las personas que alguna vez nos criaron, educaron y formaron. Desde luego, uno -reconociendo errores y aciertos- valora la inmensa labor maternal de quienes nos precedieron. Sin embargo, prefiero emprender un camino distinto.

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Desde hoy y para siempre elijo emprender desde el amor, y no desde el miedo. Cambiar el grito por la perfecta combinación palabra mirada. Dejar atrás aquellas palabras crueles e hirientes, por un mundo de posibilidades para demostrarte tus errores, y que efectivamente aprendas de ellos.

Es que estoy escogiendo hijo enseñarte con dulzura, amor, afecto y cariño. Dejo así de lado las reprimendas y castigos físicos de toda índole. Si lo que busco es que simplemente puedas recordar desde el amor, justamente parada desde allí tendré que impartir mis lecciones. El amor nos sana, el amor construye.


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