El método Design Thinking en educación

En el ámbito educativo, conviven muchos métodos que buscan mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje y la educación en general, y el método Design Thinking es uno de ellos. Veamos en este artículo en qué consiste y cuáles son sus particularidades.
El método Design Thinking en educación
María Matilde

Escrito y verificado por la pedagoga María Matilde.

Última actualización: 10 julio, 2020

El método Design Thinking (traducido en ocasiones como ‘pensamiento de diseño’) deviene del ámbito empresarial y del marketing. Consiste en una forma de pensamiento e innovación para trabajar en torno a productos y servicios que satisfagan las necesidades de clientes. Sin embargo, tiene determinadas características que pueden ser aplicadas en ámbitos escolares como una forma de diseñar soluciones para problemas y necesidades educativas.

¿En qué consiste el método Design Thinking?

El Design Thinking se constituye en una forma de trabajo en equipo para resolver problemas y aportar soluciones innovadoras. Según uno de sus creadores, Tim Brown, es un método que se centra en la persona y se concentra en el proceso de diseño más que en el producto final.

El método consiste en cinco fases que constituyen todo un proceso. Estas son:

  • Empatizar: se trata de ponerse en la piel del los usuarios y aprender de ellos.
  • Definir: sobre las necesidades y percepciones de los usuarios; se trata de establecer un punto de partida.
    Niño con una bombilla en la cabeza aprendiendo mediante el método Desing Thinking.
  • Idear: consiste en imaginar distintas y posibles soluciones creativas.
  • Prototipar: momento de dar forma y representar las ideas más convenientes que serán puestas en práctica. .
  • Evaluar: la evaluación nos indicará a qué fase del proceso debemos regresar para mejorar o cambiar aspectos. Siempre sobre la base del feedback con los usuarios sabremos si el diseño de todas las fases y la posterior puesta en acción han permitido satisfacer sus necesidades.

¿Cómo funciona el método Design Thinking en educación?

Trasladado al ámbito educativo, el método se erige en una innovadora herramienta que tiene como finalidad mejorar los centros educativos y las relaciones y procesos que dentro de él se establecen, aportando soluciones sencillas a los problemas que surjan, sobre la base de la colaboración, la observación, la experimentación y una continua evaluación.

Así, el método Thinking en educación puede utilizarse para resolver problemas relacionados con el clima y la convivencia escolar, con la organización de espacios educativos, como la biblioteca o la sala de informática. Sirve también para dar solución a necesidades concretas de aprendizaje, de un grupo o de un alumno en particular. Incluso, se trata de una forma de trabajo que permite diseñar el mejor camino para llevar adelante cualquier tipo de proyecto educativo.

Se trata de un método que permite que todos los actores educativos puedan participar y aportar soluciones consensuadas a las necesidades educativas cotidianas. La colaboración tanto de los profesores como de los alumnos y de los padres es fundamental para mejorar las prácticas y el clima escolar.

Aplicación del método Design Thinking en centros escolares

Como hemos dicho, el método Thinking ayuda a encontrar respuestas creativas e innovadoras a problemas educativos. Teniendo en cuenta las fases que este método plantea, los pasos a seguir deberían ser:

Empatizar con los actores educativos

Tal y como lo indica la primera fase del método, debemos, en primer lugar, empatizar con los usuarios. Tanto si se trata de los alumnos, los profesores o padres, debemos conocer cuáles son sus necesidades, problemas y deseos. Debemos ponernos en su piel, comprenderlos y analizar su situación y contexto. En esta fase es importante la escucha, la observación y el registro de datos e información.

Diseñar un camino

La segunda etapa según el método indica que establezcamos una hoja de ruta sobre la información obtenida en la fase anterior. Se trata en este punto de poder ir definiendo y diseñando un foco de acción. Con lo cual, organizaremos esa información para que evidencie aquellos aspectos, necesidades o problemas más relevantes o más urgentes.

Posteriormente, nos preguntaremos sobre las posibles causas de los problemas y sobre las opciones que tenemos para poder solucionarlos o mejorarlos.

Pensar.

Imaginar ideas

En esta tercera instancia llega el momento de empezar a idear soluciones. Se trata de una etapa creativa en la que deben participar todos los actores educativos comprometidos. Para lo cual, existen técnicas, como la lluvia de ideas o brainstorming, que sirven para generar y organizar todas las ideas que puedan ir surgiendo. Es importante que esta etapa se conciba como un momento distendido y divertido que permita que surjan ideas innovadoras.

Plasmar ideas

En una cuarta etapa toca hacer tangibles las ideas pensadas en la etapa anterior. Aquellas ideas más coherentes y aceptadas por todos deben tomar forma, es decir, debemos concretar cómo ellas serán llevadas a la práctica. Para lo cual, es necesario organizar aspectos como el tiempo, el espacio y los recursos humanos, materiales y económicos con los que contamos para poner en marcha las ideas.

Validar y evaluar

Finalmente, en la quinta y última etapa deberemos validar el camino recorrido en las todas las etapas previas. Es decir, vamos a explicar y compartir las decisiones tomadas y, sobre el feedback que obtengamos de los usuarios, terminaremos de concretar las acciones que emprenderemos.

Además, esta etapa hace referencia a la evaluación de todo el proceso de implementación. Lo cual implica poder corroborar junto con los mismos usuarios que hemos sido capaces de encontrar soluciones eficientes e innovadoras a sus necesidades, deseos e inquietudes.


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