Enseñar con emociones, una novedosa y esperanzadora tendencia
Las frías, rígidas, poco empáticas y nada comprensibles clases magistrales propias de la educación tradicional afortunadamente estarían llegando a su fin. Pues se impone una nueva tendencia denominada “Neurodidáctica”, la cual consiste en enseñar con emociones.
Estos avances se deben a los estudios realizados en 2010 por un grupo de investigadores del Massachusetts Institute of Technology sobre adolescentes a los cuales se les colocaba en sus muñecas sensores electrodérmicos a fin de medir su actividad eléctrica cerebral al cabo de una semana.
De este modo, los científicos se llevaron una inesperada sorpresa luego de observar el resultado de estas mediciones: la actividad mental del estudiante durante una clase convencional resultaba equiparable al momento de ver la televisión, es decir, era entre escasa y nula.
Asimismo, esta investigación demostró fehacientemente que el modelo pedagógico conservador basado en la figura del alumno pasivo que simplemente se limita a recibir información y contenidos no funciona y, por ende, ha quedado obsoleto y caduco. Pero, ¿qué otras conclusiones se obtuvieron aquí?
Enseñar con emociones, un hallazgo revelador
Directivos del Máster en Neurodidáctica de la Universidad Rey Juan Carlos se pronunciaron al respecto: “El cerebro necesita emocionarse para aprender“. Con ese lema como bandera, comenzaron a evaluarse mundialmente diferentes corrientes que plantean una transformación de este arcaico modelo educativo.
Entonces, en pos de enseñar con emociones aparece precisamente la Neurodidáctica, la cual trasciende la mera metodología para finalmente constituirse en un conjunto de conocimientos brindados desde el campo de la tan vigente neurociencia en relación a diversos procesos de aprendizaje.
Es así como evaluar solo los comportamientos o los resultados de los procesos escolares carece absolutamente de sentido en tanto que el foco comienza a estar puesto nada más ni nada menos que en la actividad cerebral de los menores mientras realizan sus actividades escolares, lo que verdaderamente cuenta.
Incluso según esta rama de investigación aquellos casos en donde se presentan ciertas dificultades en el aprendizaje, no necesariamente se relacionan con aquellos síndromes tan nombrados hoy en día -tales como dislexia, dislalia, TDAH, etc.-, sino más bien con la metodología escolar aplicada.
Se llegó a esta conclusión tras apreciar que el 50% del tiempo de las clases de primaria suelen basarse en transmitir información de forma verbal mientras que en secundaria ocupa el 60% del tiempo, ascendiendo en bachillerato al 80%.
Neurodidáctica, la ciencia de enseñar con emociones
A raíz de varios y variados estudios científicos realizados, estos especialistas concluyeron que para absorber conocimientos, el cerebro procesa la información desde el hemisferio derecho, es decir, aquel vinculado a la intuición, la creatividad y las imágenes.
Podemos afirmar entonces que la lengua no es la estrella en este modelo que, contrariamente, prioriza así la gesticulación (sea facial o corporal) y el contexto, con absoluta apoyatura en todo tipo de soportes visuales (material audiovisual, cuadros sinópticos, esquemas conceptuales, contenidos interactivos, etc.).
Lo importante de esta metodología además es la implicancia de la participación del estudiante durante el proceso de aprendizaje, así como también la puesta en valor del trabajo en grupo, puesto que el cerebro es considerado un órgano social destinado a conocer mediante la interacción con otros pares.
Por esto mismo, es factible presumir que se trata de un cambio e innovación radical con respecto a aquel método tradicional en que el protagonismo y los laureles pertenecían pura y exclusivamente a la memorización de los datos de cada asignatura, como así también a los exámenes escritos como modo de evaluación del alumnado.
Así, el orden de prioridad establecido entre los educadores que adscriben al modelo de la Neurodidáctica se presenta de la siguiente manera: motivación, atención y memoria, pero siempre intentando generar el vínculo emocional para con los pequeños.
Desarrollada esta esperanzadora tendencia que implica enseñar con emociones y efectuada su comparación respecto al tradicional modelo de las clases magistrales eminentemente verbales, queremos conocer tu opinión. ¿Crees que es más beneficioso y efectivo que el método anterior? ¿Preferías este tipo de educación para tu hijo?
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- Bisquerra, R. (2011). Educación emocional. Propuestas para educadores y familias. Bilbao: Desclée de Brower. http://otrasvoceseneducacion.org/wp-content/uploads/2019/04/Educación-Emocional.-Propuestas-para-educadores-y-familias-Rafael-Bisquerra-Alzina-2.pdf
- Goleman, D. (2010). La práctica de la inteligencia emocional. Editorial Kairós.
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