Comparar a unos niños con otros ¿Por qué evitarlo?
Los padres debemos evitar comparar a unos niños con otros si pretendemos criar niños felices, seguros de sí mismos y con la autoestima alta. La comparación se ha convertido en una tendencia de los adultos de la cual no están exentas ni aquellas criaturas de más corta edad.
Comparamos a nuestros hijos con sus propios hermanos, vecinos, primos, compañeros del colegio o amiguitos del parque, sin considerar que cada niño es único y especial. ¿Qué pretendemos conseguir los padres al comparar a unos niños con otros? ¿Cuáles son las consecuencias de este irracional cotejo?
Factores que llevan a los padres a comparar a unos niños con otros
Principalmente, mediante estas comparaciones se busca motivar a nuestro hijo fijando un modelo a seguir, por lo cual señalamos a esa persona que se convertirá en un patrón a imitar, a fin de que se comporte como él.
Apuntamos a ese amiguito o hermano destacado por poseer una determinada habilidad, conducta o cualidad que los adultos envidiamos, dado que la creemos admirable y beneficiosa para nuestro hijo.
De esta manera, no estamos haciendo otra cosa que exponer nuestro más profundo deseo de padres y, por qué no, alguna frustración que nos haya marcado. Así proyectamos nuestras expectativas respecto a cómo queremos que sean nuestros hijos.
No obstante, de esta forma no otorgamos espacio a las características y habilidades reales de nuestro niño, que pueden distar considerablemente de aquellas que intentamos que copie o imite de ese otro niño con quien lo comparamos. Entonces, ¿tiene algún beneficio comparar a unos niños con otros?
¿Qué ocurre con nuestros hijos cuando los comparamos?
Comparar a unos niños con otros puede ocasionar problemas de inseguridad, dado que cada niño tiene potencialidades diversas. Asimismo, si tu hijo se acostumbra a compararse con los demás, se sientan las bases para que luego se mida sistemáticamente con sus pares el resto de su vida. Transitará así un camino que destruirá su autoestima y lo hará profundamente infeliz.
- Creamos envidias entre niños. Los menores perciben esa comparación como una devoción y consecuente división del amor paternal en función de esas cualidades que se admiran de un hijo y no posee el otro. Esto despierta envidia y celos entre los pequeños, llegando incluso a generar desencuentros entre ellos.
- Instaura rivalidad con otros chicos. Mediante esta práctica dinamitamos la relación de nuestro hijo con ese niño a quien, tras ser ponderado durante la comparación, ven como un rival en tanto lo perciben como una persona más aceptada y admirada por sus padres.
- Estropeamos la autoestima de nuestro hijo. Una lectura que realiza el niño ante esta comparación es que no valoramos sus cualidades y habilidades, sino que apreciamos precisamente aquellas que él no posee. Esto hace que se sienta inseguro, inútil y menos querido, perjudicando su autoestima.
Evitar la comparación en pos de que el niño adquiera cualidades o conductas positivas
Debes poner énfasis en las aptitudes y no en los puntos débiles del niño. De este modo logramos una mejor orientación y podemos enseñarles a valerse por sí mismos. Para ello debes, antes que nada, asimilar a tu hijo como esa persona única y especial, con virtudes y defectos. Sólo así podrás tratarlo como tal, y éste será el punto de partida para aumentar la autoestima del niño.
De manera tal que reforzaremos las conductas y cualidades positivas y beneficiosas, como su ternura, simpatía, sentido del humor, inteligencia, perseverancia y dedicación. Sin embargo el modo de hacerlo es importante, ya que no lo haremos cuando la personalice otro compañero, hermano o allegado.
Por último, pero no menos importante, debemos hacerles saber a nuestros hijos que los aceptamos tal como son, con sus virtudes y defectos, tras sus aciertos y deslices, pero que estos aspectos negativos no influirán de modo alguno en el amor que sentimos por ellos.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Daganzo, R. R. G. P. C. Los celos infantiles. https://www.clinicadeldoctorherrero.es/app/download/5775815284/CELOS.pdf
- Miano Silva, C. L. (2020). Perfeccionismo infantil y competencias parentales percibidas en niños de 10 a 13 años de dos instituciones educativa privadas de Lima. http://repositorio.usmp.edu.pe/bitstream/handle/20.500.12727/6580/MIANO_SC.pdf?sequence=1&isAllowed=y
- Torres, L. H., Bonilla, R. E. B., & González, T. P. (2015). Psicología positiva e inteligencia emocional en educación. Dedica. revista de educação e humanidades, (8), 139-153. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6451094
- PLAZA, C., & RODRIGO, L. (2015). ESTRATEGIAS PARA POTENCIAR LAS HABILIDADES INNATAS EN NIÑOS Y NIÑAS DE LA ESCUELA DE EDUCACIÓN BÁSICA “JUAN EZEQUIEL VARGAS “DEL CANTÓN MILAGRO (Master's thesis). http://repositorio.unemi.edu.ec/handle/123456789/3290