5 cosas que tal vez no sepas sobre la lactancia materna
La lactancia materna es la forma de alimentación perfecta para los bebés. La leche materna no solo contiene todos los nutrientes que el bebé necesita, sino que aporta un equilibrio nutricional perfecto y también anticuerpos.
Además de ser la forma más natural de alimentar al bebé, la lactancia también ayuda a crear y reforzar el vínculo materno y aumentar la autoestima de la madre, lo cual es especialmente necesario para prevenir o superar una posible depresión postparto.
Pero esto seguro que ya lo sabes. Sin embargo, hay otra serie de aspectos sobre la lactancia materna no tan conocidos o sobre los que se han extendido muchos mitos que resultan también muy interesantes para reforzar la idea de que la lactancia materna es una excelente opción.
La lactancia materna puede reducir el riesgo de cáncer de mama
Estudios recientes han demostrado que las mujeres premenopáusicas que amamantaron a sus hijos tenían hasta un 50 por ciento menos de posiblidades de desarrollar cáncer de mama, en comparación con las mujeres que no amamantaron a sus hijos.
Esta investigación también apoyó una fuerte correlación entre la duración de la lactancia materna y la tasa de reducción del riesgo de cáncer, especialmente en mujeres que amamantaron más de un año.
Otras investigaciones han demostrado la existencia de una relación directa entre las mujeres que fueron amamantadas cuando eran bebés y un menor riesgo de cáncer de mama.
El tamaño de los senos y la cantidad de leche
En general, el tamaño de los pechos no tiene nada que ver con la lactancia y la capacidad de una madre para amamantar a su bebé. No hay ninguna evidencia que sugiera que las mujeres con pechos o pezones pequeños tengan más problemas para producir la leche. La leche se produce en las glándulas mamarias que están presentes en todos los pechos de las mujeres.
Además, la incapacidad para producir suficiente leche para alimentar a un hijo es bastante rara. Es poco común encontrar mujeres que no producen suficiente leche para evitar la suplementación con leche fórmula. Por lo general, esta deficiencia está relacionada con un traumatismo previo, la restricción calórica extrema, el hipertiroidismo u otros factores, como el estrés.
La lactancia materna puede ser difícil
Los bebés nacen con el instinto de succión, pero el sentido del olfato es que le ayuda a crear el vínculo con su madre. A través del olfato, el bebé es capaz de dirigirse al pecho de su madre para buscar su alimento. Y si la madre aparece el bebé puede identificarla aunque no la haya oído.
Que la lactancia materna sea algo natural no significa que sea fácil. Sin embargo, la lactancia tal vez sea difícil y, en un principio, quizá se presenten complicaciones. La lactancia puede llegar a ser dolorosa. Además, ninguna mamá se libra la posibilidad de que se desarrolle una mastitis en cualquier momento, la cual puede complicarse mucho más si no se atiende a tiempo.
Además, dar el pecho condiciona toda la vida de la madre y la obliga a organizarse en función de las necesidades de su bebé. Al principio, esto se basa sobre todo en condicionar las horas de sueño y descanso, pero a medida que pasa el tiempo, las mujeres se van dando cuenta de que seguir con la lactancia les exige mucho más sacrificio del que parecía.
Los pechos crecen y se vuelven más sensibles y receptivos
Cuando la leche sube, el volumen del pecho aumenta, así con la sensibilidad. De hecho, cualquier estímulo puede provocar un derramamiento de leche, tanto físico como sensorial (muchas mujeres pierden leche solo con oír llorar al bebé).
Sin embargo, la propia leche que se acumula en las mamas puede producir congestión y resultar muy doloroso. Por eso es importante darle el pecho a menudo al bebé o sacarse la leche para que no se acumule y evitar así las molestias y la posibilidad de desarrollar una mastitis.