
Vamos a leer frases de Jean Piaget, uno de los psicólogos más importantes de la historia en cuanto al desarrollo del niño se refiere. Curiosamente, fueron sus hijos los que, sin querer, hicieron de ‘conejillos de indias’ para las investigaciones…
La ansiedad infantil es mucho más común de lo que a veces se piensa. Las causas pueden ser múltiples, por eso saber detectarla a tiempo y emplear las medidas adecuadas para combatirla evitará a los niños muchos sufrimientos.
La creencia común es que los niños son siempre felices, ya que “no tienen nada de qué preocuparse”. Esto no es cierto. Algunas estadísticas revelan que hasta el 20% de los niños podría estar sufriendo de algún tipo de ansiedad infantil.
La ansiedad puede ser de distintos tipos u obedecer a distintas causas. Conocerlas puede ser de utilidad para los adultos. Las personas que rodean al niño son fundamentales para proporcionarle herramientas que lo ayuden a canalizar sus emociones.
Las causas de la ansiedad infantil dependen de la edad del niño. Sin embargo, se pueden identificar distintos motivos comunes que se presentan antes de la adolescencia:
Los padres o cuidadores tienen la responsabilidad de identificar lo que esté pudiendo ocasionar la ansiedad infantil y tratar de buscarle una solución.
Es común que, si un niño tiene ansiedad, los padres sientan a su vez ansiedad por ello. Parece un trabalenguas, pero explica bastante bien como algunos padres suelen sentir culpa por los malestares de sus hijos.
La culpa no ayuda, no sirve de mucho, y por eso lo mejor es dejarla de lado. Un padre que actúa a partir de la culpa puede tomar malas decisiones. En este punto es bueno diferenciar entre responsabilidad y culpabilidad y comenzar a tomar las medidas necesarias.
Puede parecer un consejo evidente, sin embargo, no todos los padres lo llevan a cabo. Es necesario dejar que el niño se desahogue y escuchar con atención lo que está sintiendo.
En este punto, es importante no obligar al niño a hablar, pues esto puede tener el efecto contrario a lo que se desea conseguir. Para fomentar el diálogo, no se deben dar sermones o largas charlas que traten de explicar lo que se debe hacer o no. Es importante establecer un vínculo de confianza en el que el niño sienta que puede expresarse.
«Las personas que rodean al niño son fundamentales para proporcionarle herramientas que lo ayuden a canalizar sus emociones»
Los niños aprenden a lidiar con sus emociones y a enfrentar los problemas de la manera como lo hacen los padres. Estos deben actuar como modelos: actuar en situaciones de estrés como quisieran que sus hijos aprendieran a hacerlo.
El consumo excesivo de azúcar puede alterar la conducta de los niños. Los niños naturalmente tienen mucha energía. Si se les da más azúcar de la que su cuerpo puede procesar, estarán alterados.
Además, probablemente no se le proporcionen al niño espacios para quemar toda esa energía.
Los padres deben saber que sus hijos no son perfectos. Y, lo más importante, hacerles saber que los aman a pesar de los errores que cometen.
Las exigencias desmesuradas pueden generar mucho estrés en el niño. Uno de los casos típicos son las calificaciones y las notas en clase. También puede pasar con el deporte. Los niños que sienten que tienen que ser perfectos o los mejores pueden sentirse ansiosos.
¿Cómo dar recursos a los niños para afrontar situaciones estresantes o que produzcan ansiedad? Para que una persona se enfrente a distintas situaciones, debe sentir que puede hacerlo. Esto está estrechamente relacionado con la autoestima.
Para que un niño esté seguro de sí mismo debe percibir que el amor de sus padres es incondicional. El cariño no puede estar sujeto a cómo se comporta o a los logros que alcance.
Esto incluye demostrar afecto en todo momento, pasar tiempo juntos y hacerle saber que es valorado. Es decir, escuchar y dar apoyo siempre.