6 mitos sobre la aparición de los primeros dientes

Los mitos sobre la aparición de los primeros dientes se suelen escuchar con frecuencia, pero puede que lo que dicen no sea tan real. Sigue leyendo y entérate más.
6 mitos sobre la aparición de los primeros dientes
Vanesa Evangelina Buffa

Escrito y verificado por la odontóloga Vanesa Evangelina Buffa.

Última actualización: 15 diciembre, 2022

Existen muchas creencias populares que tratan de explicar algunos sucesos del crecimiento de los más pequeños. Así es que hay diferentes mitos sobre la aparición de los primeros dientes, pero ¿qué tan cierto es lo que dicen? En este artículo, enumeramos los dichos más comunes respecto a la aparición de los dientes de los bebés. Además, te aclaramos si es verdad lo que postulan.

1. Cuando el bebé babea mucho es porque le están por salir los dientes

Es común escuchar esta frase que relaciona el babeo excesivo de los pequeños con la pronta salida de las piezas dentarias. Sin embargo, lo cierto es que no hay una asociación real entre la salivación y la aparición de los dientes.

Las glándulas salivales de los bebés se activan alrededor de los 2 o 3 meses de vida. A esta edad, los pequeños aún no saben tragar tanta cantidad del fluido y es por eso que se derrama hacia afuera. En cambio, las piezas dentarias suelen erupcionar recién después de los 4 o 6 meses. Así, la secreción excesiva de saliva sucede de manera independiente a la salida de los dientes.

Puede pasar que, en algunos bebés, el babeo coincida con una aparición adelantada de los elementos dentarios, pero esto no es lo más común. Ten en claro que los niños pueden babear durante muchos meses antes de que aparezca el primer elemento dentario.

2. La erupción dentaria provoca fiebre

Creer que la salida de las piezas dentarias provoca fiebre es otro de los mitos sobre la aparición de los primeros dientes. Por eso, confiar en esta creencia puede resultar peligroso, pues puede llevar a que los padres se relajen y no busquen la causa real del aumento de la temperatura en el niño.

En algunos casos, los pequeños pueden tener febrícula, que es un incremento de temperatura que no supera los 37,5 °C. Pero una fiebre superior a estos valores se debe a algún otro proceso, por lo que consultar al pediatra es necesario.

Que la erupción de los dientes provoca fiebre es uno de los mitos principales. Sin embargo, es clave concurrir al pediatra para determinar la verdadera causa del aumento de temperatura en el bebé.

3. La aparición de los dientes produce problemas digestivos y diarrea

Este es uno de los mitos sobre la aparición de los primeros dientes con el que hay que ser precavido. Hay que tener en cuenta que este proceso no es causante de diarreas, resfriados, sarpullidos ni otros problemas digestivos.

Es común que los bebés se lleven objetos a la boca, que algún germen se introduzca de manera accidental y que ocasione problemas digestivos. La capacidad para tragar más saliva y la incorporación de nuevos alimentos, también pueden ser los responsables de las diarreas. Por su parte, los sarpullidos y la irritación en la zona del pañal pueden deberse a las deposiciones frecuentes o muy líquidas.

4. Se lleva todo a la boca porque le están por salir los dientes

Lo cierto es que los bebés se llevan todo a la boca porque es su manera de explorar el mundo, así estén por salir los dientes o no. En la cavidad bucal hay muchas terminaciones nerviosas por las que perciben información sobre el tamaño, la forma, las texturas y la consistencia de las cosas. Así, los pequeños comienzan a descubrir y a conocer todo lo que los rodea.

Sí es cierto que en el momento de la erupción de las piezas dentarias los pequeños pueden llevarse cosas a la boca para calmar las molestias propias del proceso eruptivo. Esto se debe a que los objetos firmes, duros y fríos alivian la inflamación y la sensibilidad de las encías.

5. Si los dientes tardan en salir es porque hay algún problema

Afirmar que hay un problema que causa el retraso de la erupción dentaria es un error, pues cada niño tiene un tiempo propio para su proceso eruptivo. En este sentido, se considera normal el comienzo entre los 4 y los 8 meses, así como la finalización del mismo entre los 20 y 30 meses.

Por eso, si pasa el tiempo estimado y no aparecen las piezas dentarias, no hay que suponer que el niño tiene un problema de desarrollo, de falta de calcio o un retraso de crecimiento. Solo hay que esperar, pues la erupción es variable. Si cerca del primer año sigue sin aparecer ningún diente, se puede consultar al pediatra para determinar si hay algún problema que pueda causar el retraso.

Las piezas temporarias cumplen funciones muy valiosas en la boca del niño. Por eso, practicar hábitos de higiene oral, incluso desde antes de que aparezcan, es fundamental para evitar problemas a futuro.

6. Las primeras piezas dentarias no se enferman, por lo que no hace falta higienizarlas

Este es otro de los mitos sobre la aparición de los primeros dientes que pueden poner en riesgo la salud del niño. Relajarse con el cuidado de la boca supone un peligro para el pequeño. Todas las piezas dentarias son susceptibles de sufrir caries. Incluso, se pueden presentar bajo la forma del síndrome del biberón o de la caries de la primera infancia, una modalidad agresiva y de avance rápido.

Desde el momento en que erupciona el primer diente se debe comenzar a cepillar. Además, se deben evitar prácticas perjudiciales como probar la comida del niño, acostarlo con el biberón en la boca, darle bebidas azucaradas y mojar los chupetes y tetinas en miel o dulces.

Acompañar el proceso sin creer en los mitos sobre la aparición de los primeros dientes

Ahora, ya sabes que se dice mucho respecto del proceso de erupción dentaria, pero no todo es tan cierto. Incluso confiar en estas creencias puede poner en riesgo a tu pequeño. Es verdad que el proceso para muchos niños es molesto, ya que las encías se inflaman y están sensibles. Por eso, el pequeño puede mostrarse irritable, nervioso, enojado e incluso no poder dormir bien.

Acompañar al niño en esta etapa con mucho afecto y paciencia es primordial. Ofrecerle alimentos frescos o con texturas duras que alivien sus encías es buena idea. Los mordillos refrigerados o con distintas consistencias también pueden ayudar. Incluso, los masajes en las encías y el momento de la higiene bucal calman las sensaciones molestas.

Asimismo, llevar al niño al odontopediatra antes de que cumpla el primer año es lo más aconsejable. Aunque no haya ningún problema aparente, el profesional podrá evaluar el estado de la boca y aconsejar a los padres sobre los cuidados necesarios. Tu cercanía y un acompañamiento responsable ayudarán al pequeño a vivenciarlo de la mejor manera.


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