Medidas para disminuir el riesgo de muerte súbita en los bebés
Hay algunas estrategias que pueden ayudar a prevenir el síndrome de la muerte súbita del lactante, entre estas figuran darle pecho al bebé, dejarle usar el chupete o chupón, que la temperatura de la habitación del niño sea fresca, vacunar a tu hijo, acostar al niño boca arriba y compartir la habitación con el bebé.
Uno de los hechos más desesperantes que le puede suceder a cualquier madre o padre es perder a su hijo por el síndrome de la muerte súbita del lactante (SMSL); el niño, cuya salud saltaba a la vista, es encontrado muerto en su cuna.
Este diagnóstico es utilizado cuando un niño menor de un año muere repentinamente y no se puede determinar una causa exacta de su muerte, aun después de realizar una investigación médica y legal exhaustiva, incluyendo una autopsia.
Las estadísticas expuestas en el Libro Blanco de la Muerte Súbita, difundido por la Asociación Española de Pediatría, refieren que en España cada año mueren alrededor de 900 lactantes por el SMSL.
Este síndrome también es la causa principal de muerte de bebés de entre 1 mes y 1 año de edad en los EE.UU. Aproximadamente 2.300 bebés mueren por SMLS en los EE.UU. cada año.
La muerte súbita afecta con más frecuencia a bebés que tienen entre 1 y 4 meses de edad, y en el 90% de los casos a bebés de menos de 6 meses.
Por qué ocurre
La mayoría de los expertos cree que cuando un bebé tiene una vulnerabilidad subyacente (por ejemplo, un funcionamiento anormal o inmaduro del corazón o de su aparato respiratorio) , está expuesto a ciertos factores de riesgo (como dormir boca abajo o con ropa de cama blanda o acolchada) durante un periodo crucial de su desarrollo.
Pero la verdad es que aún no encuentran fundamento científico para explicar por qué los niños mueren de súbito. Lo que sí es cierto es que no se trata de hechos aislados o poco frecuentes, por lo que un grupo de pediatras ha ideado algunas estrategias para evitar que este síndrome afecte a sus hijos.
Una de ellas es colocar al bebé a dormir en decúbito supino, eso quiere decir que el niño debe estar boca arriba.
Esto contradice lo que siempre nos han dicho nuestras madres y abuelas quienes nos recomendaban colocar al niño a dormir boca abajo o de lado para evitar que se ahogara con el líquido de un vómito; y aunque algunos pediatras lo siguen aconsejando la ciencia dice lo contrario.
En el año 2000 la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP por sus siglas en inglés) revisó sus anteriores recomendaciones para reducir el riesgo de muerte de cuna: las investigaciones recientes han demostrado que la posición más segura para poner a dormir a un bebé es boca arriba.
Cuando un bebé duerme boca abajo tiene más probabilidades de recalentarse, de tener pausas en la respiración, y de volver a respirar el aire que recién ha exhalado, que carece de oxígeno.
“Un grupo de investigadores encontró que los bebés que habían fallecido por muerte súbita tenían niveles de serotonina en el tallo encefálico, más bajos de lo normal. La serotonina regula la respiración, el ritmo cardiaco y la presión sanguínea mientras dormimos. Los expertos continúan estudiando el cerebro, el sistema nervioso autónomo y la genética, en busca de respuestas”.
–Journal of the American Medical Association–
Los consejos de la AAP :
- Posición supina para dormir (sobre la espalda).
- Uso de una superficie (colchón) dura.
- Incrementar o favorecer la lactancia materna.
- Compartir la habitación con el lactante, pero no la cama.
- Vacunar al bebé.
Otras recomendaciones
Al considerar el uso del “chupete”, se muestra a favor de su uso como factor protector frente al SMSI.
También precisa la necesidad de evitar protectores blandos en la cuna, almohadas o mantas con riesgo de ahogo, además de mantener una temperatura adecuada, evitando el calor excesivo en la habitación.
Evitar la exposición al tabaco, en todas sus formas: activo, evitando o desaconsejando que la gestante fume, y pasivo, que se fume en su ambiente.
Del mismo modo desaconseja el consumo de alcohol y/o cualquier otro tipo de droga por parte de ambos padres.
Una de las recomendaciones de los pediatras es compartir el cuarto con el bebé para que este tenga más atención, pero no aconsejan compartir la cama, aunque este último punto es discutido.
Hay culturas y expertos que están a favor del colecho, que consiste en que el niño duerma con un adulto, generalmente en la cama y con la madre, con frecuencia y bastantes horas.
El colecho, una práctica ancestral muy extendida en los humanos, ha dejado de practicarse en los países de Occidente desde los últimos 200 años, argumentando, sin pruebas, que una separación precoz de la madre favorecería una mayor autonomía del niño.
Esta costumbre está muy arraigada en Japón, Hong- Kong, inmigrantes de Bangladesh en Londres, en cuyas culturas el SMSL tiene muy escasa incidencia.
Algunos estudios afirman que compartir la cama mejora la estabilidad respiratoria, la oxigenación, la termorregulación o el aumento de temperatura del bebé y provoca despertares sincronizados con la madre.
Además aumenta la independencia y mejora el desarrollo psicológico de los niños y no da ninguno de los pretendidos problemas conductuales o de personalidad.