Lesiones fantasma en los niños: lo que debes saber
La actividad deportiva competitiva en la infancia tiene sus costos. Algunos niños son incapaces de manejar la presión y ponen de manifiesto dolores corporales o dificultades para movilizarse, entre otros padecimientos físicos. Pero al examen clínico, no es posible constatar la presencia de ninguna lesión real. Este grupo de patologías se conocen como lesiones fantasmas en niños.
Resulta fundamental fomentar la actividad física desde la niñez, pero es necesario procurar que el deporte se realice de manera recreativa, sin exigencias que provoquen emociones negativas. De esta manera, se evita el sufrimiento físico y mental de los pequeños.
¿Qué es el dolor fantasma?
Es frecuente escuchar sobre el miembro fantasma luego de una amputación, pero esta condición es algo totalmente distinto.
Los pequeños que cursan con una lesión fantasma son niños que sufren un dolor real, tal como si tuviesen una lesión traumatológica en alguna parte de su cuerpo. De este modo, el dolor fantasma es una sensación física y emocional desagradable que se origina a nivel cerebral.
Suele tratarse de una condición bastante crónica y afectar al niño de forma continua (todos los días) o intermitente (con alivios momentáneos). Y como todo padecimiento que se prolonga en el tiempo, condiciona la esfera física, social y emocional del infante.
La localización más frecuente del dolor fantasma es en las extremidades y es común que se asocien otros síntomas que no tienen relación directa con la supuesta lesión.
Tratamiento de las lesiones fantasma en niños
En primer lugar, se realiza un interrogatorio minucioso y un examen físico completo, a fin de categorizar el dolor. A menudo se indican algunos estudios complementarios para descartar lesiones de causa orgánica, es decir, enfermedades físicas.
Cuando se descartan otras causas posibles del dolor, la sospecha de esta condición se hace más sólida. Ante esto, es importante asesorar al niño y a su familia sobre las medidas terapéuticas necesarias para aliviar su malestar.
El tratamiento de las lesiones fantasma en los niños requiere de un trabajo multidisciplinario, que involucra al médico, al psicólogo y a los familiares.
En cuanto al manejo del dolor, no existen medicamentos específicos y es conveniente no hacer un uso inadecuado de los analgésicos de venta libre.
Es muy importante ofrecerle al pequeño un correcto abordaje psicológico, ya que las lesiones fantasma se relacionan directamente con la propia exigencia en la actividad deportiva.
A través de la lesión fantasma, el niño consigue lo que necesita de manera inconsciente: logra una oportunidad para descansar o suspender la actividad deportiva que le genera gran estrés emocional. Muchas veces, esta emoción surge por miedo a fallar en la competencia.
Finalmente, los padres deben reflexionar acerca de las presiones que ejercen sobre su hijo y cómo estas afectan a su bienestar.
Cómo prevenir las lesiones fantasma en lo niños
Una forma de prevenir esta afección en los niños es disminuir las exigencias competitivas, además de incentivar al deporte como actividad saludable, la cual le ofrece una oportunidad de divertirse y de desarrollarse.
Este tipo de lesiones suele darse con mayor frecuencia en deportes como el béisbol (en Estados Unidos) o el fútbol (en España). Es decir, que ocurre en aquellas disciplinas más populares de cada región.
Las expectativas desmedidas de los padres sobre el desempeño del niño pueden ser perjudiciales para su salud y su bienestar.
Algunas veces, estas exigencias vienen de parte de los entrenadores, quienes buscan un mejor rendimiento deportivo. Pero al someterlos a tal nivel de competitividad pueden obtener el resultado contrario.
El deporte como hábito saludable
La actividad deportiva infantil siempre debe ser acompañada por los adultos, de una forma comprensiva, positiva y consensuada con el pequeño. Siempre se debe escuchar y respetar el deseo del menor, ya que cuenta con la autonomía suficiente como para tomar decisiones relacionadas a su disciplina.
Es lógico que el niño sienta el deseo de ganar, así como los que lo rodean. Sin embargo, el adulto debe transmitirle al niño la importancia de participar más allá de los resultados.
El ambiente en los deportes de competencia no suele ser fácil, pero los padres deben ofrecerle la contención necesaria al menor. Es importante ser flexibles y poner atención a sus necesidades en cada momento.
La actividad física mejora el desarrollo motor, previene el sedentarismo, disminuye tensiones y mejora el descanso nocturno del niño. Además, influye positivamente sobre la conciencia corporal y evita problemas relacionados con la mala postura.
Realizado en entornos saludables, el deporte mejora las habilidades sociales de los niños. Les ayuda a respetar al otro, a mejorar su autoconfianza, a disminuir la ansiedad y a trabajar el autocontrol.
Por todo esto, es importante sacar provecho del deporte en la infancia, sin generar presiones que puedan dañar física y emocionalmente a los niños.
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